El silencio de un hombre. Jean-Pierre Melville.







Ficha técnica:

Título original: Le samouraï.
País: Francia.
Año: 1967.
Duración: 105 minutos.
Dirección: Jean-Pierre Melville.
Guión: Jean-Pierre Melville (Novela: Joan McLeod) Director de Fotografía: Henri Decae.
Decoración: François de Lamothe
Montaje: Monique Bonnot.
Música: François de Roubaix.
Dirección de  producción: Georges Casati.
Compañías. Coproducción Francia-Italia; Filmel , FIlms Borderie,  T.C.P.,  Fida Cinematografica



Intérpretes:

Alain Delon: Jef Costello
François Perier: el comisario.
Nathlie Delon: Jane Logrange.
Caty Rosier: la pianista,
Jacques Leroy: el hombre de la pasarela.
Michel Boisrond: Wiene.

Sinopsis:

La profunda soledad de un samurai sólo es comparable a la de un tigre en la jungla
El Bushido. Libro de los Samuráis.

La historia de un hermético y frío asesino a sueldo protagonizada por toda una estrella como Alain Delon supuso uno de los títulos más importantes del cine negro francés de todos los tiempos, obteniendo excelentes críticas.

Comentario.

Una nueva versión de la trayectoria iniciada por la  novela de Hammett, The glass key (1931). Jean-Pierre  Melville hace varios cameos del film de Stuart Heisler, cuyo personaje principal, interpretado por Alan Lad posee la fuerza de una sonrisa angelical que acompaña las decisiones más terribles, revelando su crueldad y su inclinación al crimen, aunque acusa a Hollywood de haber desnaturalizado el texto original (Noël Simsolo). El actor francés, con una larga trayectoria en el cine negro-polar   de su país es el más idóneo, por su hieratismo y frialdad, para encarnar la soledad de un sicario, atrapado entre los que le  encargan el crimen  y la policía, que usa procedimientos poco ortodoxos para resolver los asesinatos. Jean Corbjin llevará de nuevo a la pantalla al hombre de hielo en su película El Americano, adaptando el contexto a la situación actual, en la que no sólo se globaliza la economía, sino el crimen organizado.

Es un lujo siempre poder contemplar a un actor del magnetismo de Alain Delon,  elegido por diversos cineastas de reconocido  prestigio, como Visconti, Melville o Joseph Losey, que une  en ocasiones a la contención clásica y el hieratismo  de su rostro  una sonrisa que le caracteriza, hasta el punto de que en una de sus contribuciones al cine negro aparece con la cabeza vendada, dejando únicamente al descubierto una boca sonriendo, que lo hace reconocible.

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