La ciudad no es para mí. Pedro Lazaga.



Ficha técnica:

Título original: La ciudad no es para mí.
País: España.
Año:: 1966.
Duración: 99 minutos.
Dirección: Pedro Lazaga.
Guión: Pedro Masó, Vicente Coello, basado en una obra de Fernando Ángel Lozano,
Música: Antón García Abril. Conjunto musical: 'Los Shakers.
Dirección de Fotografía: Juan Mariné B & W.
Montaje: Alfonso Santacana.
Jefe de Producción: José Alted.
Productor ejecutivo: Pedro Maso.
Maquillaje: Paloma Fernández.
Peluquería: Mª Luisa del Campo.
Pedro Maso, Producciones Cinematográficas.


Intérpretes:

Paco Martínez Soria,
Doris Coll,
Eduardo Fajardo,
Cristina Galbo,
Gracita  Morales,
José Sacristán,
Margot Cottens,
María Luisa Ponte,
Sancho Grecia,
Alfredo Landa,

Sinopsis:

Agustín Valverde es un viudo y hacendado aragonés, que llega a  Madrid para instalarse en casa de su hijo, que se ha convertido en un prestigioso médico, casado con una modesta costurera, a la que desde que su marido consiguió una brillante posición social, todo el mundo llama Luchy. La mujer se siente atraída por el ayudante de su marido, la nieta vive una vida desordenada con una pandilla de amigos nada recomendable, e incluso la criada tiene sus problemas...

Comentario:

El film de Pedro Lazaga es una buena crónica de la España de la década de los 60, que ya se había abierto al mundo, comenzaban a llegar los turistas, vendíamos naranjas y arroz  a Europa, exportábamos trabajadores sin cualificar  y llenábamos las calles con el coche nacional: el seat 600. El realizador representa en su  películaa a una sociedad menor de edad, casposa, a la que aplicarle el concepto de patriarcal, que es lo que era, resulta hasta pretencioso. Agustín Valverde, un alcalde muy querido por su pueblo, representado por sus fuerzas vivas, (cacique, cura., maestro, que vive de la caridad del  primer edil), decide ir a Madrid a vivir con su prestigiosos hijo, y como un héroe de western, tras poner cada cosa en su sitio, de acuerdo con su leal saber y entender, y protagonizar una serie de gags chuscos y bizarros, cargado con sus gallinas por el centro de Madrid, descubre que como en su pueblo de Zaragoza no se vive en ninguna parte. Allí le esperan como a un Mesías, le dedican una calle y le cantan una jota. Fastuoso.

Pedro Lazaga comienza su film con una secuencia  muy rápida, para transmitir la idea de lo frenéticamente que se vivía en la capital de España en la década de los 60, lo que le permite establecer la comparación con el pueblecito de Agustín, donde nunca pasa nada,  llegan  tres cartas al mes y lo más notorio es que nazca un niño. Una de las figuras emblemáticas del cine de la época era la de la criada, otra paleta de pueblo, que se quedaba embarazada y metía en casa  de los señoritos al novio, que era generalmente  un tragaldabas, que acababa teniendo celos hasta del lechero y arrastraba a la infeliz a un pisito en las afueras. Y siempre se repite la misma historia. Lo  curioso es que todavía quede gente que sienta nostalgía de aquella  época, y disfrute riéndose de las  'chachas' y los pueblerinos, por muy alcaldes y santos que fueran.


Comentarios

Entradas populares