Nueva York para principiantes. Robert Weide.
Ficha técnica:
Título original: How to Lose Friends & Alienate People.
País: Gran Bretaña.
Año: 2008.
Duración: 110 mintuso.
Dirección: Robert B. Waide.
Guión: Peter Straughan, basado en el libro de Toby Young
Director de Fotografía: Oliver Stapleton, B.S.C.
Música: David Arnold.
Edición: David Freeman.
Supervisor música: Karen Elliott.
Casting: Jina Hay, Justine Baddeley y Kim Davis-Wagner.
Producción: Stephen Woolley y Elizabeth Karlsen.
Diseño de producción: John Beard.
Productores ejecutivos: Tessa Ross, Paul White, Simon Fawcett. Gary Smith
Productor asociado: Roin O'Hara.
Co-productor: Toby Young, Laurie Borg
Maquillaje y peluquería: Peter Swords King.
Vestuario: Annie HHardinge.
Intandem, UK Film/Council, Intandem Films, Film4 asociada con Aramid Entertainment, Stephen Woolley/ Elizabeth Karlsen number 9 Films Production, asociado con Audley Films.
Intérpretes:
Simon Pegg: Sidney Young,
Kirsten Dunst: Alison Osea, ,
Danny Huston: Lawrence Maddox.
Gillian Anderson: Elenor Johnson,
Megan Fox: Sophie Maes,
Max Minghella: Vincent Lepak
Diana Kent: Rachel Petroff
Jeff Bridges: Clayton Harding,
Sinopsis:
New York para principiantes es la crónica del declive de Sidney Young desde prometedor periodista a rotundo fracaso en la revista más prestigiosa de New York, Sharps. Se abre camino a través de Manhattan. Los motivos más inoportunos, sus malos modales y sus bromas de mal gusto le llevan a percance monumentales con divertidísimas consecuencias, hasta que al final, de forma inverosímil, se gana el corazón de su verdadero amor.
Comentario:
Aunque se ha considerado la película de Robert Weide una comedia romántica fallida e inofensiva, no es tan romántica ni tan inocente. Simon Pegg junto con Nick Frost son los actores cómicos más destacados de Inglaterra (Zombie's Party, Arma fatal o Paul...) por su humor caústico, ácido y cínico. En esta cinta interpreta a un periodista que dirige una modesta revista británica, The post modern review, donde lo que no falta es la libertad de expresión, sí recursos económicos. Precisamente por este talante liberal y sin ataduras, característica que adorna a los que intentan abrirse camino, es llamado por el director de Sharps, Clayton Harding (Jeff Bridges), para ocupar un puesto en esta revista, una simbiosos de fashion live y publicación del corazón, nostálgico de sus comienzos en una publicación parecida a la de Sidney, ambas insolentes, amargas e irreverentes..
Sidney, hijo de una actriz de cine y de un distinguido filósofo, sueña desde niño con acceder a lo que llama el Sanghry La , o paraiso terrenal de las estrellas, por lo que acepta sin pestañear el trabajo en la metrópolis de la modernidad, New York, sin atender a los consejos de su padre de que no intente convertirse en un hombre de éxito, sino de valores. Cuando se integra en el complejo periodístico descubre que lo que allí se hace no es periodismo, sino pactos comerciales con agentes o managers para encumbrar el valor que interesa, a los que acompaña todo un ritual en el que no faltan los reporteros gráficos y los paparazzi. El joven inglés empieza a sentir que no encaja en ese mundo corrupto o 'profesional' ( en realidad cotillas que escriben bazofia) como se le llama al otro lado del charco, en el que la honestidad apenas hace acto de presencia: estrellas de moda como Sophie Maes (Megan Fox), seleccionada para representar a la Madre Teresa de Calcuta, (Teresa: la creación de una santa) es lanzada en un espectáculo erótico de corte felliniano.
El filme muestra la trastienda del famoseo, en la que se gestan los pelotazos y burbujas económicas, cuya fachada son actores/actrices, cantantes, etc., mientras al ciudadano medio se le prepara su 'margin call' particular, haciéndole soñar, dejándole dinero para imitar y cerrando el grifo cuando conviene. Jeff Bridges representa al millonario que ha perdido la inocencia y disfruta teniendo a su lado a un joven como él fue, también británico, con los ideales intactos, aunque no le pone fácil su adaptación. Formando parte de la misma cultura un inglés choca con un americano, incluso en su forma de vestir: traje con pantalón corto, sandalias con calcetines...
Una buena película para pasar un rato relajado y divertido, que siempre garantiza Simon Peg, con algún toque romántico, aunque bastante secundario. La inocencia, la honestidad y la sinceridad resultan al fin tan atractivos como la belleza o el amor. El espectador asistirá a otro mundo relacionado con el cine, sin el cual resultaría muy difícil crear mitos, de los que se hace referencia constante en el film.
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