El diablo sobre ruedas. Steven Spielberg.
Ficha técnica:
Título original : Duel.
País: Estados Unidos.
Año: 1971.
Duración:
Dirección: Steven Spielberg.
Guión: Richard Matheson.
Dirección de Fotogrfafía: Jack A.Marta.
Música: Billy Goldenberg.
Director artístico: Robert S.Smith.
Decorador del set: S, Blydenburgh.
Sonido: Edwin S. Hall.
Edición: Frank Morriss.
Producción: George Eckstein
Universal &MCA Company.
Intérpretes:
Dennis Weaver: David Mann,
Jacqueline Scott: Mrs. Mann,
Eddie Firestone: Owner,
Lou Frizzell: Conductor del autobús,
Gene Dynarski: Hombre del café
Lucille Benson: Lady Snakerama,
Tim Herbert.
Sinopsis:
Dennis Weaver es el viajero, hombre de negocios, que se ve sumergido en una batalla para sobrevivir, cuando un camión comienza a perseguirlo con animo de acabar con él. Repleto de tensión, El diablo sobre ruedas presenta uno de los personajes más aterradores que se hayan visto nunca en la historia del cine.Un enorme, pesado y aterrador camión que constituye una amenaza mucho mayor que gran parte de los villanos de carne y hueso. Steven Spielberg estaba empezando; sólo unos años después obtuvo un éxito impresionante con 'Tiburón'. El solo luchando frente a frente con un enemigo monstruoso e inhumano.
Comentario:
El debutante Steven Spielberg hace gala en su opera prima de su dominio de la técnica académica, con una prolongada cámara subjetiva que se prolonga durante toda la secuencia inicial, mientras inserta los títulos de crédito y se oye la radio local con ese batiburrillo de noticias irrelevantes, estado de las carreteras, consejos de salud o entretenimientos, hasta que enfoca al coche del protagonista utilizando clásicas sobreimpresiones para representar el paso del tiempo. Una situación normal para cualquier ciudadano que sale a la carretera en cualquier país del globo. Pero cuando nos subimos a nuestro coche y cogemos el volante se produce una metamorfósis, probablemente amparados en la coraza de nuestro vehículo, mucho más frágil de lo que creemos, y nos olvidamos de que existe la violencia y de que la carretera, generalmente solitaria es un terreno de impunidad para el que sale a la 'caza del hombre'.
Una cinta de bajo presupuesto permite adivinar el genio que se esconde tras un joven realizador de 24 años, revelado en una película que se ha comparado con Tiburón, aunque hay una diferencia: mientras en esta película el peligro al que se enfrentan los hombres es excepcional y conocido, en "El diablo sobre ruedas" es un hombre corriente,que no ve el espectador pero sí el protagonista, que conduce un camión que transporta materia inflamable, viejo y contaminante, y si no nos muestra al conductor es quizás porque no importa, y porque en realidad puede ser cualquiera de los que circulan por las vías,(secuencia del bar en la que todos los que consumen una cerveza en la barra son sospechosos), lo que aumenta la inquietud de quien no sabe cómo defenderse de todos y contra todos,puesto que cualquiera puede ser el conductor homicida. Un alto en el camino y una llamada por teléfono a su esposa son suficientes para mostrar el perfil del protagonista, un hombre sin nombre dada la naturaleza de un relato sin diálogos, que evita el conflicto, pacífico hasta el extremo de no reaccionar cuando un conocido abusa de su mujer, y prudente al volante, lo que le convierte en víctima propiciatoria de cualquier energúmeno. Si algo mostró el joven cineasta fue su gran talento para generar con pocos recursos narrativos y financieros un relato apasionante que consigue aterrorizar a sus espectadores.Tuvo su oportunidad y la supo aprovechar.
Una road movie de terror, que si algo enseña, como ocurría con sus antepasados los libros de viajes, es a intentar olvidar lo más pronto posible esta pesadilla, que se puede producir en cualquier lugar, al amparo de la falta de testigos que fomenta la impunidad de los violentos, con el fin de poder seguir viajando sin temores. Steven Spielberg despierta a uno de los demonios más atroces que alberga el hombre. El propio protagonista reflexiona sobre el tema en una especie de monólogo interior: "Bueno, nunca se sabe. Vas por la vida pensando que algunas cosas nunca cambian, como conducir por una autopista sin que alguien quiera asesinarte, y entonces ocurre una estupidez. Durante veinte o veinticinco minutos de tu vida todo en lo que la basabas se viene abajo y estás de nuevo en la jungla..."
Pero Spielberg juega también con lo surreal, con la posibilidad de que el camión-asesino sólo exista en la mente pusilánime del conductor apocado, dudas que surgen en la secuencia del autobús escolar, en el que un sobreimpresionado deja ver el paisaje a través del camión, aunque este recurso también puede estar usado como una simple elipsis espacio-temporal. Sólo al final conocemos la identidad del conductor, David Mann, cuando el camión decide rematar su faena delante de testigos
Una cinta de bajo presupuesto permite adivinar el genio que se esconde tras un joven realizador de 24 años, revelado en una película que se ha comparado con Tiburón, aunque hay una diferencia: mientras en esta película el peligro al que se enfrentan los hombres es excepcional y conocido, en "El diablo sobre ruedas" es un hombre corriente,que no ve el espectador pero sí el protagonista, que conduce un camión que transporta materia inflamable, viejo y contaminante, y si no nos muestra al conductor es quizás porque no importa, y porque en realidad puede ser cualquiera de los que circulan por las vías,(secuencia del bar en la que todos los que consumen una cerveza en la barra son sospechosos), lo que aumenta la inquietud de quien no sabe cómo defenderse de todos y contra todos,puesto que cualquiera puede ser el conductor homicida. Un alto en el camino y una llamada por teléfono a su esposa son suficientes para mostrar el perfil del protagonista, un hombre sin nombre dada la naturaleza de un relato sin diálogos, que evita el conflicto, pacífico hasta el extremo de no reaccionar cuando un conocido abusa de su mujer, y prudente al volante, lo que le convierte en víctima propiciatoria de cualquier energúmeno. Si algo mostró el joven cineasta fue su gran talento para generar con pocos recursos narrativos y financieros un relato apasionante que consigue aterrorizar a sus espectadores.Tuvo su oportunidad y la supo aprovechar.
Una road movie de terror, que si algo enseña, como ocurría con sus antepasados los libros de viajes, es a intentar olvidar lo más pronto posible esta pesadilla, que se puede producir en cualquier lugar, al amparo de la falta de testigos que fomenta la impunidad de los violentos, con el fin de poder seguir viajando sin temores. Steven Spielberg despierta a uno de los demonios más atroces que alberga el hombre. El propio protagonista reflexiona sobre el tema en una especie de monólogo interior: "Bueno, nunca se sabe. Vas por la vida pensando que algunas cosas nunca cambian, como conducir por una autopista sin que alguien quiera asesinarte, y entonces ocurre una estupidez. Durante veinte o veinticinco minutos de tu vida todo en lo que la basabas se viene abajo y estás de nuevo en la jungla..."
Pero Spielberg juega también con lo surreal, con la posibilidad de que el camión-asesino sólo exista en la mente pusilánime del conductor apocado, dudas que surgen en la secuencia del autobús escolar, en el que un sobreimpresionado deja ver el paisaje a través del camión, aunque este recurso también puede estar usado como una simple elipsis espacio-temporal. Sólo al final conocemos la identidad del conductor, David Mann, cuando el camión decide rematar su faena delante de testigos
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