Una habitación con vistas.. James Ivory.
Ficha técnica:
Título original: A Room whit a Vien.
País: Reino Unido.
Año: 1985.
Duración: 117 minutos.
Dirección: James Ivory.
Asistente director: Kevan Barker.; asistente director: Pippi Pisciotto.
Asistente director: Kevan Barker.; asistente director: Pippi Pisciotto.
Guión adaptado por Ruth Prawer Jhabvala, basado en la novela de E.M. Forster.
Casting: Celestia Fox.
Casting: Celestia Fox.
Música original: Richard Robbins.
Música adicional: Giacomo Puccini.
Sonido: RRan Beckett.
Sonido: RRan Beckett.
Dirección de Fotografía: Tony Pierce-Roberts.
Dirección artística: Elio Altramura, Gianni Quaranta.
Edición: Humphrey Dixon.
Edición: Humphrey Dixon.
Vestuario: Jenny Beavan y John Bright.
Peluquería: Carol Hemming.
Maquillaje: Christine Beveridge.
Peluquería: Carol Hemming.
Maquillaje: Christine Beveridge.
Producción: Ismail Merchant.
Producción asociada: Paul Bradley y Peter Marangoni. Italia: Peter Marangoni.
Diseño de producción: Gianni Quaranta y Brian Ackland-Snow.
Producción manager: Ann Wingate y Ianfranco Diotallevi.
Diseño de producción: Gianni Quaranta y Brian Ackland-Snow.
Producción manager: Ann Wingate y Ianfranco Diotallevi.
Goldcrest asociado con National Film Finance Corporation, Curzon Film Distributors y Film Four International. Merchant Ivory Film
Intérpretes:
Maggie Smith: Charlotte Bartlett, acompañante.
Helena Bonham-Carter: Lucy Honeychurch, prima de Miss Bartlett.
Denholm Elliot: Mr. Emerson, turista inglés.
Amanda Walker: Señora Cockney.
Fabia Drake y Joan Henley: Miss Catharine y Teresa Alan.
Daniel Day-Lewis: Cecil Vyse.
MMaria Britneva: Mrs. Vyse y madre de Cecil.
Rosemary Leach: Mrs. Honeychurch.
Rupert Graves: Freddy Honeychurch.
Peter Cellier: Sir Harry Otway.
Mia Fothergill: Minnie Beebe.
Judi Dench: Eleanor Lavish, novelista,
Patrick Godfrey: el reverendo Mr. Eager, rector de la iglesia anglicana en Florencia.
Julian Sands: George Emerson,
Simon Callow: reverendo Mr. Beebe.
Sinopsis:
Esta brillante adaptación de la novela de E.M. Forster narra la historia de Lucy (Helena Bonham-Carter) una inocente joven que se enamora de George (Julian Sands), durante unas inolvidables vacaciones en Florencia. Desgraciadamente, su primera Margaret impide que el romance prospere, y Lucy regresa a su Inglaterra natal donde se promete a un hombre llamado Cecil (Daniel Day-Lewis). Pero la llegada de George a la campiña provocará una catarsis en ella ...
Comentario.
La fotografía estética de colores cálidos, la buena música y los escenarios que se reparten entre la Florencia de Miguel Ángel, Benvenutto Cellini, Dante o Galilego, con la visita obligada a la Santa Croce, donde descansan los cuerpos de tanto hombre notable, y la verde campiña inglesa, son el marco para el debut de Elena Bonham Carter, que divide sus atenciones entre el estirado Cecyl Vyse (Daniel Day-Lewis), el erudito sin morbo ni poder de atacción de ningún tipo, y el impetuoso y enamoradio George Emerson (Julian Sands). Lucy habita un mundo entre las estrictas convenciones inglesas de la sociedad puritana, y los sectores más progresistas y menos estirados, que presiden su viuda-madre y su hermano Freddy (Rupert Graves), lo que tiene como consecuencia las contradicciones, engaños, mentiras y disimulos de la burguesía ascendente. El pueblo llano sólo aparece en dos ocasiones: cuando se enzarzan a navajazos ante la estatua de David, como hicieran genios del Renacimiento como Caravaggio, o cuando osan a llevar en la calesa, como cocheros, a sus 'novias presuntas', escándalo que no pueden soportar los sacerdotes anglicanos destacados en Roma para atender a los feligreses del Reino Unido. En ambos casos no se atienen a las normas estrictas de conducta de la burguesía, con la que lucharon codo con codo por su liberación en la Revolución Francesa, terminada la cual, cada uno volvió a su lugar.
James Ivory se adelantó en más de veinte años a Woody Allen para situar una historia de amor romántico en una de las ciudades más bellas del mundo, en la que cada rincón despierta sentimientos encontrados en los viajeros que ansian captar el espíritu que alienta la ciudad en la que vivieron, se enzarzaron en actos violentos como el que se produce en la Plaza de la Señoría y que evoca otros del universo de los Medici, Savonarola o Maquiavelo, y finalmente murieron, con frecuencia de forma no natural. Lo importante para vivir la ciudad y enamorarte es tener una habitación con vistas.
El puente Vecchio sobre el Arno y la costumbre vigente de colocar un candado con el nombre de la amada hasta que ella le acepte, es uno de los muchos rincones de unas cuantas calles, en las que las mujeres de la época victoriana, con sus corsés, sus polisones e incómodos sombreros tuvieron tiempo para soñar con un amor romántico, un héroe de novela, entre ellas la escritora Eleanor Lavish (Judi Dench), que no pudo evitar llevar el romance de George y Lucy a su obra. Las miradas apasionadas, los besos robados por el hombre y el intenso amor silenciado eran materia propicia para hacer correr ríos de tinta en una mujer que despreciaba el matrimonio de convivencia. Las de hoy buscan la discoteca de moda para entablar amistad con florentinos de hoy; al no viajar acompañadas de mujeres mayores que velan por su integridad física y moral, pueden aspirar a un amor fu, clandestino y loco, en la ciudad de Miguel Ángel.
Comentario.
La fotografía estética de colores cálidos, la buena música y los escenarios que se reparten entre la Florencia de Miguel Ángel, Benvenutto Cellini, Dante o Galilego, con la visita obligada a la Santa Croce, donde descansan los cuerpos de tanto hombre notable, y la verde campiña inglesa, son el marco para el debut de Elena Bonham Carter, que divide sus atenciones entre el estirado Cecyl Vyse (Daniel Day-Lewis), el erudito sin morbo ni poder de atacción de ningún tipo, y el impetuoso y enamoradio George Emerson (Julian Sands). Lucy habita un mundo entre las estrictas convenciones inglesas de la sociedad puritana, y los sectores más progresistas y menos estirados, que presiden su viuda-madre y su hermano Freddy (Rupert Graves), lo que tiene como consecuencia las contradicciones, engaños, mentiras y disimulos de la burguesía ascendente. El pueblo llano sólo aparece en dos ocasiones: cuando se enzarzan a navajazos ante la estatua de David, como hicieran genios del Renacimiento como Caravaggio, o cuando osan a llevar en la calesa, como cocheros, a sus 'novias presuntas', escándalo que no pueden soportar los sacerdotes anglicanos destacados en Roma para atender a los feligreses del Reino Unido. En ambos casos no se atienen a las normas estrictas de conducta de la burguesía, con la que lucharon codo con codo por su liberación en la Revolución Francesa, terminada la cual, cada uno volvió a su lugar.
James Ivory se adelantó en más de veinte años a Woody Allen para situar una historia de amor romántico en una de las ciudades más bellas del mundo, en la que cada rincón despierta sentimientos encontrados en los viajeros que ansian captar el espíritu que alienta la ciudad en la que vivieron, se enzarzaron en actos violentos como el que se produce en la Plaza de la Señoría y que evoca otros del universo de los Medici, Savonarola o Maquiavelo, y finalmente murieron, con frecuencia de forma no natural. Lo importante para vivir la ciudad y enamorarte es tener una habitación con vistas.
El puente Vecchio sobre el Arno y la costumbre vigente de colocar un candado con el nombre de la amada hasta que ella le acepte, es uno de los muchos rincones de unas cuantas calles, en las que las mujeres de la época victoriana, con sus corsés, sus polisones e incómodos sombreros tuvieron tiempo para soñar con un amor romántico, un héroe de novela, entre ellas la escritora Eleanor Lavish (Judi Dench), que no pudo evitar llevar el romance de George y Lucy a su obra. Las miradas apasionadas, los besos robados por el hombre y el intenso amor silenciado eran materia propicia para hacer correr ríos de tinta en una mujer que despreciaba el matrimonio de convivencia. Las de hoy buscan la discoteca de moda para entablar amistad con florentinos de hoy; al no viajar acompañadas de mujeres mayores que velan por su integridad física y moral, pueden aspirar a un amor fu, clandestino y loco, en la ciudad de Miguel Ángel.
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