La soledad. Jaime Rosales.


Ficha técnica:

Año: 2007
País: España.
Dirección: Jaime Rosales, Enric Rufas.
Producción ejecutiva: María José Diez.
Productores: José María Morales, Jaime Rosales, Ricard Figueras.
Dirección de Fotografía: Oscar Durán.
Dirección de arte: Ion Arretxe.
Dirección de Casting: Sara Bilbatua
Ayudante de dirección: Javier Petit.


Reparto:

Adela: Sonia Almarcha.
Antonia: Petra Martínez.
Inés: Miriam Correa.
Nieves: Nuria Mencia.
Helena: María Bazán.
Manolo: Jesús Cracio.
Carlos: Luis Villanueva.
Alberto: Luis Bermejo.
Padre: Juan Margallo.
Pedro: José Luís Torrijo.
Miriam: Carmen Gutierrez.

Sinopsis:

Adela, una joven separada, está cansada de la vida rutinaria en su pueblo natal, y se traslada a Madrid, dejando las montañas por el ritmo acelerado de la ciudad. Alquila una habitación a una pareja joven, Inés y Carlos y se busca un trabajo de azafata. Antonia, la madre de Inés tiene un pequeño supermercado de barrio, y lleva una vida tranquila con su novio y sus tres hijas: Inés, Nieves y Helena, Adela se adapta perfectamente a sus nuevas condiciones, a pesar de que su ex-marido no le pasa pensión alimenticia por su hijo de trece meses. Un atentado terrorista cambiará su vida.

Sin que se haga explícita la autoría del atentado ni la procedencia de las víctimas, parece que es de origen vasco, por la fisonomía de los actores. Cinemanía considera el film valiente y sin fisuras y El País una obra maestra. No comparto estas opiniones, ni una puesta en escena en ocasiones completamente gratuita. La cámara no mira con simpatía a los personajes, de una cotidianeidad y falta de energía apabullante, con desnudos innecesarios la protagonista depresiva; Adela ha perdido a su niño en la explosión del autobús, y esto es dramático, pero su frialdad congela.

Pantallas partidas al estilo de Brian de Palma, pero no para alternar secuencias, sino para compartir espacios, que recuerdan los laberintos de Escher, con rupturas de racord que despistan al espectador, o para evitar el plano/contraplano y la edición; cámaras fijas que emulan a Haneke en Cache, pero que en el alemán generaban inquietud al delatar a un observador ajeno a la familia y que aquí no acaban de tener sentido.

La frialdad de los personajes les lleva a enzarzarse en luchas interesadas sobre la venta de la casa de Antonia, único personaje que conmueve, mientras una de sus hijas es operada de cáncer de colon; Adela habla despectivamente de su viejo padre, que tiene 68 años, cuando ahora se quiere alargar la vida laboral hasta esa edad. Pequeñas pinceladas sin alma apuntan hacia alguno de los síntomas de la crisis que se avecina: campos de golf, especulación inmobiliaria, destrucción de empleo. Pero todo igual de plano. Alguien la ha catalogado tan sencilla como la vida misma, pero disiento de que la vida sencilla sea así. No hay mucho cambio en la psicología de los personajes antes y después del atentado que se cobra la vida del niño.

La pretensión de Rosales es despolitizar el cine, y desde esa perspectiva se puede juzgar el film. Haneke crea expectación con sus cámaras fijas, Rosales te invita a interrogarte sobre el sentido del formato elegido. ¿De qué sirve ver una casa vacía desde distintas perspectivas, o partir la pantalla con Adela en un lado y Antonia y su hija enferma en otro ? La crítica 'política' a las obras de Madrid es de tertulia televisiva y las pequeñas miserias de las familias pueden satisfacer a un voyeur de vidas ajenas. Grandes pretensiones formales con un contenido carente de dramatismo e intensidad, a pesar de introducir temas como el terrorismo o el cáncer.

Está dividida en capítulos: Adela y Antonia, La ciudad, La tierra firme, El ruido de fondo y el Epílogo. El cruce de las historias de Antonia y Adela no aporta demasiado y el film te deja indiferente; la última panorámica nos muestra los tejados de Madrid de los que sobresalen las grúas ¿? Uno se pregunta ¿soledad de quién o de qué? Si quería transmitir con esos espacios vacíos la soledad del ser humano, ha fallado al cargar el film de temas diferentes sin profundizar en ninguno.

El film está patrocinado por Ayuntamientos de León, de Madrid y otras instituciones de la capital de España y participa la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de Baños en Cuba, donde cursó en otro tiempo estudios de cinematografía el director.


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