Léolo.Jean-Claude Lauzon.



Ficha técnica:

Título: Léolo.
País: co-producción franco-canadiense.
Año: 1992.
Dureación aproximada: 107 minutos.
Guión y Dirección: Jean-Claude Lauzon.
Producción:Léon G. Arcand, Aimée Danis, Isabelle Fauvel, Doris Girard, Lyse Lafontaine,Robert Lantos, Claudette Viau.
Música: Tom Waits.
Fotografía: Guy Dufaux.
Sonido: Yvon Benôit.
Fotografía: Guy Dufaux.
Montaje:Michel Arcand.
Vestuario: François Barbeau.
Efectos especiales: Louis Craig.

Ficha artística:


Reparto: Maxime Collin, Julien Guiomar, Ginette Reno...


Sinopsis:



Un niño llamado Léo Lauzon (Maxime Collin), imaginario y desbordante, que vive con su peculiar familia, atrapado en una realidad demoledora en un miserable barrio de Montreal, trata de huir de ese odioso entorno, creando una fantasía alternativa basada en el plácido mundo de los sueños y las palabras. Así, imagina que es hijo de un tomate italiano fecundado, sobre el que un hombre había eyaculado mirando a las potentes mujeres italianas que trabajaban en el campo, entre las que estaba la madre del protagonista. Orgulloso de su pasado italiano se hace llamar Léolo Lozzone; cree que Italia es demasiado bonita para que sea solo de los italianos. Miembro de una familia proclive a la locura, Léo (Léolo) es el único que se salva de ella, gracias a sus ensoñaciones: "porque sueño, yo no lo estoy", repite. Su vecina siciliana Bianca, mayor que él, de la que está enamorado, o el Domador de Palabras, que recopila versos y frases para salvarlas de la basura, fuente de inspiración de su escritura, marcarán su paso a la adolescencia.

Comentario:


Léolo, cuyo apellido coincide con el del director, muerto trágicamente en un accidente de avión cinco años depués, es un poema escatológico, crudo y provocador, que no permite la evasión del espectador. Jean-Claude Lauzon crea una diégesis de la pobreza de los países desarrollados, absolutamente distópica, degradante, cruel, en la que no es fácil sobrevivir sin caer en la locura. La mente de Léolo viaja a Italia, un país mediterráneo, a un medio rural en el que la miseria, lo único que él conoce, se hace más llevadera con el contacto con la naturaleza, y no corre el riesgo de que le rompan la nariz por el monopolio de la recogida de la basura.

El único libro que hay en casa, que se utiliza para fijar la mesa, y su relación con el Domador de palabras, serán su vía de escape, de una familia que se siente safistecha si todos sus miembros han realizado su deposición diaria; los niños juegan con animales vivos, y el desperatar del sexo se basa en el voyeurismo. Sólo el más fuerte puede sobrevivir en este mundo miserable que Jean-Claude Lauzon conoce bien, mientras una voz en off nos ayuda a transitar por él.

Hay algo indiscutible en este film: es difícil de olvidar.

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