El bosque (The Village). M.Night Shyamalan.


Ficha técnica:
Título original: The Village. País: EE.UU. Año: 2004. Duración aproximada: 104 minutos. Dirección, Producción y Guión: M.Night Shyamalan. Director de Fotografía: Roger Deakins, ASC, BSC. Edición: Christopher Tellefsen, A.C.E. Vestuario: Ann Roth. Música: James Newton Howard. Casting: Douglas Aibel. Producción: Scott Rudin y Sam Mercer. Diseño de Producción: Tom Foden. Compañías: Touchstone Pictures, Blinding Edge Pictures, Scott Rudin Production.

Ficha artística:

Joaquin Phoenix, Bryce Dallas Howard, Adrien Brody, Sigourney Weaver, William Hurt, Brendan Gleeson, Cherry Jones, Judy Greer, Michael Pitt, Celia Weston, Jayne Atkinson, Franz Collison, Jesse Eisenberg, Fran Kranz.



Sinopsis:


Los aldeanos de un pequeño y aislado pueblo viven aterrorizados por unas terroríficas criaturas que habitan en el bosque que hay justo al lado de su pequeña localidad. Pero un valiente joven, (Joaquin Phoenix) decide desafiar todo lo desconocido y enfrentarse a una sorprendente realidad. Thriller lleno de sorpresas, suspense y misterio.

Comentario:

Shyamalan es uno de esos creadores que según Tarkovsky crean un universo particular, y precisamente por ello son cuestionados y acusados de solipsistas (solus - ipse: solo yo existo) que realizan obras dificilmente clasificables dentro de un género concreto. Las causas que desatan los conflictos son complejas, incluidos los actos más violentos cometidos por sociopatas, y las explicaciones no son simples.

En El bosque Shyamalan nos presenta a un colectivo de seres humanos que ha tomado la difícil decisión de auto-marginarse en un ghetto, una pretendida isla de inocencia, huyendo de la violencia que generan las grandes urbes, y que de forma tácita, sin verbalizar, se plantean si han tomado la decisión correcta. Entre ellos y la 'civilización', entendiendo este concepto como los ciudades desarrolladas en las que se disfruta de los avances de la tecnología y la ciencia, pero se generan 'restos', núcleos de marginación despreciables, se interpone un bosque, respetado por la nueva comunidad y los 'no mencionados', aquellos de los que no se habla. Pero esta nueva forma de organización social que retrocede a modelos pre-industriales de producción se mantiene merced al miedo. Para mantener a las nuevas generaciones dentro del marco recién creado, se han despertado todos los monstruos medievales, demonios y otras criaturas con garras horribles que habitan entre la densa vegetación del bosque. Esta colectividad elitista goza del privilegio de ser respetada, y en torno a ella se ha levantado un muro de secretismo, aunque no invulnerable, a un lado y otro del mencionado bosque; más tarde sabremos que no se dejaban sobrevolar aviones por la zona.

Pero hay algo inevitable: todo lo que nace se desarrolla y muere, y el accidente es inevitable. La muerte, ese fantasma con el que el hombre mantiene una lucha feroz, siempre acecha, ahora en forma de enfermedad, y se cobra sus víctimas sin respetar sexo ni edad . La mortalidad aumenta por la renuncia al uso de medicamentos. El orden y la ley está impuesta por un 'Consejo', una especie de Senado (de senex=viejo), que cada vez tiene más problemas para contener a los más jóvenes que no vivieron las experiencias de sus mayores y que no sufrieron la violencia directa. Entre ellos destaca por su inconformismo Lucius Hunt (Joaquin Phoenix), que en lugar de respuestas a sus preguntas encuentra cajas cerradas con llaves, en las que sus progenitores guardan sus secretos. El que actúa como Jefe, el padre de Ivy Walker (Bryce Dallas Howard), ha recibido una enseñanza de su padre, muerto violentamente: unos pocos tiene la capacidad de convertirse en guías, mientras otros se limitan a seguirles. Su hija Ivy se convierte en el símbolo de esta realidad: una joven ciega que paradójicamente ve luz donde sólo hay oscuridad. El amor y la atracción se produce entre la guía ciega y el inconformista al que no le gusta hablar, porque piensa que no hacemos cosas, aunque otros sepan que las queremos hacer, y por eso no las hacemos. Él también es un líder que basa su autoridad en el respeto a su silencio y no en el uso innecesario de la elocuencia.

El dinero es algo perverso por lo que la economía monetaria ha sido sustituida por otra de trueque, agricultura ecológica, asamblearismo...Pero esta isla de 'pseudo- inocencia' adopta la forma de un fuerte, con límites marcados y torres de vigilancia, custodiadas por jóvenes aterrados, para impedir la incursión en su territorio de aquellos de los que no se habla. Es el miedo y no el bienestar lo que les mantiene unidos. Un joven con sus facultades mentales disminuidas, Noah Percy ( Adrian Brody ), generará el conflicto definitivo que hará plantearse a los mayores del grupo si tomaron en su momento la decisión correcta y si quieren mantener definitivamente su modelo de convivencia. Ivy, que ha hecho una incursión en el mundo de los no mencionados ha podido comprobar que no son esos monstruos que ha implantado en su imaginario la voluntad de sus progenitores.

Shyamalan juega con el significado, con la semántica de los colores: el rojo, el color de la sangre, presente en las bayas que proliferan en el Bosque de Covington simboliza el lado oscuro del ser humano, el amarillo, usado en las capas protectoras de sus guardianes, el lado brillante, donde reside toda la bondad. Italo Calvino, en su obra El Vizconde Demediado, alerta de que esta división maniquea puede tener consecuencias más terribles que los males que se intentan evitar; el lado 'bondadoso' del hombre puede tener derivadas nefastas, ya que todos tenemos nuestras luces y nuestras sombras. No hay forma de escapar de lo inevitable.

Para su puesta en escena Shyamalan libera a los fantasmas, que habitan en nuestras mentes y que sólo al final adquirirán una forma concreta; el miedo a lo desconocido, custodiado por los líderes en cofres sagrados, resulta el instrumento más eficaz. La forma del discurso audiovisual del realizador es minimalista, con planos largos que dan libertad de movimiento a los actores que entran y salen de plano en las diferentes secuencias, creando un clima distendido en el que el score musical y los efectos sonoros están medidos y controlados al máximo y siempre al servicio de la construcción de la diégesis.

Como todo film es susceptible de ser cuestionado, analizado y criticado; muchos desearían que el director se hubiera inclinado por una forma más arriesgada, más ajustada al género de terror. Pero los miedos son muy subjetivos, así como los ritmos o el uso de las posibilidades que ofrece el lenguaje audiovisual. Cada director tiene su estilo y el de Shyamalan, quizás por su origen indio, es tranquilo y reflexivo, incluso en El sexto sentido, un thriller indiscutible; la historia que nos cuenta nos abre una nueva ventana al mundo: la posibilidad de construir bunkers, burbujas de cristal que nos protejan de un mundo, en ocasiones terrible, que todos hemos contribuido, en mayor o menos medida, a crear con nuestro egoísmo. Apreciamos su contribución al legítimo deseo de muchos hombres de luchar por un mundo mejor.


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