El último Rey de Escocia. Kevin Mcdonald.









Ficha técnica:

Título original: The last king of Scotland.
País: Reino Unido.
Año: 2006.
Duración: 123 minutos.
Dirección: Kevin  Mcdonald.
Guión: Peter Morgan, Jeremy Brock, basado en el libro de  Giles Foden.
Música: Alex Heffes.
Producción: Andrea Calderwood, Lisa Bryer y Charles Steel.
Co-Producción: Christine Ruppert.
Productores ejecutivos: Tessa Ross, Andrew Macdonals, Allon Rich.
Director de Fotografía: Anthony Dod Mantle, DFF, BSC.
Diseño de Producción: Michael Carlin.
Edición: Justine Wright.
Vestuario: Michael O'Connor.
Line Producer: Andrew Wood.
Casting: Jina Jay.
20th Century Fox  Searchlight Pictures, DNA Films, Filmfour, UK Film Council y Scott Screen, Cowboy Films/ Slate Films Production, TatFilm,  News Corporation Company.

Intérpretes:

Forest Whitaker: Idi Amin,
James McAvoy: Nicholas Garrigan,
Kerry Washington: Kay Amin,
Simon McBurney: Stone
David Oyelowo: Dr. Junju,
Stephen Rwangyzei: Jonah Wasswa,
Abby Mukiibi: Masanga,
Adam Kotz: Dr. Merrit,
Gilliam Anderson: Sarah Merrit.



Premios:

 2006: Oscar: Mejor actor (Forest Whitaker)
2006: Globo de Oro: Mejor actor drama (Forest Whitaker)
2006: 3 premios BAFTA, incluyendo mejor actor, guión adaptado. 5 nominaciones
2006: National Board of Review: Mejor actor 2006: Círculo de críticos de Nueva York: Mejor actor 2006: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor actor (Whitaker).

Sinopsis:

Increíble historia del dictador Idi Amin, visto a través de la mirada del doctor Nicholas Garrigan (James McAvoy), un joven escocés que se convierte en el médico  personal del caudillo, debido, en parte, a la sorprendente pasión del 'reyezuelo' por Escocia, que le llevó a proclamarse su' último rey'. Seducido por el carisma de Amin y  cegado por las ventajas y la facilidad que su nueva posición le ofrece, Garrigan inicia una vida de ensueño, que, sin embargo no tarda en convertirse en una pesadilla de traiciones y demencia de la que no puede escapar.

Inspirada en personas y hechos reales, este filme lleno de suspense, increiblemente tenso, absorbente y sobrecogedor, ofrece interpretaciones imposibles de olvidar.




 Comentario:

Un médico escocés de clase media, huyendo de un padre, un patriarca paternalista que lo achanta, busca un lugar lo más alejado posible de la tutela familiar, y elige Uganda como país para comenzar a ejecer la medicina de familia. Su espíritu confiado, frívolo  y en busca de diversión, le echa en manos de un político populista y sanguinario, un hombre corrupto cuyo poder descansa en las clases altas del país, la diplomacia internacional  y la ignorancia de los aborígenes, que caen consecutivamente en manos de dictadores cada vez de peor calaña.

El amor del médico frívolo y el reyezuelo por Escocia, y los pecados originales de los colonizadores europeos, ya fueran ingleses o austriacos, que hacía sus negocios con estos países y colaboraban en la caída y ascensión de los tiranos, favorece la entrada del joven en un mundo de lujo, sexo y diversión, que le interesan tanto como el ejercicio de la medicina. El nivel de vida de las clases dominantes del país, especialmente en Kampala,  la capital donde reside el gobierno,  no difiere mucho del de cualquier ciudad europea, pero a la vez los aborígenes carecen de lo más imprescindible, viven en chozas y pierden la vida cuando su tribu es acusada de proto-comunista, calificativo que da licencia al poderosos para realizar las más brutales matanzas.

Macdonald  construye un personaje que representa a Idi Amin que reúne las características del líder populista, que nos resultan tan características en la actualidad: "Mi gobierno es un gobierno de acción, no de palabras; en mi corazón soy un hombre sencillo como vosotros, que conoce la realidad "  ( ' a pie de choza', no de calle claro está ). Pronto no sólo los desengaña sino que los aterroriza con la represión más cruel, mientras él se desplaza con grandes escoltas, y regala un descapotable al médico alienado, al que finalmente el Doctor Junju salva de una muerte segura, sacrificándose personalmente, no porque Nicholas  no la  merezca, sino porque cansado de tanto odio le exige que denuncie al mundo los excesos de Amin por la sencilla razón de que es blanco y será escuchado. Nicholas es culpable, no porque personalmente se manche las manos de sangre, sino porque mira hacia otra parte cuando se produce el genocidio.

Las potencias occidentales no salen bien paradas en una historia, en la que mantienen a gobiernos criminales siempre que favorezcan sus intereses armamentísticos, farmaceúticos o de cualquier otra índole, dejándoles caer cuando intentan lograr cierto grado de independencia. Dura denuncia no sólo de Idi Amín, sino de la desgracia de pueblos olvidados.


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