Cartas desde Iwo Jima. Clint Eastwood.
Ficha técnica:
Título oficial: Letters from Iwo Jima.
País: Estados Unido.
Año: 2006.
Duración: 141 minutos.
Dirección: Clint Eastwood.
Guión: Paul Haggis, Irish Yamashita. Basada en Picture Letters from Commander in chief de Tadamichi Kuribayashi.
Casting: Phyllis Huffman.
Producción: Clint Eastwood y Steven Spielberg. Robert Lorenz.
Edición: Joel Cox, A.C.E. y Gary D. Roaah.
Co-producción: Tim Moore.
Supervisor efectos especiales: Michael Owens.
Vestuario: Deborah Hopper.
Poductor ejecutivo: Paul Haggis.
Director de Fotografía: Tom Stern.
Música: Kyle Eastwood y Michael Stevens.
Diseño de producción: Henry Bumstead, James J. Murakami.
Warner Bros Pictures. DreamWorks, SKG, , Malpaso/Amblin Entertainment Production.
Intérpretes:
Ken Watanabe: General Kuribayashi,
Kazunari Ninomiya: Saigo,
Tsuyoshi Ihara: Baron Nishi,
Ryo Case: Shimizu,
Shidou Nakamura: Lietutenant Fujita.
Premios (Filmaffinity):
2006: 1 Oscar: Mejor sonido. 4 nominaciones, incluyendo mejor película y director
2006: Globos de Oro: Mejor película de habla no inglesa. 2 nominaciones
2006: National Board of Review: Mejor película
2006: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor película. Finalista a mejor director
Sinopsis:
El film, rodado íntegramente en japonés,ofrece la versión nipona de la batalla de Iwo Jima, el episodio más cruento de la guerra del Pacífico en el contexto de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) en el que murieron más de 20.000 japoneses y 7.000 estadounidenses. El objetivo era un islote en apariencia insignificante, pero de gran valor estratégico, pues desde allí defendían los japoneses la integridad de su territorio. El mismo año, Eastwood dirigió también ''Banderas de nuestros padres'', que narra la misma batalla desde el punto de vista norteamericano. La versión japonesa muestra cómo el general Tadamichi Kuribayashi (Ken Watanabe) organizó la resistencia a través de un sistema de túneles.
Comentario.
La cruenta batalla entre japoneses y norteamericanos por el control de Iwo Jima ha inspirado a cineastas de ambos países casi desde el fin de la contienda mundial. Allan Dwan en Arenas sangrientas (1949) realiza una oda al patriotismo y el amor a la bandera, una especie de llamada al reclutamiento del 'Tio Sam'; Clint Eastwood coloca el foco en el individuo, identifica al espectador con los personajes, hombres que temen a la muerte y sufren los excesos de los oficiales, mientras dejan en sus hogares a sus seres queridos, por esta razón la llegada de la impresionante flota americana a la costa, precedida de la aviación lo hace estremecerse en su butaca. Las imágenes muestran el absurdo de unos hombres disparando contra otros,y, aunque el resultado está decidido desde el principio por la desigualdad de las fuerzas, ambos bandos ofrecen la vida de los suyos como un tributo al dios de la guerra.
Inquieta ver a un joven como Saigo (Kazunari Ninomya), el protagonista junto a Kuribayashi, (Ken Watanabe), de un film coral, viendo la muerte, la desmembración y el suicidio a su alrededor, mientras capitanes enloquecidos imponen a los demás la decisión de morir con honor, como soldados respetables y dignos del emperador. Clint Eastwood muestra la violencia desatada entre los hombres a cuenta de estos códigos de honor sin música ni otros efectos que distraigan de la percepción de lo horrible de las guerras y los combates se suceden con el único acompañamiento del sonido de las bombas y armas de fuego. Dos hombres, un soldado y un oficial, representan una mentalidad diferente, amante de la vida, de sus familiares, tolerantes y respetuosos con el prisionero. Incluso Saigo no teme que le tachen de cobarde por defender su vida y anteponerla al fundamentalismo tendente a la locura de muchos de sus compañeros. Especialmente dura es la secuencia en la que un grupo de soldados se va suicidando, incluso después de muerto el teniente que había dado la orden. El general, educado en Estados Unidos, siente simpatía por el pueblo norteamericano, pero es perfectamente consciente de que su profesión acabará enfrentándole con ellos aún a su pesar.
Un filtro verde-sepia, una decoración del set minimalista y una música suave y con un timing adecuado a las intenciones del realizador, contribuyen a la narración de una historia directa, sin histrionismos ni derivaciones que distraigan de lo esencial del relato. Recomendable.
Un filtro verde-sepia, una decoración del set minimalista y una música suave y con un timing adecuado a las intenciones del realizador, contribuyen a la narración de una historia directa, sin histrionismos ni derivaciones que distraigan de lo esencial del relato. Recomendable.
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