El día de la ira. Tonino Valerii.
Ficha técnica:
Título original: I Giorni dell'Ira
País: coproducción Italo-Tedesca, realizada por Sansone y Chrosciky.
Año: 1967
Duración: 112 minutos.
Dirección: Tonino Valerii.
Guión: Ernesto Gastaldi, Tonino Valerii, Renzo Genta, basado en el romance Der tod ritt dienstags... de Ron Barker.
Escenografía: Piero Filippone.
Montaje: Franco Fraticelli.
Música, composición y dirección: Ritz Ortolani.
Vestuario: Carlo Simi y Maria Barone,
Director de Fotografía: Enzo Serafin. Technicolor, techniscope.
Director de Producción: Nino Milano.
Organizador general: Nicolo'Pomilia, A.D.C.
Cidif, Sancrosiap S.P.A., Roma/ Corona Film y KG Divina Film, Monaco.
Intérpretes
Giuliano: Scott Mary,
Lee Van Cleef: Frank Talbit,
Walter Rilla: Murph Allan Short,
Christa Linder: Gwen,
Ennio Balbo: el banquero Turner,
Lucas Ammann: Judge Cutchell,
Andrea Bosic: Abel Murray,
Pepe Calvo: Blind Bill,
Giorgio Gargiullo: Killer,
Ivonne Sanson: Vivien Skill.
Sinopsis:
En la ciudad de Clifton vive Scott, un joven humilde del que todos se burlan. Su único amigo es murph. El sueño de Scott es convertirse en un gran pistolero y el día en el que Frank Talby llega a la ciudad, el sueño parece empezar a hacerse realidad. Talby se ve involucrado en una pelea tratando de defender a Scott y mata a un hombre de dos disparos en el pecho. El tribunal reconoce que fue en defensa propia y lo absuelve. Después de estos acontecimientos, Talby se convierte en el mentor de Scott, enseñándole todo lo que hay que saber para convertirse en un pistolero. Pero en Clifton, Talby se hace cada vez más enemigos, hasta que el consejo ciudadano le pide a Scott que lo mate...
Comentario.
Afortunadamente no siempre se cumple el axioma de Noël Simsolo de que el western y su hermano gemelo el cine negro llevan en sí mismos el germen de su destrucción, como consecuencia de integrar un número limitado de situaciones dramáticas, - armas, violencia, indios, justicieros que se van por la misma y única vía que lleva al poblado, simbolizando la marcha de los colonos hacia el oeste...-, que por conocidas acaban por no sorprender a nadie.Tonino Valerii consigue hacer una película original, en la que representa una comunidad ya avanzada, con sus fuerzas vivas asentadas, (juez, sheriff, propietarios...) para los que no están muy lejos los días en que hicieron su acumulación precapitalista mediante el bandidaje, quedando aún testigos vivos de sus orígenes. El pueblo presenta ya un estratifición en clases sociales muy rígidas que condenan al joven Scott a realizar una función poco visible en los westerns, recoger las basuras e inmundicias de un núcleo poblacional sin alcantarillado, trabajo más que necesario, pero mal considerado, que realizan las clases sociales más bajas. En una comunidad en la que hay muy pocos vecinos esta estratificación obedece a un hecho tan cotidiano como ser el hijo bastardo de una prostituta del burdel. Aunque muchos viajaban acompañados de sus mujeres e hijos, lo habitual era que el hombre se desplazara por las tierras desérticas solo, y al llegar a una ciudad su primera visita fuera al saloon, que además de saciar al sediento le ofrecía generalmente la posibilidad de mantener contactos con mujeres. Así se escribe la historia.
Clifton era un pueblo 'tranquilo' , hasta que por su única calle apareció un jinete, Frank Talbit (Lee Van Cleef), que no llegaba para marcharse por la misma vía, sino que tenía cuentas pendientes con los notables de la ciudad, y al que no le resultó difícil reclutar al joven Scott, despreciado, insultado y rechazado en los lugares de ocio por sus orígenes, que soñaba con ser un pistolero, no sólo para dejar de limpiar la porquería de sus conciudadanos, sino para imponerles respeto. Frank Talbit no era mejor que los demás y el enfrentamiento definitivo era, pues, inevitable, pero en esta ocasión se hará en igualdad de condiciones: Allan Murph (William Rilla) deja como herencia al joven una pistola que han manejado manos expertas, con el cañón recortado, truco que usan los 'profesionales' y vetado para el iniciado. Scott se gana ese respeto que se merece todo ser humano, y especialmente el que realiza un trabajo tan penoso y sórdido como el suyo, mediante el uso de la violencia y no de la virtud y bondad de que estaba dotado, perdida por completo su inocencia.
Notable spaghetti western crepuscular, en el que el forajido es ya una rara avis en extinción, cuya aparición apenas tiene nada que vez con la justicia, sino con la venganza y el ajuste de cuentas. El score musical, realizado por Ritz Ortolani hermana el clima del film con el de muchas películas del género polar francés, a las que pusieron música italianos como Ennio Morricone, el músico-fetiche de Sergio Leone.
Clifton era un pueblo 'tranquilo' , hasta que por su única calle apareció un jinete, Frank Talbit (Lee Van Cleef), que no llegaba para marcharse por la misma vía, sino que tenía cuentas pendientes con los notables de la ciudad, y al que no le resultó difícil reclutar al joven Scott, despreciado, insultado y rechazado en los lugares de ocio por sus orígenes, que soñaba con ser un pistolero, no sólo para dejar de limpiar la porquería de sus conciudadanos, sino para imponerles respeto. Frank Talbit no era mejor que los demás y el enfrentamiento definitivo era, pues, inevitable, pero en esta ocasión se hará en igualdad de condiciones: Allan Murph (William Rilla) deja como herencia al joven una pistola que han manejado manos expertas, con el cañón recortado, truco que usan los 'profesionales' y vetado para el iniciado. Scott se gana ese respeto que se merece todo ser humano, y especialmente el que realiza un trabajo tan penoso y sórdido como el suyo, mediante el uso de la violencia y no de la virtud y bondad de que estaba dotado, perdida por completo su inocencia.
Notable spaghetti western crepuscular, en el que el forajido es ya una rara avis en extinción, cuya aparición apenas tiene nada que vez con la justicia, sino con la venganza y el ajuste de cuentas. El score musical, realizado por Ritz Ortolani hermana el clima del film con el de muchas películas del género polar francés, a las que pusieron música italianos como Ennio Morricone, el músico-fetiche de Sergio Leone.
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