El sonido del trueno. Peter Hyams.






Ficha técnica:

Título original: A sound of thunder.
País: Reino Unido/USA/Alemania/República checa.
Año: 2005.
Duración: 110 minutos.
Dirección: Peter Hyams.
Guión: Thomas Dean Donnelly, Joshua Oppenheimer, Gregory Poirier, basado en una  historia de  Ray Bradbury.
Música:  Nick Glennie-Smith.
Montaje: Silvie Landra.
Dirección de Fotografía:  Peter Hyams.
Producción: Howard  Baldwin, Karen Elise Baldwin, Moshe Diamant, Andrew Stevens.
Warner Bross Pictures, Franchise Pictures




Intérpretes:

Edward Burns: Travis Ryer,
Ben Kingsley: Charles Hatton,
Catherine McCormanck: Sonia Rand,
Jemina  Rooper: Jenny Craser,
Wilfried  Hochholdinger: Dr. Lucas,
August Zirner: Clay Dirres,
Corey Johnson: Christian Middleton,
Heike Makatsch: Alicia Wallenbeck,
Armin Rhode: John Wallenbeck.


Sinopsis.


"Basada en un relato de Ray Bradbury, ""El Sonido del Trueno"" arranca en el año 2055, en el centro de un Chicago modernizado pero todavía reconocible. Los avances tecnológicos permiten ahora viajar en el tiempo y, para los multimillonarios, contratar safaris a la Prehistoria para cazar dinosaurios. Sólo hay tres reglas fundamentales que no conviene saltarse: no dejarse nada olvidado el en pasado, no traerse nada de allí y, sobre todos, no cambiar nada del pasado. La empresa Safari Time es la única que posee la tecnología necesaria para organizar expediciones y ofrece la oportunidad, a quien pueda costearla, de viajar al pasado. En uno de los viajes algo falla y provoca terribles y desastrosas consecuencias para la Tierra y su existencia..." 

Comentario.

A pesar de concebir bichos originales, híbridos de dinosaurios y simios, que duermen como  murciélagos, la película de Peter Hyams carece de un background sólido que de interés a la historia, para evitar precisamente lo que sucede: una reiteración de  trucos y accidentes muy repetidos en el cine durante más de una hora y media. Entre las  causa del desastre  se incluye una tímida denuncia de la corrupción del Jefe de la empresa  Charles Hatton (Ben Kingsley), que recorta medidas de seguridad de sus empleados para asegurarse una pensión más digna que la que ofrece un sueldo del estado. Irónicamente  muchos miran hoy  con envidia los ralos emolumentos de un funcionario público, que se despreciaba, como vemos en la película, en la época del espejismo  del desarrollo sostenible e ilimitado, despreciando incluso los recursos de la Tierra. La falta de previsión y la avaricia convierten un próspero negocio en una distopía repugnante.


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