Elizabethtown. Cameron Crowe.





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Ficha técnica:

Títuo original:  Elizabethtown.
País: Estados Unidos.
Año: 2005.
Duración: 138 minutos.

Guión y Dirección:  Cameron Crowe.
Casting: Gail Levin.
Director de Fotografía: John Toll, A.S.C.
Música: Nancy Wilson.
Edición: David Moritz.

Diseño de Vestuario: Nancy Steiner.

Producción: Tom Cruise, Paula Wagner y Cameron Crowe.
Productor ejecutivo: Donald J. Lee, Jr.
Productores asociados: Andy Fischer.
Diseño de producción: Clay A. Griffith.
Paramount Pictures, CIW/VINYL Films Production.


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Intérpretes:
 
Orlando Bloom: Drew Baylor,
Kirsten Dunst: Claire Colburn,
Susan Sarandon: Hollye Baylor,
Alec Baldwin: Phil Devoss
Bruce McGill: Bill Banyon,
Judy Greer: Heather Baylor,
Jessica Biel: Ellen Kishmore,
Paul Schneider: Jessie Baylor,
Loudon Wainwright: Uncle Dale,
Gailard Sartain: Charles Dean,
Jed Rees: Chuck Hasboro,
Paula Deen : Aunt Dora.


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Sinopsis:

Horas depués de su calamitoso debut como diseñador industrial, Drew Baylor se entera de la repentina muerte de su padre y viaja a Elizabethtown, en Kentucky, para asistir al funeral. Durante el vuelo, conoce a Claire, una azafata que le ayudará a superar los momentos difíciles que le esperan y que le demostrará que las cosas más asombrosas suceden cuando uno menos lo espera.

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Comentario.

Elizebethtown es una comedia romántica especialmente destinada a quien debe hacer frente a la conjución de circunstancias adversas coincidentes en el tiempo: el fracaso de un proyecto vital y la muerte accidental del padre. Esta crisis integral, en la que el individuo  se queda solo y se siente abandonado por los que le rodeaban cuando la fortuna le sonreía,  lo hace  vulnerable  ante el amor, que finalmente le apartará de la senda de la depresión y el suicidio. Andrew Baylor , (Orlando Bloom), cree, como hemos creído todos los que hemos vivido la  quimera de un desarrollo sostenible basado en la competencia, que el éxito  es el  único dios al que sirve el mundo entero, pero, además, nuestro personaje ha sido tocado por la vara de la Fortuna y ha entrado a formar parte del grupo de elegidos a los que el Jefe de la multinacional para la que trabaja llama 'ciudadanos de grandeza'. El universo de estos ciudadanos es mucho más frágil de lo que aparenta, y el fracaso puede ocasionar un descalabro mayor que la caída de un país entero, con todos sus habitantes saliendo a trabajar cada día. El hilo del que pende la galaxia de Andrew es el diseño de unas zapatillas  deportivas;   cualquier joven entre 15 y 30 años sabe cómo se ha valorado este complemento del vestuario en los tiempos de vacas gordas. En 2005, fecha en la que  se realizó la película, dos años antes de la caída de Lheman Brothers, campana que anunciaba el comienzo de la primera crisis global, directores como Camerón Crowe ya oían el sonido de la mierda salpicando a nivel mundial, y ponían  la señal de aviso en boca de sus personajes, en este caso el temible ejecutivo, Phil Devoss (Alec Baldwin), a cuyo despacho se accedía a través de un pasillo en el que se amontonaban obras de arte  de las que sólo podían disfrutar los que eran invitados  a la cueva del  magnate.

El rechazo del nuevo diseño de zapatillas deportivas del genio del ramo puede hacer perder a la empresa más de 1000 millones de dólares, cantidad que hoy nos parece insignificante ante fiascos de 23.000 de algún banco español; Phil Devoos hace repetir en varias ocasiones  la cantidad de Drew para que sea consciente de la catástrofe, un buen ejercicio. En pleno proceso de asunción del fracaso,  le llega la noticia de la muerte del padre. Especialmente interesante es el encuentro del cuerpo sin vida del hombre al que el joven había querido tanto  hasta disociar al ser de la gelidez  de la muerte En el trayecto en un avión del que es el único pasajero, conoce a una azafata, Claire Colburn, (Kirsten Dunst), de la que, abandonado por todos, finalmente se enamora, aunque no sólo por su apariencia,  sino porque empieza a  entender que su crisis personal es una oportunidad para destruir el edificio de su vida, roído por las termitas, como hace  Rusty en el corto que enseña a los niños de su familia sobre el destino de su antigua casa. Tras lograr el reencuentro de la familia con su madre, en un funeral muy particular, que no se entiende desde Europa, reinicia la vuelta a su 'hogar', siguiendo un trayecto vital alternativo que le ha confeccionado Claire, que  suma al mapa de carreteras música, notas y  pequeños mapas dibujados por ella, iniciando un viaje lleno de símbolos,   con paradas   ante el 'arbol del superviviente', el cruce de caminos de Robert Jhonson (Chicago, Winslow, Hollywood, Tulsa), el bar de Russell, antiguo prostíbulo que frecuentaba Albert King, el Missisipi que inspiró a Mark Twain y en el que falleció accidentalmente  Jeff Bukley,la habitación 306  (suite King Abernathy) del Motel  Lorraine en la que fue asesinado   Martin Luther King en  Tennessee, Menphis, ruta que desembocaba el el mercado rural más grande del mundo en el que ella era el premio a su elección. Un viaje hacia la utopía, los ideales, la creatividad, que obliga a desprenderse de las mochilas que cargan nuestras espaldas, en un sentido opuesto al del  cinico protagonista de Jason Reitman en Up in the air (2009) . Al final del trayecto descubre que ningún auténtico fiasco se produce si uno aspira solo a lo suficiente para vivr y que incluso un sencillo brote de hiedra es capaz de atravesar el cemento.

Cierto es que hemos sido educados en la época de la fe en el desarrollo sostenible de tal forma que para nosotros hubiera sido un happy end que hubiera vuelto a su antiguo trabajo y que su proyecto hubiera sido por fin aprobado, porque nos da vértigo la falta de recursos y porque en el fondo creemos que eso de que una hierba atraviese el asfalto es una idiotez. Lo que ocurre es que han movido la tierra bajo nuestros pies y nos han quitado toda la seguridad y no estamos preparados para iniciar el viaje de Drew. Su trayecto era mucho más difícil porque, procediendo de una familia muy conservadora de Kentucky, medio en el que abundaban los hombres formados en West Point y en cada una de cuyas casas ondeaba la bandera americana, había conseguido el éxito que se esperaba de él fuera del ejército, que también había abandonado su padre tras casarse con su madre, por lo que eran considerados como una isla de disidencia (los Baylor de California) y ahora se enfrentaba a una gran caída. Este es el momento en que inicia un viaje con las cenizas de su padre en el asiento anexo al del conductor, el viaje que debieran haber iniciado antes, cuando Mitch Baylor vivía,  saliéndo de las autopistas que conducen al éxito y apartan de la  vida. El film cierra con la metáfora de los salmones que corren contra corriente, sangran y se destrozan, pero el premio es precisamente algo que él había llegado a olvidar:  el amor y la vida.




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