Las razones del corazón. Arturo Ripstein.

<





:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::


Ficha técnica

Título original: Las razones del corazón.
País: Méjico.
Año: 2011.
Duración: 119 minutos

Dirección: Arturo Ripstein.
Guión: Paz Alicia Garcia-Diego. esposa del director.
Música; David Mansfield.
Fotografía: Alejandro Cantú.
Edición: Alejandro Ripstein. Color: blanco y negro.

Productor: Roberto Fieso y  José María Morales.
Producida por RTE.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Intérpretes: 

Arcelia Ramirez : Emilia.
Vladimir Cruz: Nicolás.
Patricia Reyes Spíndola: Sra. Ruti.
Carlos Chávez: Fumigador.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Sinopsis.


Emilia, una mujer fracasada por su matrimonio con un marido fracasado, su maternidad no deseada, y sus problemas económicos, decide suicidarse agobiada por las deudas, y abandonada por su amante. Su muerte une a los dos hombres de su vida. El film pretende ser una adaptación de Madame  Bovary de Gustave Flaubert.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Comentario:

Ripstein, cuando decidió colaborar con su mujer para hacer una nueva adaptación de Madame Bovary, le aconsejó que no  leyera la novela, sino que reflejara en el guión lo que había en su memoria; ella es católica y el judío, y el resultado,  en un filme en el  que el guión pone la culpa y la dirección el pecado, es una historia de podredumbre, inmoralidad y claustrofobia  con una protagonista  encerrada durante todo el metraje en un bloque de apartamentos. Infidelidad y frustración en una película en blanco y negro.



La historia de Flaubert ha sido llevada al cine en cinco producciones anteriores, entre las que destacan la de Vicente Minnelli, realizada en blanco y negro en 1947, y  la  de Claude Chabroll, de 1991 en color, la primera una visión brillante  de Madame Bovary, la segunda una mirada misógina, en color, sobre la mujer, en cuya agonía se deleita el autor. Cada uno guarda en su imaginario particular la imagen de una mujer, que Flaubert parió con dolor, esperando con su madre el veredicto de unos ' amigos' que le aconsejaron tirar a la basura una de las obras más notables de la literatura universal.

No creo que una adaptación literaria deba ser fiel a la obra original, porque el lenguaje audiovisual  es otra forma de expresión en la que cada realizador deja su impronta, sólo puedo afirmar qué representa para mí Madame Bovary, qué queda de ella en mis recuerdos. La heroína es una mujer con mayúsculas, que no se puede encerrar en un bloque de apartamentos, ni en unos cuantos planos-secuencia, y así la vieron, desde su particular modo de entender a la mujer Minnelli y Chabrol. Madame Bovary es una mujer brillante, una fémina antes que una madre o una esposa, que brilla en las fiestas y no está nunca en el hogar, que la agobia; tiene amantes ricos, que espera que la eleven al lugar que se merece, y la saquen de la cotidianeidad en la que vive con el buen Doctor Bovary, un médico de clase media. Se endeuda con el objetivo de ascender socialmente y codearse con la flor y la nata de su sociedad. Chabrol sabe recoger el fetichismo de Flaubert, en la secuencia del baile en la que la cámara filma sus pies, fragmento de su cuerpo que adquiere gran carga erótica en el escritor (análisis de Mario Vargas Llosa). En blanco y negro o en color ambos directores, desde  ópticas y tiempos distintos (cuarenta y cuatro años de distancia entre ambos filmes), saben captar el espíritu de la obra de Flaubert,  y nos muestran a una mujer (¿amoral? ¿inmoral?), a la que no juzgan, víctima de sus deseos de realizarse plenamente como individuo y triunfar socialmente. Chabrol la castiga por su osadía por  su atrevimiento inusual en la época que le tocó vivir, torturándola ante las cámaras con una muerte que ella no esperaba tan feroz, en la que su bello rostro se descompone ante el espejo en el que  decide mirarse por última vez, exhalando su último aliento tras unos vómitos negros a causa del arsénico. Gustave Flaubert y su editor debieron enfrentarse a la justicia por la inmoralidad de la novela.

¿Qué queda de esta Madame Bovary? Lo único que nunca acompañó al personaje: el melodrama y el exceso, para los amantes del género; la infidelidad en medio de las dificultades económicas de una inquilina de un bloque de viviendas, que ha perdido en el camino la grandeza del personaje de Flaubert. Madame Bovary brilló mientras le dieron crédito y decidió quitarse de en medio cuando éste se acabó. Quería a su marido y su hija, pero anteponía su ambición de realización individual como mujer. ¿Es  más pecado aspirar al goce de los bienes de que algunos disfrutan  que someter a la población al tormento de Tántalo?  ¿Debe una mujer ser sumisa y someterse a su destino ? Sus amantes la adoraron mientras su estrella fulguró, y la abandonaron cuando comenzaron las dificultades y dejó de resplandecer. Sólo le quedaba el arsénico.

Flaubert hizo  el retrato de una mujer que pocos se atreven a realizar aún hoy dia; en su lugar una historia de insatisfacciones, dificultades, de mujeres que según la mujer-guionista están frustradas por nada en cada momento. Así lo ve  Paz Alicia García-Diego. Flaubert y alguno de sus adaptadores, como Minnelli o Chabrol, desde la admiración o la misoginia,  vieron otra cosa, que quizás no se ha comprendido todavía.

Ripstein cogió un gran enfado por no aparecer en el Palmarés del Festival de San Sebastián . Ya le están buscando el  espacio periodístico para que se justifique, lujo del que no disfrutan todos.

Comentarios

Entradas populares