El chico. Charles Chaplin. Breve comentario.



El cine de Charles Chaplin es el canto más poético que el hombre ha hecho jamás a la dignidad de los pobres; sus personajes son hombres a los que la sociedad les ha arrebatado lo indispensable para llevar una vida digna, ejerciendo sobre ellos todas las formas de violencia de que habla Galtung: estructural, cultural y directa, pero viven y se comportan como lo haría el más exquisito dandy.

El chico (The Kid, 1921) de Charlot, es un film emotivo, amable y conmovedor, en el que Charlot se encuentra sin comerlo ni beberlo con un niño abandonado por una madre soltera , Edna Parviance, cantante enamorada de un pintor, que luchan por abrirse camino. Tras varios intentos de deshacerse del pequeño, Charlot, el pobre de los pobres, se hace cargo de él y le forma en los principios de la economía liberal que se basa en romper los cristales del barrio con el objetivo de que su padre gane un poco de dinero reponiéndolos. Destruir para construir, la mejor lección de Harvard. Son memorables los 'elegantes' desayunos de 'padre' e 'hijo' en la miserable casa, en el que la manta se convierte en batín y los destrozados zapatos en zapatillas; no les falta de nada y les sobre cariño, educación y buenos modales.

Film mágico y demoledor, que plantea la cuestión universal de quién es el verdadero padre o madre, el de hecho o el biológico. Imagen intensísima, acompañada de una música aún no diegética pero si descriptiva, en la que el niño perdido y encontrado por la verdadera madre alarga sus bracitos hacia Charlot. Si bello es el film, del mismo tono son los cnmovedores escritos que ha promovido y promoverá, a pesar de ser una obra de cine mudo que carece de diálogos. No todo son loas y algunos lo consideran fallido en la parte onírica del paraiso, en la que el demonio está representado por el mismo actor que el padre biológico.





Jackie Coogan, El chico, convertido en El Tío Lucas de Los locos Adams.


La imagen del chico es de una plasticidad no igualada en la historia del cine. Film imprescindible, que todo el mundo debiera ver e incorporar en su imaginario. Grandes momentos dramáticos presiden la separación de esta pareja entrañable, por la misma sociedad que les ha privado de todo y que ahora, hipócritamente, no considera adecuado el medio en el que vive el niño. Imágenes que han presidido un rincón de nuestras habitaciones en un momento cualquiera de nuestras vidas, y hoy permanecen en el recuerdo.

Cuando el niño tiene cinco años, la madre, que se ha convertido en una actriz famosa, lo reclama. Pero que nadie se preocupe, hay happy end.



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