The company men.


Ficha técnica:

Año: 2011 País: USA. Director John Wells. Guión: John Wells Fotografía: Roger Deakins Música: Aaron Zigman. Productora: The Weinstein Company.
Ficha artística: Reparto: Ben Affleck, Kevin Costner, Maria Bello, Tommy Lee Jones, Chris Cooper, Craig T. Nelson, Rosemarie DeWitt Web oficial.


The Company Men, opera prima de John Wells, nos muestra la otra cara de la moneda de Inside job: los damnificados de los delirios de grandeza de unos farsantes que han desarrollado una pesadilla que ha tomado vida para el común de los mortales: el paro y el desempleo. El ciudadano americano ha despertado de su plácido sueño en el que todo era posible, había igualdad de oportunidades y se podía llegar a presidente del país comenzando como simple vendedor de periódicos. Ahora se sienten fracasados a los 37 años y deben replantearse de nuevo su vida y realizar trabajos más sencillos, los que hay disponibles, como les sucede a Bobby Walker (Ben Affleck), Phil Woodward (Chris Cooper ) o Gene McClary (Tommy Lee Jones), que han sido despedidos de sus empleos, que hasta ese momento les han proporcionado buenos coches y bonitas casas. Norteamerica contempla sin prejuicios todas las caras del prisma de la crisis económica que ha golpeado a la economía globalizada. Deberíamos tomar ejemplo.
Esto era lo que escribía en mi post al presentar el avance. Esta tarde he asistido a la sala de proyecciones con mi amiga la economista, a la que 'odio profundamente' porque se niega a ayudarnos a interpretar ese lenguaje enmarañado de sus compañeros de profesión escribiendo en nuestros blogs (no le aceptaré que estoy equivocada). No obstante algo le voy sonsacando, como eso de los costes variables, ni más ni menos que los salarios y las materias primas, que si se reducen fluye el capital; otra gran sorpresa es el término externalidades, que significa que unos se dan la vida padre y otros pagamos la factura. Y como dice Phil Woodward lo peor de su desgracia es que, una vez acontecida, el mundo sigue igual: las persianas de los establecimientos se abren cada día, los autobuses llevan a los trabajadores a sus puestos.En este punto enlazamos con Duncan Jones y con él debíamos denunciar que es 'irrelevante' el sufrimiento de tantos miles de trabajadores, víctimas de fusiones empresariales, si aumenta la cuenta de resultados y se refleja en las cotizaciones en bolsa.

Los cineastas americanos van construyendo el puzzle poniendo cada uno su tesela, se llamen Jason Reitman, Charles Ferguson, Oiver Stone, Duncan Jones o John Wells. The company men pone el foco en el aspecto humano de los ejecutivos de las grandes compañías que han perdido su empleo a causa de la primera crisis global de la que han salido de rositas los culpables, aumentando incluso sus beneficios. Aborda la cuestión desde distintos puntos de vista: el del joven de 37 años que ha escalado, a pesar de haberse formado en una Universidad pública, lo que estos insensatos americanos republicanos consideran una formación de segundo orden. Creen que pagan su formación, pero no hay dinero en el mundo para poder comprar las horas de trabajo de tanto intelectual abnegado, que por supuesto no se las va a regalar; el segundo es Phil, un hombre formado en el 'trabajo directo', el de verdad, que ha ido ascendiendo y que a sus sesenta años no tiene ahorros suficientes para mantener a su familia, mal acostumbrada, ni posibilidad de acceder a un empleo; el último es Gene McClary, que posee multimillonarias acciones y la posibilidad de reemprender un negocio. Frente a ellos un pequeño empresario, que unas veces pierde y otras gana, pero que al final equlibra sus cuentas, algo normal en la era pre-avaricia.

La situación de estas personas es angustiosa, y como espectador te sientes más o menos reflejado según tu actitud vital (alguno ha abandonado la sala antes de terminar la proyección): escuelas privadas, universidades privadas, golf, casas y coches de lujo, cenas, tintorerías... A Phil su mujer le prohibe volver a casa antes de la hora en que terminaba su trabajo habitual, para que los vecinos no se enteren de su nueva situación. Pero la solución a este conflicto es aparentemente sencilla: hay que ir quitando pieles a la cebolla, abandonando las pesadas mochilas, como afirma el protagonista de Up in the air (Jason Raitman), Ryan Bongham, prescindir de todas esas necesidades impuestas por la sociedad insostenible del despilfarro y disfrutar de un almuerzo sencillo con compañeros parados, la mayor parte muy cualificados. Hay que volver a las empresas que producían cosas tangibles, cuyo tamaño se podía controlar y en las que el ser humano no era un coste variable (¡gracias Ángela!).

Hoy le tocaba el turno a los ejecutivos intermedios, a esos que sus padres habían educado pensando que todo estaba controlado, como supo ver el veterano Lumet en Antes que el diablo sepa que has muerto. Casey Affleck (hermano de Ben, protagonista del film) y Joaquim Phoenix nos dan otra perspectiva: los espectáculos-basura, actual opio del pueblo.

Las mujeres del film están estupendas, cada una en su papel. Incluso en este terreno Phil es el gran perdedor. Los programas de auto-ayuda, infantiles, cínicos e incluso sórdidos, con esas amables 'directoras', cuya capacitación se desconoce, que te tiran al Hades como el funcionario de La vida de Brian de los Monty Python que te pregunta amablemente si lo tuyo es la crucifixión, son ofensivos y humillantes para cualquier ser humano, sea o no ex-alto ejecutivo.

No podemos dejar de ver estos filmes que, aunque duros, nos dan una perspectiva muy diferente de los decadentes medios de comunicación. Como señala Carlos F.Heredero, director de Cahiers du Cinema, los cineastas no pueden estar al pie de la noticia, sus obras son más costosas de realizar, pero sus reflexiones más permanentes.

Film imprescindible.



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