El ladrón de cadáveres. ( The body snatcher). Robert Wise.



Ficha técnica:

Título original: The body Snatcher.
País: USA.
Año:1945.
Duración: 77 minutos.
Dirección: Robert Wise.
Guión:Philip MacDonald y Carlos Keith, basado en un relato corto de Robert Louis Stevenson.
Director de fotografía: Robert de Grasse.
Director artístico: Albert S. Dagostino & Walter E, Meller.
Decorador del set: Darrell Silvera & John Sturtevant.
Música: Roy Webb.
Director musical: C. Bakaleinikoff.
Edición: J.R. Whittredle.
Productor: Val Lewton
Productor ejecutivo: Jack J. Grass.
RKO Radio Pictures, Inc.

Intérpretes:

Boris Karloff.
Bela Lugosi.
Henry Daniel.
Edith Atwater.
Russell Vade.
Rita Corday.
Shary Moffett.
Donna Lee.

Sinopsis.

Basada en un relato corto de Robert Louis Stevenson, y localizada en un  Edimburgo gótico  de 1831. Un joven estudiante de medicina se convierte  en el ayudante del doctor MacFarlane, con el que aprenderá la procedencia de los cadáveres que se diseccionan en las clases del doctor y a la que se debe la extraña familiariedad con la que trata el siniestro cochero al ilustre cirujano.

Comentario

El hombre se esfuerza y avanza a fuerza de cometer errores. El hombre aprende de las tragedias. Todos los caminos del saber empiezan en la oscuridad y conducen a la luz. Hipócrates de Cox.

Esta cita con la que culmina el  film resume el espíritu que lo anima. La ciencia médica avanza, por lo menos hasta el momento, mediante el uso de cadáveres de hombres para sus estudios de anatomía, peso que soportan bien las conciencias, siempre que no profundicen mucho  en la reflexión sobre  las personas que se diseccionan en las clases de anatomía. Éste es el background de la película que dirige Robert Wise, cuyos personajes principales, Gray (Boris Karloff) y el  Doctor MacFarlane (Henry Daniel) constituyen una extraña y trágica pareja, el haz y el envés de una misma moneda,  cuyos destinos se unen para siempre, hasta la misma muerte, vínculo establecido  por el siniestro viaje que deben emprender juntos.

Con una sencillez narrativa digna de encomio, el filme representa ante la pantalla el origen, no sólo de los cuerpos, sino del ladrón de cadáveres. La ley permite usar los  restos de los pobres con este fin, y pobre es el encargado de robar los cuerpos cuando no se dispone de suficientes  cadáveres  para la docencia de la medicina; hoy se suple esta carencia con los donantes voluntarios, pero en 1831 las cosas no eran así. Si el robo es descubierto quien va a la cárcel es el miserable ladrón, mientras el médico mantiene su estatus. Gray presiona moralmente a MacFarlane, y, aunque es derrotado en una batalla final en la que el único testigo es un gato, el doctor, que decide actuar sin cómplices peligrosos, no puede desprenderse del peor de todos ellos: su propia conciencia de profanador de tumbas.

El toque inquietante lo pone especialmente el gran actor de filmes de terror Boris Karloff, acompañado en esta ocasión por otro de los grandes del género, Bela Lugosi, en un papel secundario de mayordomo del doctor. Su expresión es en sí misma un icono del miedo; la cuestión moral de usar cuerpos de desgraciados, profanando lo más sagrado, como es la dignidad e intimidad humanas, queda al criterio de cada cual. ¿ Son legítimos los avances científicos que mejoran la calidad de la vida  humana a cualquier precio? Hipócrates de Cox así lo ve, cuando afirma que todos los caminos del saber empiezan en la oscuridad y conducen a la luz; pero la luz ha conducido a la hoguera de los inquisidores a muchos hombres de ciencia por defender tesis que hoy están más que confirmadas.

Robert Wise nos deja como legado esta pequeña joya producida por Val Lewton, una representación gótico-romántica,  que no sólo nos habla del mito de Frankenstein aplicado al propio cine y su evolución en los modos de representación, presentándolo en sus primeros estadios, sino del conocimiento humano en general.  Lo mejor de todo es la normalidad con que presenta los hechos, conocidos y 'aceptados' en  general, sin estridencias ni grandes efectos, por lo que a un joven de ahora el filme le movería a la reflexión, literaria y científica,  más que al terror, en cuya representación el cine ha avanzado tanto como cualquier campo del saber.




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