Detrás de las paredes.Jim Sheridan.
Ficha técnica:
Título original: Dream house.
País: USA.
Año: 2011.
Duración: 92 minutos.
Dirección: Jim Sheridan.
Guión: David Loucka.
Dirección: Jim Sheridan.
Guión: David Loucka.
Música: John Debney.
Fotografía: Cabel Deschanel.
Montaje: Glen Scantlebury y Bárbara Tulliver.
Diseño de producción: Carol Spier
Vestuario: Delphine White.
Distribuidora: Warnes Bros Pictures International.
Intérpretes:
Daniel Craig: Will Atenton.
Naomi Watts: Ann Patterson.
Rachel Weisz: Libby.
Elias Koteas: Boyce.
Marton Csokas: Jack Patterson.
Sinopsis.
Un escritor, Peter Word (Daniel Craig), sufre una tragedia familiar, que es incapaz de asumir, y se desdobla en un personaje ficticio, Will Atenton, un editor de éxito, que se traslada a vivir con su familia y sus hijos a una casa en Nueva Inglaterra. Ya instalados, descubren que en su nuevo hogar se había cometido un asesinato, que había acabado con las vidas de una mujer y sus dos hijas. La comunidad acusa al padre, el único superviviente. Will establece una relación con la que parece una extraña vecina, Ann Patterson , (Naomi Watts), que conocía a su familia.
El nuevo filme de Sheridan ha sido mal acogido por la crítica. La primera parte del filme reproduce el esquema de En América: una pareja y sus dos hijas llegan a una hogar nuevo con el objetivo de establecer un vínculo más estrecho y disfrutar de la vida de familia. En la segunda parte el relato da un giro de 360 grados y negras sospechas se ciernen sobre Will, que necesita resolver un crimen para reivindicar su pasado. La violencia de género y la opacidad de la comunidad de vecinos son el background de la historia.
Sheridan no acierta en el manejo de los recursos del género y en la creación de una diégesis de terror, aunque el relato no carece totalmente de interés. No acierta en la forma , deleitándose en exceso en la representación de la convivencia de la familia y en el uso redundante de planos medios y americanos, y escasas panorámicas que sitúen la acción y generen inquietud . El resultado es claustrofóbico y por momentos agobiante; incluso falla formalmente cuando intenta generar tensión ofreciendo datos que presuponen elipsis, como el lamento de una de sus hijas expresando el deseo de volver a casa. Es la primera vez que el espectador conoce que están en una casa nueva, pero no parece muy justificable su explicitación. La ficción y la realidad se asocian de tal manera que mantiene despistado al público, para encaminarse seguidamente hacia un final demasiado previsible.
Muchas veces se ha criticado obras del género por usar en exceso recursos que generan tensión de manera ficticia, como la música, el sonido, una edición artificiosa..., pero .¿En qué estaba pensando Sheridan? se pregunta Jeannette Catsoulis (The New York Times). La verdad es que no queda claro qué pretende, si realizar un thriller de terror en una casa encantada o contarnos un drama psicológico tras la ruptura de una pareja. Se habla de golpes de efecto, pero ni esas repetidas ventanas que funcionan como el límite que separa la seguridad del interior de la vivienda de los peligros del exterior producen el resultado deseado.
Un marido despechado, un error y una tragedia, éste es el resumen. Ni casas encantadas, ni visiones del más allá, sino un drama de violencia de género con algunas escapadas hacia las emociones y obnubilaciones mentales de Peter/Willy y el riesgo ignorado en el que se encuentra su vecina. El Cartel que anuncia la película es responsable del desengaño de muchos espectadores.
Comentario.
El nuevo filme de Sheridan ha sido mal acogido por la crítica. La primera parte del filme reproduce el esquema de En América: una pareja y sus dos hijas llegan a una hogar nuevo con el objetivo de establecer un vínculo más estrecho y disfrutar de la vida de familia. En la segunda parte el relato da un giro de 360 grados y negras sospechas se ciernen sobre Will, que necesita resolver un crimen para reivindicar su pasado. La violencia de género y la opacidad de la comunidad de vecinos son el background de la historia.
Sheridan no acierta en el manejo de los recursos del género y en la creación de una diégesis de terror, aunque el relato no carece totalmente de interés. No acierta en la forma , deleitándose en exceso en la representación de la convivencia de la familia y en el uso redundante de planos medios y americanos, y escasas panorámicas que sitúen la acción y generen inquietud . El resultado es claustrofóbico y por momentos agobiante; incluso falla formalmente cuando intenta generar tensión ofreciendo datos que presuponen elipsis, como el lamento de una de sus hijas expresando el deseo de volver a casa. Es la primera vez que el espectador conoce que están en una casa nueva, pero no parece muy justificable su explicitación. La ficción y la realidad se asocian de tal manera que mantiene despistado al público, para encaminarse seguidamente hacia un final demasiado previsible.
Muchas veces se ha criticado obras del género por usar en exceso recursos que generan tensión de manera ficticia, como la música, el sonido, una edición artificiosa..., pero .¿En qué estaba pensando Sheridan? se pregunta Jeannette Catsoulis (The New York Times). La verdad es que no queda claro qué pretende, si realizar un thriller de terror en una casa encantada o contarnos un drama psicológico tras la ruptura de una pareja. Se habla de golpes de efecto, pero ni esas repetidas ventanas que funcionan como el límite que separa la seguridad del interior de la vivienda de los peligros del exterior producen el resultado deseado.
Un marido despechado, un error y una tragedia, éste es el resumen. Ni casas encantadas, ni visiones del más allá, sino un drama de violencia de género con algunas escapadas hacia las emociones y obnubilaciones mentales de Peter/Willy y el riesgo ignorado en el que se encuentra su vecina. El Cartel que anuncia la película es responsable del desengaño de muchos espectadores.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!