Las aventuras de Marco Polo. Archie Mayo.








Ficha técnica:

Título original: The adventures of Marco Polo.
País: USA.
Año:1938
Duración: 100 minutos.
Dirección: Archie Mayo.
Guión: Robert E. Sherwood, basado en una historia de N.A. Pogson.
Director artístico: Richard Day.
Música:  Hugo Friedhofer
Fotografía: Rudolph Maté, A.S.C. y Archie Stout, A.S.C.
Vestuario: Omar Kiam.
Efectos especiales: James Basevi.
Edición: Fred Allen.
Sonido: Oscar Lagerstrom.
Producción: Samuel Goldwyn.
Productores asociados: George Haight










Intérpretes:

Gary Cooper: Marco Polo.
Sigfrid Gurie:Princess Kukachin.
Basil Rathbone: Ahmed.
George Barbier:Kublai Khan
Ernest Truex: Binguccio.
Binnie Barnes:Nazama
Alan Hale: Kaidu
H.B.Warner: Chen Tsu.
Ferdinand Gottschalk: embajador de Persia.
Robert Grieg: Chamberlain.


Sinopsis:

El aventurero Marco Polo viaja desde su Venecia natal y consigue abrir la primera ruta comercial que une Europa con el lejano oriente. En la corte de  Kublai Khan debe enfrentarse a siniestras intrigas palaciegas, al tiempo que se enamora de una bella princesa, hija del emperador. Pero su idilio se ve interrumpido debido a la rebelión de las hordas mongolas, sublevadas por culpa del visir del emperador.

Gary Cooper se convirtió en esta ocasión  en el célebre personaje histórico, para una cuidada producción en la que comparte protagonismo con uno de los mejores secundarios del Hollywood clásico como Basil  Rathbone.

Comentario.


Las aventuras de Marco Polo en absoluto es una película de serie B, sino una cuidada producción, realizada con grandes recursos y gran cantidad de extras; las transiciones se realizan con fundidos encadenados que sobreimpresionan las imágenes, decorados pintados o filmación del trabajo de los actores ante paisajes previamente captados por la cámara, técnicas usuales  e incluso novedosas en 1935. Estas realizaciones no buscaban ninguna fidelidad histórica, y lo que es peor, ni tan siquiera la verosimilitud; más que el trabajo del director importaba la fama del actor con el objetivo de llenar las salas, por lo que la historia se ponían ad usum del divo o diva.

Los actores principales eran norteamericanos, a los que se maquillaba para conseguir algún que otro rasgo orientalizante. Gary Cooper es un Marco Polo bastante 'tarambana', mujeriego y superficial, al que su papá le manda a China para negociar con el emperador Kublai Khan, y allá va él, grandullón, enfundado en una  heterodoxa vestimenta pseudo-veneciana, atravesando continentes con su anciano 'escudero'  Binguccio, atravesando las montañas más altas del mundo y soportando estoicamente los hielos y nevadas. Cuando llega al final de su trayecto  y de acuerdo con su naturaleza superficial de niño pijo, se enamora de la hija de Kublai Khan, la princesa Kukachin (Sigfrid Gurie). Patético remedo del primer comerciante que llegó a China y abrió nuevas rutas comerciales. Nada más lejos de su interés.

Por el amor de esta falsa china , maquillada según el gusto americano de la época (cejas depiladas y apuntadas hacia  la parte superior de la frente y con una pintura de carmin que excede al perfil natural de sus labios) es capaz hasta de intrigar, encargar pólvora e incluso usarla. La 'mejor' secuencia es aquella en la que encuentra a un chino refinado que come spaghettis y le enseña a usar los palillos, seguida de la del primer beso a la princesa. Increible. Más que Marco Polo parece Gulliver rodeado de liliputienses y haciendo reír con chistes y gags desfasados a su público. Una película teóricamente de aventuras, concentra  la acción en los últimos quince minutos, cuando el espectador está cansado de ver a Gary Cooper hacer el ganso.

China 'vista' desde Occidente con algún oriental suelto entre los extras; las bellas mujeres de los harenes son grupos de coristas norteamericanas. La habitación de Ahmed, una torre dentro de la fortaleza dispone de un foso, buitres y hasta cocodrilos, para asustar al ingenuo  espectador de la época, que iba al cine a evadirse y disfrutar con su ídolo. Olvidémonos de Marco Polo y tengamos claro que cualquier tiempo pasado no fue mejor. Gary Cooper hizo magníficas películas, auténticas obras maestras. Este no es el caso, y no se puede hablar de serie B o escasos recursos. Hoy sería carísimo hacer una película con tanto extra, tanto cartón,  tanto  decorado y tanto cartel de promoción.

Archie Mayo fue un director comprometido con el proletariado en sus realizaciones de cine negro tras la crisis del 29. ¿Decidió vengarse con este film de cierta clase social o simplemente cedió ante los estudios? El resultado es un análisis de Marco Polo demoledor.

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