Tres Reyes. David O.Russell.




Ficha técnica:
Año: 1999.
País: EE.UU.
Duración: 114 minutos.
Título : (Three Kings) Tres reyes.
Dirección: David O. Russell.
Producción: Michael Hertzberg, Edward McDonnell, Charles Roven, Paul Junger Witt.
Guion: David O. Russell basado en una historia de John Ridley.
Música: Carter Burwell.
Distribución: Warner Brothers.

Ficha artística:

Reparto: George Clooney, Mark Wahlberg, Ice Cube, Spike Jonze, Cliff Curtis, Nora Dunn, Jamie Kennedy.

Norteamérica es una confederación de estados cuya carta magna concede las máximas garantías a la libertad de expresión sin imponer medidas restrictivas a priori, a diferencia del constitucionalismo europeo que establece mayores prevenciones, lo que explica la posibilidad de producir obras tan reflexivas o autocrísticas como Tres Reyes. El film de David O.Russell, en el que representa un papel protagonista un director actualmente de moda, Spike Jonze (Donde viven los monstruos) está realizado en 1999, antes de los atentados del 11 de septiembre que derribaron las torres más emblemáticas del capitalismo financiero neoyorkino, hecho que ha cambiado la percepción del riesgo, pero ha modificado poco la inercia de sus realizadores cinematográficos, como puede comprobarse en el nacimieno del subgénero bélico de la Guerra de Irak, iniciada en torno al idus de marzo de 2004.

El film se inicia una vez terminada la operación Tormenta del desierto, bajo el mandato de George Bush padre (1991), santificada por las Naciones Unidas, en la que se inicia la estrategia de destruir desde el cielo con la nueva caballería (cazas, helicópteros...) que denuncia Cameron en Avatar, y en la que los soldados norteamericanos creen que han lavado la mala imagen de Vietnam. Tras este preámbulo el film representa uno de los mejores análisis documentales de la condición humana. Cuatro soldados de diferente graduación, formación, raza y condición social deciden dar un golpe que mejore la calidad mediocre de su vida: robar el oro que Sadam Hussein había sustraido a los kuwaities. Los personajes están perfectamente diseñados e implican al espectador en la historia: Archie Gates (George Clooney) soldado profesional, un boina verde, endurecido en conflictos armados, bien adiestrado y decidido, con un toque de cinismo como corresponde al papel que representa ; Troy Barlow, sargento reservista de Detroit, noble e ingenuo, que lleva un pin con la fotografía de su hijo de un mes en el casco y que cree en la empresa que le han encomendado; Chief Elgin un soldado de color con firmes creencias religiosas y muy respetado por sus compañeros; por último Conrad Ving (Spike Jonze) un campesino sureño que no ha finalizado sus estudios, no comprende la situación política y está poseído por el deseo de entrar en acción.

El primer conflicto que surge entre ellos es racial y parte de la denominación de los iraquíes como 'cabeza de toalla', pero lo que no puede aceptar Chief es que el indocumentando sureño, más por ignorancia que por mala fe, los llame 'negratas del desierto'. El segundo roce se produce cuando el mismo Conrad, ansioso de entrar en acción, hecho que nunca se había producido, a pesar de estar en el teatro de operaciones, recibe una lección de Archie de los daños que produce una bala cuando se introduce en el cuerpo humano, con imágenes de resonancia magnética a todo color de una sepsis en primer plano de unas vísceras afectadas, que obligan al espectador a ver las consecuencias de un conflicto armado y le impulsan a la empatía con las víctimas.

Llegados a la aldea donde se encuentra el bunker custodiado por la guardia republicana de Sadam Hussein, que esconde el oro de Kuwait, los cuatro soldados se encuentran con los enfrentamientos étnicos y las revueltas provocadas por G.Bush, que ha pedido al pueblo iraquí que se alce contra el dictador y luego lo ha dejado abandonado a su suerte. Los combatientes se preguntan qué es lo más importante en la vida, el respeto, que somete a los hombres, el amor, sentimiento edulcorado, la religión o la necesidad; esto último es lo que mueve a los hombres a resistir, enrolados en ambos lados por mejorar las condiciones de vida de su familia. Pero según las convenciones internacionales el ejército invasor no puede intervenir en los conflictos internos, generados por la 'madre de todas las batallas'. La gran pregunta que se hace el director es que sociedad tan hipócrita permite que G.Bush acuda en ayuda de sus ricos amigos kuwaitíes y condene a penas de cárcel a los soldados que ayuden a salvar la vida a las pobres familias indefensas. Las imágenes de solidaridad entre los pueblos se suceden como un canto de esperanza para la humanidad.

La crítica a los sectores de opinión infantil y acrítica norteamericana es ácida y muy cínica. Las imágenes de los soldados norteamericanos repartiendo estampitas entre los vencidos, con dibujos en los que se expresa gráficamente la diferencia entre rendirse o no, dan vergüenza ajena. Pero también queda muy explicitada en palabras de un guardia republicano la imágene que los medios de comunicación transmiten por todo el orbe de los diferentes pueblos; EE.UU. no sale muy bien parado: Michael Jackson,el rey del pop, es la imagen , con su guante blanco y su cara mutilada, de un pueblo enfermo que obliga a un hombre a aclararse la piel y alisarse el pelo porque es incitado a odiarse, como el ciudadano medio americano odia a los árabes. Una buena provocación para la reflexión.

El oro de Sadam es entregado al ejército americano, a cambio d ayudar a evadirse a un grupo de irquíes rebeldes cuya vida corre peligro, más no todo...una parte irá destinada a rehacer las vidas de todos los que han intervenido en la operación, tanto árabes como norteamericanos, cuestión que sólo conoce el espectador. Otra parte irá indirectamente a enriquecer la industria cinematográfica, en forma de empresa consultora militar en Hollywood, dirigida por Archie con la ayuda de Chief; el cine nos cuenta uno de sus secretos: la asistencia técnica de estos asesores . Pero hay otra parte de EE.UU., especialmente la creativa, el cine, la literatura, la televisión, que se ha extendido hasta el último confín de la tierra; las imágenes del recibimiento de esos cuatro norteamericanos con radios que emiten música del momento y del grupo saludado como un dios, son impactantes, realidad que refleja Steven Spielberg en Munich, en el piso franco compartido por palestinos y judíos.

Los tres reyes, la experiencia, el ideal y la moral, acompañados de la inexperiencia y la ignorancia, que será la víctima de una realidad muy dura que evitan las imágenes de televisión, que emiten las fiestas de los soldados, vistas en un zulo en el que se está torturando a uno de ellos. Fin del triunfalismo. El director consigue su propósito de ofrecer calidad no sólo estilo, y ha sido recompensado por ello por la crítica.

En la presentación de la película los productores advierten de que la imagen se ha distorsionado y se han utilizado colores atípicos; toqués humanos y de humor nos acercan a los personajes y nos hacen conectar con ellos. Sorprende que un film de esta calidad no haya tenido tanto difusión como merece..



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