Madame de...Max Ophuls




Ficha de identificación: 


Título original: Madame de ...
Año: 1953
Duración aproximada: 95 minutos.
País: co-producción franco-italiana.
Dirección: Max Ophuls.
Guión: Marcel Achard, Max Ophuls, Annette Wademant, basado en la novela homónima  de Louise Vilmorin (Ediciones Gallinard)
Diálogos: Marcel Achard.
Música: Oscar Straus, Georges Van Parys.
Productor: Ralph Baum.
Compañías. Producción: Franco London Film, S.A.; Indusfilm, Rizzoli Film96.
Estreno en DVD: 2010.

Intérpretes:


General André de ... Charles Boyer
Condesa Louise de: Danielle Darrieux.
Barón Fabrizio Donati: Vittorio de Sica.
Monsieur Rémy: Jean Bebucourt.
Monsieur de Bernac: Jean Galland.
Lola: Lila di Leo.
La nodriza: Mireille Perrey.


Sinopsis.


París, 1900. Madame Louise, mujer frívola y coqueta, necesita hacer frente a sus deudas, para lo cual decide vender en secreto unos valiosos pendientes que le había regalado su marido. Ese sencillo acto provocará  una dramática reacción en cadena. Los pendientes serán, primero, adquiridos por su propio marido como ofrenda a su amante, Lola y posteriormente ésta se deshará de ellos y acabarán en manos de un barón italiano, un diplomático que los adquiere en Constantinopla y se los regala a Louise, que los recupera de esta forma fortuita.

Comentario.

Max Ophuls es un realizador judio-alemán, que tras el incendio del Reichstag, tuvo que huir de su país e iniciar un periplo migratorio por tierras europeas; el avance de las tropas alemanas en pos de la constitución de su anhelado imperio ario fue estrechando su mundo en el viejo continente, por lo que tuvo que cruzar el Atlántico. En Norteamérica no cesaron sus dificultades hasta que recibió el apoyo de Preston Sturges y realizó una serie de películas. En 1950 regresa a Europa, donde dirigió La Ronde (1950),  que recibió el premio BAFTA a la mejor dirección, Le plaisir (1952) y Madame de...(1953). Murió en 1957.

Ophuls profundiza en la psicología femenina en una sociedad patriarcal, en la que  a la mujer se le consentía cierto grado de frivolidad, se la exhibía en las fiestas y se omitían sus deslices con la condición de que fuera discreta. Louise realiza un matrimonio de conveniencia con el General André de..., cuyo nombre adquiría al  casarse, pero que el film oculta convenientemente interrumpiendo con cualquier excusa el momento en que ella va a pronunciarlo; es un dato que no interesa, lo relevante es que es la mujer de...Una fémina diseñada con una personalidad que la sitúa entre la caprichosa e insatisfecha Madame Bovary de Gustave Flaubert y la apasionada Ana Karénina de Leon Tolstoy, dispuesta a darlo todo por amor; mujer que miente sin conciencia de la gravedad de su actuación y da esperanzas a casi todos los hombres, hasta que se tropieza con el Barón Fabrizio Donati, interpretado por Vittorio de Sica, un diplomático que la atrapará en sus redes y del que se enamorará profundamente.

Pero en el  triángulo amoroso que se crea entre el Señor y la Señora de...y el Barón Donati, ella es la parte más débil, y la que finalmente sucumbirá en un mundo en el que los hombres deciden qué aceptar y qué afecta gravemente a su dignidad; el marido boicotea toda comunicación con ella, hablándo de superficialidades; el amante se siente profundamente herido y agraviado por sus pequeñas mentiras, toleradas hasta el momento en que ambos hombres se encuentran. Su corazón es frágil y sólo recibe el cariño profundo y auténtico de su niñera.

La trama se organiza en torno a una valiosa joya, elemento con el que los hombres de la época compraban la voluntad de las mujeres; este objeto precioso sirve para saldar las numerosas deudas de la esposa; los descalabros financieros de la amante, el hundimiento económico de la familia de su sobrina, a la que se los regala para humillar y hundir a Louise, porque es consciente del valor sentimental que tienen los pendientes para ella. El film se abre con una de las secuencias más bella y poética que nos ha legado el cine, cargada de fetichismo: Louise, a la que no vemos en ningún momento el rostro, sino parte de su cuerpo de espaldas al espectador, recorre con su delicada mano enguantada todas sus posesiones femeninas de valor: pieles, joyas, vestidos, mostrando con suaves caricias la carga sentimental que cada uno de estos objetos tiene para ella, y decidiendo de cuál puede desprenderse con menor sacrificio y coste emocional. En torno a esta joya se tejen todas las mentiras, las infidelidades, el deseo de la mujer ajena, mientras la pieza viaja constantemente de unas manos a otras, con un joyero como intermediario que se beneficia de cada transacción.

Louise no conoce la maternidad, sino que es simplemente la mujer con sus anhelos, sus ilusiones, derrochadora, reina de fiestas con glamour en las que siempre triunfa y en las que goza de una libertad que le concede el marido de un matrimonio conveniente, sin amor, pero con cierta complicidad respecto a sus pequeños deslices. Él decidirá en qué momento su dignidad queda dañada, y tras un duelo entre hombres un plano de los pendientes, donados a una Virgen, nos dirá que la única víctima del enfrentamiento es la debilitada, enferma y atormentada mujer.

Conmovedor retrato de una mujer que gana en dignidad a medida que avanza el film, que logra la complicidad del espectador, como la ganaron sus antecesora Madame Bovary o Ana Karénina. Cine en estado puro, sin palabras que la justifiquen, con el trabajo de una actriz que entendió muy bien su papel.


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