La reina de Nueva York. William A. Wellman.












Ficha técnica:

Título original: Nothing Sacred.
País: Estados Unidos.
Año: 1937.
Duración: 75 minutos.
Guión: Ben Hecht, Ring Lardner Jr. y Bud SSchulberg, basado en  Letter to the Editor, basado en H.Street.
Dirección de Fotografía: W. Howard Greene.
Montaje: James E. Newcom.
Música: Oscar Levant.
Sonido: Fred J.Lau.
Eectos especiales: Jack Cosgrove.
Vestuario: Travis Banton y Walter Plunkett.
Decorador de interiores: Edward G.Boyle.
Dirección artística: Lyle Wheeler.
Ayudante de dirección: Fred Spencer.
Productor: David O. Selznick.
Compañías: Producción: Solznick International Pictures; Distribución: United Artists.




Intérpretes:

Carole Lombard: Hazel Flagg,
Fredric March: Wally Cook,
Charles Winninger: Doctor Enoch Downer,
Walter Connolly: Oliver Stone,
Sig Rumann: Doctor Emil Eggelhoffer,
Frank Fay: maestro de ceremonias,
Troy Brown: Ernest  Walker,
Maxie Rosenbloom: Max,
Margaret Hamilton: Señora en el Drugstore,
Olin Howland: encargado del equipaje,
Monica Bannister: Pocahontas,
Billy Barty: chico.
Vera Lewis: Señorita Sedgewick,
Aileen Pringle: Señora Bullock,
John Qualen: Bombero,
Charles Richman: Alcaide.


Sinopsis:

El incompetente y borracho Enoch Downer  diagnostica equivocadamente  a Hazel Flagg, una bella e ingenua ciudadana de  Vermont, que sufre un envenenamiento por radio y que sólo le quedan seis semanas de vida. Al enterarse, el reportero Wally Cook, confinado habitualmente  a redactar obituarios en un pequeño periódico local, tras haber intentado lanzar a la fama a un falso sultán, explota cínicamente la situación. Para ello convence a la ingenua muchacha de que se vaya a Nueva York, pese a que la chica ya sabe que el diagnóstico es erróneo y que está sana. La joven se ha enamorado del periodista quien, en complicidad con el director del periódico, Oliver Stone, decide fingir que la muchacha se ha suicidado. El escándalo estalla y para evitar ser arrestados, la pareja viaja de incógnito, creyendo que así despistarán a la policía.

Comentario.

La reina de New York es la típica screwball o comedia loca, en la que, efectivamente, parece que a todos les falta un tornillo. Hoy choca el sentido del humor que destila, pero debemos situarnos en la década de los 30, cuando el mundo aún estaba inmerso en la Gran Depresión y muchas cosas estaban empezando a cambiar, entre ellas el papel que las mujeres iban a desempeñar en la sociedad.

Si comparamos lo que hacían los medios de la época  para subsistir, operaciones en las que tenían que lidiar con toda clase de pícaros sin morir en el intento, con los reality show actuales, los engaños eran francamente ingenuos. Hoy poco importa si es verdad o es mentira lo que vende el personaje, sino hasta qué punto está dispuesto a ponerse en evidencia ante el público, que goza con su degradación personal. Lo mas terrible es que enganchan con su hundimiento personal a amplios sectores de publico.

El ritmo del film es trepidante, enlazando situaciones cómicas en las que la mujer lleva la voz cantante, es la protagonista de de los enredos y los engaños y logra embaucar al hombre, un periodista de un rotativo de New York, que no tiene el suficiente olfato para oler a los embaucadores, embarcando al jefe en  sus fracasos y obligandole a desempeñar el mismo papel un tanto infantil. William A.Wellman no pudo sustraerse a estas comedias que el público exigía.

Comentarios

Entradas populares