Shooter: el tirador. Antoine Fuqua






Ficha de identificación:


Título original: Shooter: el tirador.
País: Estados Unidos.
Año: 2007.
Duración: 121 minutos.

Dirección: Antoine Fuqua.
Guión: Jonathan Lemkin,   basado en Point of impact de Stephen Hunter.
Casting: Mali  Finn, C.S.A.
Director de fotografía : Peter Menzies, Jr. ACS.
Música: Mark Mancina
Edición: Conrad Buff, A.C.E., Eric Sears, A.C.E.

Vestuario: Ha Nguyen

Diseño de producción: Dennis Washington.
Productores ejecutivos:  Erik Howsam, Mark Johnson.
Productores:  Lorenzo Di Bonaventura, Ric Kidney.
Di Bonaventura Pictures Production,

Intérpretes:


Mark  Wahlberg: Bob Lee Swagger,
Michael Peña: Nick Memphis,
Danny Glover: Coronel Isaac Johnson,
Kate Mara: Sarh Fenn,
Elias Koteas; JackPayne
Rhona Mitra: Alourdes Galindo,
Rade Sherbedgia: Michael Sandor,
Levon Helm: Mr. Rate.
Ned Beaty: Senador Charles F.Meachum,
Tate Donovan:  Russ Turner,
Justin Louis: Howard Purnell.


SINOPSIS:


Cuando el respetado y  antiguo franco tirador  de la Armada Bob Lee Swagger (Mark Wahlberg) se ve obligado a volver al servicio activo para detener un intento de asesinato del Presidente, ocurre lo imposible: es traicionado y acusado de dicho intento. Decidido a demostrar su inocencia, el ingenioso tirador se ve ahora involucrado en una carrera contrarreloj, en la que es perseguido por todas las agencias gubernamentales del país  y por una turbia organización que le quiere muerto. El director de Training Day, Anthony Fuqua, presenta este soberbio thriller político también protagonizado por Danny Glover (Arma Letal 4) y Michael Peña (World Trade Center). La Gaceta de los Negocios asegura  que 'consigue mantener la intensidad de la trama a través de una hábil dosificación de la intriga y de secuencias de acción muy espectaculares'.

COMENTARIO:


La película de Antoine Fuquer  se mueve en un terreno ideológico  resbaladizo  y   hace una crítica  de  las doctrinas  conspiranóicas  cuyo objetivo es demostrar que todo el mundo es igual  y que la clase  política   está corrupta  en su totalidad, lo que tiene mucho rendimiento en los sectores menos informados de la sociedad . El senador conservador   por Montana, es un asesino sin escrúpulos que acabó con una población entera en África (Eritrea), con el objetivo de defender un oleoducto, realizado con inversiones  norteamericanas para trasladar el petróleo a las economías occidentales. En la primera secuencia la cámara entra en un valle, por una de cuyas vertientes se pueden ver ya las grandes tuberías y nos lleva a una acción bélica en la que intervienen dos franco tiradores, uno de los cuales es Bob Lee Swagger, interpretado por Marc Whalwerg, que posteriormente descubre que, gracias a la fragmentación de las operaciones que constituyen  una misión ha participado en la matanza sin tener conocimiento de ello. De esta forma se  va construyendo la mentalidad sumisa y compormetida con el horror.

El gobierno de su país, el mismo que protagonizó la invasión de Irak en marzo de 2003, le había traicionado y desilusionado  una vez y huye hacia el sueño americano, escapando de su rabia hacia un lugar en la montaña con su perro, idealización que se realiza usando un formato anamórfico, con el  fin de realzar la belleza del paisaje y la calidez de vida del soldado.  Pero se le reclama de nuevo y siente que vuelve a su mundo, que se reconcilia consigo  mismo, llamado de nuevo por su gobierno a través del paternal coronel Isaac Johnson (Danny Glober). Filmado en cámara lenta, sello del autor según el propio Antoine Fuqua, Swagger ( Mark Whalberg) se siente recompensado, ignorando que un gobierno en la sombra, tema por el que se siente atraído el director, formado por antiguos militares que trabajan para el poder, sin retribución legalmente reconocida, le va a volver a traicionar de la forma más desaprensiva y cruel. Fuqua juega con las luces y las sombras semantizándolas para mostrar la confianza / desconfianza entre unos personajes, a los que mueve por el encuadre emulando a Lumet. Junto a él Nick Menphis  (Michael Peña ) desempeña el papel del novato que se integra por primera vez en una unidad de servicios especiales.

Pero ¿a dónde quiere llegar Antoine Fuqua con esta historia de francotiradores, filmada con grandes recursos, incluidos helicópteros del ejército y oficinas reales del FBI? El senador conservador al que asesina Swagger es un defensor del fin de la Historia, que preconizaba Fucuyama:  no hay suníes ni chiitas, demócratas ni republicanos, sólo están los que tienen y los que no. Acabó con una sola aldea y a cambio 'estabilizó la región' y  nadie preguntó. Esta separación de la sociedad  en dos clases no tiene nada que ver con el comunismo, sí con el cinismo  del que hace lo que quiere, sencillamente porque puede y sabe que cuenta con la adhesión más inquebrantable de amplios sectores de la población que reaccionan favorablemente a las consignas propagandísticas que difunde la prensa. El resultado es sencillo, el coronel  advierte a  Swagger  que él siempre gana, y de hecho vemos al francotirador esposado y  vestido de naranja.

Antoine Fuqua observó en un pase con público que la gente, y especialmente las mujeres, querían venganza y se la da, pero el fin por el que opta conduce a la anarquía de la rebelión contra un gobierno que mintió y traicionó a sus ciudadanos. El director sufrió ataques y se generó la controversia, y trata de explicarse en el comentario a su film, proclamando  que lo verdaderamente lamentable es que muera tanta gente por culpa del comercio del petroleo, el oro, las piedras preciosas y otras materias primas abundantes en el continente virgen. En la última imagen el coche de Swagger circula por una carrtera, símbolo de la libertad de un país libre de la avaricia, mientras suena una canción de Otis Taylor.

En esta  tierra de la libertad, orgullosa de su defensa de los valores democráticos,  la justicia no prevalece, especialmente cuando la división de poderes es una entelequia y la justicia está podrida. La solución es más dudosa éticamente que en tiempos de  Robin Hood, pero parecida. Consiste en tomarse la justicia por su mano, acción ante la que  el poder no puede nada frente a un incorruptible, un justiciero que quiere vengar la muerte de su perro. Algo muy americano, un país en el que triunfa la cultura de la acción y la improvisación, ya sea en el cine, en las artes plásticas, action painting, o en la música, jazz, blus, rock... como he dicho al comienzo.

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