El niño con el pijama de rayas,Mark Herman.




Ficha técnica

Título original: The boy in the striped pajamas.
País: EE.UU.
 Año: 2008.

Dirección: Mark Herman.
Guión: Mark Herman, basado en el betseller de John Boyne.
Castíng: Leo Davis, Pippa Hall.
Director de fotografía: Benoit Delhomme, AFC.
Música: James Horner.
Edición: Michael Ellis, A.C.E.

Vestuario: Natalie Ward.

Productor: David Heyman.
Manager: Mary Richards.
Productores ejecutivos: Mark Herman, Christine Langan.
Compañías productoras: Heyday Films, Miramax, BBC Films.

Intérpretes: 


Vera Farmiga, David Thewlis, Rupert Friend, David Hayman, Asa Butterfield, Jack Scanlon, Amber Beattie.


Sinopsis:


Berlín, 1942. Bruno (Asa Butterfield) tiene ocho años y desconoce el significado de la Solución Final y del Holocausto. No es consciente de las pavorosas crueldades que su país, en plena guerra mundial, está infligiendo a los pueblos de Europa. Todo lo que sabe es que su padre -recién nombrado comandante de un campo de concentración- ha ascendido en el escalafón, y que ha pasado de vivir en una confortable casa de Berlín a una zona aislada. Todo cambia cuando conoce a Shamuel, un niño judío que vive una extraña existencia paralela al otro lado de la alambrada. 


Comentario. 


De todas las críticas, quizás la más acertada es  la de Manohla Dargis en The New York Times:, que recoge Filmaffinity: "Vean al holocausto trivializado, minimizado, con un toque kitsch, explotado comercialmente y secuestrado por una tragedia de una familia nazi. O mejor, con toda sinceridad: no la vean."  Somos muchos los que leímos,por recomendación encarecida de otros, el libro de  John Boyne, con la advertencia de que no tuviéramos la tentación de leer el final. Tiene razón Carlos Boyero cuando afirma que el filme es correcto, pero que contado de otra manera hubiera causado escalofríos. 

La película pone el foco en una familia nazi concreta, en la que la madre del director del campo de exterminio no comparte la ideología del hijo, la mujer desconoce el trabajo de su marido y  en cuanto a  los hijos, una  niña de doce años profundamente adoctrinada se ha endurecido con las enseñanzas recibidas, mientras  el protagonista,  un niño de nueve  vive ensimismado con  la fantasía infantil de ser un explorador. Hay algo que no encaja bien en la historia: Bruno es totalmente ignorante del sufrimiento que padecen los alemanes que no comulgan con las ideas de su padre, sobre todo porque progenitores y maestros hacen todos los esfuerzos posibles por ocultárselo, pero Shamuel vive en el campo de exterminio, trabaja como un adulto, sufre agresiones físicas y no entiende  la desaparición, primero de sus abuelos, y ahora de su padre. 

Es casi imposible que con esas experiencias a tan corta edad,  mantenga su inocencia intacta y no anide  en él ningún resentimiento contra sus torturadores. Muchos niños de su edad desaparecen misteriosamente como sus familiares, y si le encargan trabajos caseros, se comporta con la precaución del que se siente amenazado. ¿Es posible una amistad auténtica con vivencias tan diferentes? Yo me lo planteo. El final es duro y poco verosímil, pero estas historias melodramáticas y de amistades entrañables entre miembros de diferentes bandos, sobre todo si son  pequeños y presuntamente inocentes, gustan al gran público, a pesar de ser difíciles de creer y obedientes a la ley del péndulo; muy amables al principio y de una dureza extrema al final.

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