Arsénico por favor. Frank Capra.



















Ficha técnica:

Título original: Arsenic and old lace.
País: Estados Unidos:
Año: 1944.
Duración: 114 minutos.
Dirección: Frank Capra.
Guión: Julius J. y Philip G. Epstein, basado en la obra  teatral de Joseph Kesselring.
Dirección de Fotografía: Sol Polito, A.S.C.
Música: Max Steiner, arreglos orquestales: Hugo Friedhofer; director musical: Leo F. Forbstein
Edición: Daniel Mandell.
Director artístico: Max Parker,
Sonido: C.A. Riggs.
Efectos especiales: Byron Haskin  y Robert Burks, A.S.C.
Maquillaje: Perc Westmore.
Produción: Howard Lindsay y Russel Crouse.
Productor ejecutivo: Jack L.Warner.
Warner Bros. Pictures.









Intérpretes:

Gary Grant: Mortimer Brewster,
Raymond Massey: Jonathan Brewster,
Jack Carson: Oficial O'Hara,
Peter Lorre: Dr. Einstein,
Priscilla Lane: Elaine Harper,
Edward Everet Horton: Mr. Witherspoon,
James Gleason: Lt. Rooney,
Josephine Hull: Abby Brewster,
Jean Adair: Martha Brewster,
John Alexander: 'Teddy Roosevelt' Brewster.

Sinopsis:

Un maravilloso clásico de la comedia magistralmente dirigido por Frank Capra y protagonizado por Gary Grant, basado en el éxito teatral de Joseph Kesselring estrenado en Broadway en 1941. El crítico teatral Mortimer Brewster (Grant) tiene dos ancianas tías (Josephine Hull y Jean Adair) que se dedican a aliviar con arsénico las penas de los hombres solitarios, un hermano asesino (Raymond Massey) que se parece a Boris Karloff , otro hermano con una galopante demencia que piensa que es Teddy Roosevelt (John Alexander), una impaciente novia con quien acaba de casarse (Priscilla Lane) - y una sola noche para resolver la situación. El ingenio del diálogo, la actuación de Grant y la habilidad del director se combinan para dar lugar a una de las películas cumbre de la filmografía de Capra.

Comentario.

Arsénico por compasión es una comedia muy, muy loca. una screwball negra, con un sentido del humor tan bizarro  que tal vez no sería entendido en el siglo XXI. Gary Grant interpreta un papel inverosímil del que no se sintió muy orgulloso, aunque cinéfilos actuales contradicen la  valoración del actor (No se puede negar que hay más papistas que el Papa). La ética de un escritor militante contra el matrimonio, dispuesto a encubrir a sus viejecitas tías asesinas no tiene ningún sentido ético, y además Capra lo resuelve de la forma más maniquea para no molestar en exceso a un espectador puritano de 1944, de cuya comprensión había abusado en exceso. Un asesinato en serie, en el seno de una familia que cojeaba del mismo pie, no era ni es  es aceptable  para el público norteamericano, por muy en tono de comedia que se realice.

Franz Capra opta por una puesta en escena muy teatral, Suprimida la cuarta pared, todo se produce en una sola habitación de la casa de las tías Abby y Martha Brewster, aunque diversas puertas conducen a una cocina y un sótano que nunca ve el espectador, y una escalera por la que se asciende a las habitaciones situadas en un piso superior, que sube apresuradamente Teddy 'Roosevelt'  Brewster en sus arrebatos de locura. Una cámara generalmente invisible, jalonada por algún que otro contrapicado más estilístico que dotado de  una significación especial son el contrapeso a una iconografía propia del cine de terror,con cameos de Boris Karloff y su interpretación del Monstruo de Frankenstein (1931) de James Whale, acompañado de su médico el doctor Einstein, que se encarga de desfigurarle el rostro con ostentosas costuras. La ubicación del relato en la noche de Halloween redunda en la creación de ese ambiente gótico, con marcha fúnebre de Mozart incluida, luces apagadas y figuras que se recortan negras, vistas a contraluz, aunque  lo único que se pretenda sea provocar la carcajada.

Estoy totalmente de acuerdo con Gary Grant en que su trabajo en la película de Capra es probablemente el más tonto e histriónico de su carrera, y su aceptación supone la posibilidad de que el espectador se traslade a un mundo en el que todos, absolutamente todos (policías, médicos, directores de psiquiátricos o escritores de éxito como Mortimer) estén absolutamente chalados y crean que 'los burros vuelan'. El significado que adquieren en este contexto las acciones del protagonista, que rozan más que ningún otro papel la locura, parece demostrar que vivimos en un mundo sin cordura, en el que sin embargo hay una línea roja que ni el más desquiciado puede traspasar. Capra lo resuelve con el truco más habitual y menos honesto de los mejores tiempos de  Hollywood.

No obstante, si alguien está dispuesto a  sentarse en la butaca de su casa y  observar una de las historias más disparatadas y locas que pueda imaginar, se encontrará con un film de Capra, que hubiera resuelto mejor si no se hubiera empeñado en salvar al protagonista y montar un happy end tan forzado. Una cosa es ser tonto y otra muy diferente un loco homicida.




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