Las nieves del Kilimanjaro. Robert Guédiguian.







Ficha técnica:

Título original: Les neiges du Kilimandjaro.
País: Francia.
Año: 2011.
Duración: 90 minutos.
Guión y Dirección:  Robert Guédiguian Jean-Louis Milesi, basado en un poema  La gente pobre de Victor Hugo.
Música: Pascal Mayer.
Dirección de Fotografía: Pierre Milon.
Montaje: Bernard Sasia.
Diseño de producción: Michel Vandestien.
Vestuario: Juliette  Chanaud.
Compañías. Productoras: Agat Films & Cie, Ex Nihilo, France 3 Cinéma;  Golem Distribution.

Intérpretes:

 Ariane Ascaride :Marie-Claire,
 Jean-Pierre Darroussin :Michel,
 Gérard Meylan :Raoul,
 Marilyne Canto :Denise,
 Grégoire Leprince-Ringuet :Christophe,
 Anaïs Demoustier Flo,
 Adrien Jolivet :Cilles.

 Premios (Filmaffinity):

2011: Premios Cesar: Nominada a Mejor actriz (Ariane Ascaride)
2011: Festival de Cannes: Sección oficial a concurso (sección "Un certain regard")
2011: Festival de Valladolid - Seminci: Espiga de Plata, Premio del Público

Sinopsis:

  A pesar de haberse quedado sin trabajo, Michel es feliz con Marie-Claire. Hace 30 años que se aman. Sus hijos y sus nietos les miman. Tienen muy buenos amigos. Se enorgullecen de sus luchas políticas y sindicales. Sus conciencias son tan transparentes como sus miradas. Pero su felicidad se hará pedazos al igual que su ventanal, cuando dos hombres armados y enmascarados les agraden, les arrancan los anillos de boda y huyen con las tarjetas de crédito. Su desconcierto será aún mayor cuando se enteren de que la brutal agresión ha sido cometido por un joven obrero de la fábrica que se quedó en paro al mismo tiempo que Michel. Uno de los suyos. Poco a poco, Michel y Marie-Claire entenderán que Christophe, el agresor, actuó empujado por la necesidad. Vive solo con dos hermanos pequeños de los que se ocupa con devoción, vigilando sus estudios y su salud.

Comentario.

Los adjetivos más frecuentes que aparecen en las críticas son los de honestidad, amabilidad y constructivismo, que rompen la ortodoxia dogmatizante del liberalismo económico. Ubicada en Marsella, obliga al espectador a  pararse y mirar la angustia, el dolor y el sufrimiento que se esconden detrás de conceptos como fusión, despido, eficiencia, robo o agresión.  No es la primera vez que el cine analiza las consecuencias sociales que siguen a las crisis, pero  la forma de Robert Guédiguian es más sencilla, directa, impregnada de un sentido humanista y una postura moral. Las despresiones económicas tienen tantas caras y dan lugar a tantas composiciones como un caleidoscopio, en cuya elaboración coinciden distintas culturas  y mentalidades. No estoy de acuerdo con la afirmación de que los norteamericanos evitan reflejar el sufrimiento, simplemente sus formas son distintas, como evidencian filmes como Margin Call. The Company Men, Up in the air..., que incorporan incluso el suicidio.

Guédiguian profundiza en la moral y la conciencia de viejos sindicalistas y militantes de izquierdas, que llegada la edad de la jubilación han conseguido su pequeña casa, sus comodidades, a costa de trabajar marido y mujer fuera de casa, entendiendo que todo trabajo dignifica al hombre, ya sea cuidar ancianos o buzonear publicidad, y son atracados por otros trabajadores, despedidos como él, jóvenes, con vidas nada fáciles y que consumen la propaganda oficial destinada a enfrentar a los trabajadores entre sí; a  Marie-Claire y Michel les obsesiona la idea de haberse convertido en unos burgueses, insensibles a las desgracias de los más desamparados. La denuncia de estos actos pondrá al descubierto las contradicciones de la clase trabajadora con un toque de romanticismo del gran escritor Victor Hugo en cuyas obras denunció siempre las penurias de los más miserables . Pero el film de Guédiguian obliga al espectador a reflexionar sobre otras cuestiones muy unidas a la felicidad o la tristeza del hombre, como el constructo de género, la huída a países exóticos, una forma de evasión ya denunciada por las hermanas Bronté, la reacción visceral del hombre cuando es atacado personalmente, la postura  que adoptan unos hijos educados en épocas de expansión, que se quejan de que su padre nunca estaba en casa, ausente a causa de sus deberes sindicales, etc. ¿Tiene derecho una mujer a abandonar a sus hijos para progresar y vivir su vida sin ataduras? ¿Son unos extravagantes Marie-Claire y Michel o unas personas coherentes con sus principios? Mucho espectador puede retorcerse en su sillón ante determinadas propuestas de un director qaue hace un cine comprometido.


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