Un grito en la niebla. David Miller.
Ficha técnica:
Título original: Midnight lace.
País: Estados Unidos.
Año: 1960.
Duración: 105 minutos.
Dirección: David Miller.
Guión: Ivan Goff y Ben Roberts, basado en la obra Matilda SShouted Fire de Janet Green.
Director de Fotografía: Russell Metty, A.S.C., Eastman Color por Pathe.
Directores artísticos: Alexander Golitzen y Robert Clatworthy.
Decoración del set_ Oliver Emert.
Sonido: Waldon O.Watson, Loe Lapis.
Edición: Russell F. Schoengarth, A.C.E., Leon Barsha, A.C.E.
Maquillaje: Bud Westmore.
Peluquería: Larry Germain.
Música: Frank Skinner.
Producción Ross Hunter y Martin Melcher.
Compañías: Universal Internacional, Ross Hunter-Arwin Production
Intérpretes:
Doris Day: Kit,Mrs. Preston,
Rex Harrison: Anthony Preston.
John Gavin: Brian Younger.
Myrna Loy: Aunt Bea.
Roddy McDowall: Malcolm.
Herbert Marshall,: Charles Manning.
Natasha Parry: Peggy.
Natasha Parry: Peggy.
Hermione Baddeley: Dora.
John William.: Inspector Byrnes.
Sinopsis:
Un magnífico y absorbente film con pinceladas de thriller psicológico , donde la esposa de un magnate americano, que acompaña a su marido a Londres, es amenazado de muerte oor una sospechosa y anónima voz. Scotland Yard, tras varias amenazas y obscenidades, se pone al cargo del caso, pero diferentes hipótesis empezarán a cobrar consistencia, dificultan do la resolución del caso.
Comentario.
Un grito en la niebla (Midnight lace), dirigida por David Miller, es una película que ha pasado desapercibida, y sólo queda en el recuerdo de cinéfilos rastreadores de todo lo que se encuentra en los rincones más recónditos de las videotecas. Con algún que otro cameo de Alfred Hitchcock y su Crimen perfecto, es un film idóneo para la evocación de la década de los 60, de la que ofrece la cara más conservadora de los tiempos turbulentos de la revolución del amor, los hippies, el mayo francés o la Guerra de Vietnam y sus consecuencias. En este mundo brilla Doris Day, la rubia platino decente, que representa a la mujer objetivada que se mueve en la jungla de los negocios, en la que los hombres trabajan y las mujeres se lamentan (Peggy, Natasha Parry). Ella es la reina en un mundo de glamour, siempre cargada de cajas que esconden caros modelitos, rodeada de maletas, cuyas o de sus adláteres femeninas, o recibiendo joyas de sus amantes maridos.
Son tantos los que la quieren matar y tan pocos los que quieren a la rica heredera, que, aunque previsible, obstaculizan la pista principal. El rencor social, los traumas que dejó la guerra o la posibilidad de que padezca alteraciones psicológicas, propias de mujeres de ejecutivos que lo tienen todo excepto la ansiada compañía de sus maridos, compiten, con algunos espectadores, que así lo confiesan, por ser los ejecutores de la dama. Finalmente gana la avaricia.
Es un lujo penetrar de la mano de David Miller en las casas de los millonarios de la época con esas decoraciones tan remilgadas de sus habitaciones decoradas de seda color rosa, cortinajes vaporosos que invaden las amplias estancias recargadas, por las que se pasea el ama de casa como una reina vestida de encajes 'nocturnos' o lamés diurnos, quejándose de su mala suerte, siempre abandonadas y privándose de realizar viajes fantásticos. A la vez también se permiten el lujo de aconsejar a los hijos de sus sirvientas a qué se deben dedicar para no hacer sufrir a sus madres, hecho que automáticamente es aprovechado por la cámara para presentarlos como sospechosos de cualquier acción criminal. Fastuoso.
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