El Padrino. Francis Ford Coppola.




Ficha técnica:

Título original: The  Goodfather.
País: USA.
Año: 1972.
Duración: 175 minutos.
Dirección: Francis Ford Coppola.
Guión: Francis Ford Coppola y Mario Puzo.
Música: Nino Rota. Dirigida por Carlo Savina.
Dirección de Fotografía: Gordon Willis.
Director artístico: Warren Clymer.
Decorador del set: Philip Smith.
Casting: Fred Roos, Andrea Eastman, Louis Digiaimo
Producción: Albert S. Ruddy.
Diseño de Producción: Dean Tavoularis.
Vestuario: Anna Hill Johnstone.
Maquillaje: Dick Smith y Philip Rhodes.
Peluquería: Phil Leto.
Edición: William Reynolds, A.C.E. y Peter Zinner, A.C.E.
Productor asociado: Gray Frederickson
Paramount Pictures/ Viacom Company, Albert S. Ruddy Production, Alfran Productions, INC..


Intérpretes:

 Marlon Brando Marlon Brando: Vito Corleone,
 Al Pacino: Michael,
 James Caan: Sonny,
 Richard Castellano: Clemenza,
 Robert Duvall: Tom Hagen,
 Diane Keaton: Kay Adams,
 John Cazale: Fredo,
 Talia Shire: Connie,
 Sterling Hayden: Capt. McCluskey,
 Gianni Russo: Carlo,
 Rudy Bond: Cuneo,
 John Marley: Jack Woltz,
 Richard Conte: Barzini,
 Al Lettieri: Sollozo,
 Abe Vigoda: Tessio,
 Franco Citti: Calo,
 Lenny Montana: Luca Brasi


Premios:


1972: 3 Oscars: Mejor película, actor (Marlon Brando), guión adaptado. 11 nominaciones
1972: Globo de Oro: Mejor película drama
1972: Premios David di Donatello: Mejor film extranjero

Sinopsis:

El Padrino  es el violento y emocionante retrato de una familia siciliana que lucha por mantener su poder en la Norteamérica de la posguerra, llena de corrupción, engaños y pasiones. Coppola comienza así su legendaria trilogía,  combinando magistralmente la historia familiar de los Corleone y el horrible negocio del crimen en el que están involucrados. Basado en el betseller de Mario Puzo y con actuaciones inolvidables de Marlon Brando, Al Pacino, James Caan y Robert Duvall, esta brillante e intensa cinta obtuvo 10 nominaciones al premio de la Academia y consiguió tres, incluyendo el de 'Mejor Película' en 1972. 

Comentario.

Escribir sobre El Padrino, una de las películas más admiradas por un gran numero de cineastas, a excepción del propio Francis Ford Coppola,  entraña una gran responsabilidad . Con una factura clásica, sin histrionismo, desfilan por la pantalla los miembros de una gran familia tradicional siciliana de corte patriarcal, en la que la mamma ocupa un discreto  e importante lugar entre los hombres italianos, a los que  muchos  denominan  mammoni, sea cual sea su clase y condición, por la dependencia de la madre. La presencia de esta figura en la  cinta es escasa, pero Coppola supo darle la adecuada relevancia en la secuencia de la boda de la hija; no en vano el director es de origen italiano y su propio padre, Carmine Coppola,  fue un músico relevante  que colaboró puntualmente con Nino Rota, encargado del score musical de la cinta . Posteriormente se encargó de la BSO de El  Padrino II.  Su propia hermana Talia Shire encarnó el papel de Connie, la única hija de Vito Corleone, que desencadenó la tragedia familiar  en cuyo desenlace se involucró Michael (Al Pacino), que siendo el vástago destinado a dar el sorpasso y convertir al grupo en una familia influyente que debía operar dentro de la legalidad, acabó sustituyendo a su padre como ' Padrino' de la organización criminal, historia que desarrolla la parte tercera, ya que la segunda es en realidad una precuela. El fundador, junto con George Lucas de American Zoetrope, se sintió incómodo ante la imposición de los estudios de la realización de la trilogía por el fracaso de taquilla  de Apcalipse  now, que le desvió de una senda experimental, aunque le dio una fama imperecedera.

El insustituible Marlon Brando, uno de los mejores actores de método, convirtió a Vito Corleone en un personaje reconocible incluso para los no cinéfilos, que recuerdan el intento de asesinato del gángster mientras estaba comprando fruta, y esa voz quebrada y ronca que le acompañó especialmente después del incidente. Coppola  recrea un Nueva York de los años cuarenta, en el que las bandas se repartían las áreas de influencia:  para unos el control de los sindicatos y la policía, para otros los políticos y los jueces. Cualquier intento de romper este equilibrio acababa de forma cruenta, algo que intentaban evitar los mafiosos para no sufrir intrusiones en sus negocios de contrabando de alcohol o de droga, que suponía un riesgo mayor para el crimen organizado. A estos conflictos se suma la violencia que se ejerce dentro de la familia, ya sea por desconfianza o por conflictos matrimoniales que se resuelven mediante el uso de la fuerza. Vito Corleone es todavía el jefe imponente de la tribu, de formas elegantes y actitudes de aparente respeto y tolerancia, con cierta resistencia a involucrarse en crimenes o asesinatos que  puedan amenazar su estatus.

A esta situación habían llegado unas organizaciones que trasladadas desde el lugar de su nacimiento, Sicilia, al nuevo continente, pretendían proteger a los inmigrantes italianos, pero que acabaron infiltrándose en los sindicatos y florecieron  como organización criminal con la Ley Volstead o Ley Seca en los años 20. Coppola nos los muestra como mafiosi u  'hombres de honor', que es lo que significa el término, conviviendo con las élites estadounidenses corruptas, aunque vigilados de cerca por una policia que no actúa con contundencia contra ellos. La  novia de Michael (Al Pacino)Kay Adams (Diane Keaton) no es capaz de distinguir en esta primera entrega lo que ocultan las buenas maneras de la familia, contenida todavía por el respeto al jefe del clan, Vito Corleone. La música cálida y romántica de Nino Rota crea una atmósfera de nostalgia de la patria perdida y de contención burguesa que oculta las actividades clandestinas de la organización mafiosa. El viaje obligado de Michael a Sicilia, tras un ajuste de cuentas con los que han intentado asesinar a su padre, muestra la otra cara de la moneda, rústica y brutal, de la lucha por el poder a cualquier precio entre las bandas criminales, en un contexto en el que  no  valen las máscaras.

La saga de El Padrino es singular, irrepetible y quizás inigualable, por más que le pese a Francis Ford Coppola. Un ejemplo de buen cine, una obra maestra para muchos, dentro de un modo de producción institucional, alejado de las aspiraciones vanguardistas de los jóvenes que revolucionaron el cine y que trabajaron juntos en American Zoetrope, pero que el tiempo ha convertido en un clásico indispensable para todos aquellos que se acerquen al cine de género o de autor y quieran disfrutar o aprender de  quienes  han ido convirtiendo este modo de representación en el dominante del siglo XX. Esta semana el film ha cumplido cuarenta años y desde este blog nos sumamos al merecido homenaje que la prensa le ha tributado.


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