Solo ante el peligro. Fred Zinnemann.







 Carteles:

Los carteles que hemos encontrado haciendo un pequeño rastreo en la red son solo una muestra de los muchos que se realizaban, en algunos  casos pintados por artistas de la talla de Josep  Renau, y que se han convertido en un emblema de la época en la que el cine ni siquiera competía con otros lenguajes audiovisuales.





Fiha técnica:

Título original: High Noon
País: Estados Unidos.
Año: 1953
Duración:
Dirección: Fred Zinnemann
Guión: Carl Foreman, basado en la historia "The Tin Stear" de John W. Cunningham.
Director de Fotografía: Floyd Crosby, A.S..
Música: Dimitri Tiomkin. 
Edición: Elmo Williams, A.C.E.
Director artístico: Ben Hayne.
Decorador del set: Murray Waite.
Producción: Carl Foreman y Stanley Kramer.
Diseño de producción: Rudolph Sternad.
Maquillaje: Gustaf Norin.
Peluquería: Louise Miehle.
Stanley Kramer Productions & United Artists Release

Intérpretes:

Gary Cooper: Marshall WWill Kane,
Thomas Mitchell:  Mayor Jonas Henderson,
Lloyd Bridges: Marshal Harvey Pell,
Katy Jurado:  Helen Ramirez,
Grace Kelly:  Amy Fowler Kane,
Otto Kruger:  Juez Percy Mettrick,
Lon Chaney:  Martin Howe,
Henry Morgan: Sam Fuller,
Ian MaDonald:  Frank Miller,
Eve McVeagh: Mildred Fuller,
Morgan Farley: Dr. Mahin,
Harry Shannaon: Cooper,
Lee Van Cleef : Jack Colby,
Robert Wilke: Jim Pierce,
Sheb Wooley:  Ben Miller.

En enero de 2011, cuando introduje en el blog el post sobre esta película, hacía una recomendación: verla todos los días, para que no se nos olvidara la advertencia de Zinnemann. Cuando todos nos encontramos como el héroe del film , 'solos ante el peligro' e indefensos ante la avaricia, ha llegado el momento de realizar ese gran flasbck y volver a releer lo que entonces escribí, para que no se nos olvide de que en algún lugar hay un sheriff Will Kane jugándose el tipo por todos nosotros. Si no fuera así, estamos muy perdidos.

"Un ejercicio intelectual importante sería ver Solo ante el peligro (High Noon, A la hora señalada) todos los días, para no olvidar ese gran universal que es la volubilidad e ingratitud de los pueblos. Todos los que hoy han alcanzado su mayoría de edad ya pueden entender la reflexión de Alfred Zinnemann, de origen austriaco. El cine es no sólo una ventana abierta al mundo, sino la mejor crónica social, el mejor documento que puede dejar una época; alguien se quejaba en una cartelera de prestigio de que no se hubiera introducido aún su estudio en las escuelas. Este film de serie B y bajo presupuesto podría contribuir a devolvernos la memoria. Todas las formas de representación de historias, desde la antigüedad greco-latina hasta las obras dramáticas de William Shakespeare, anteriores a la invención del cinematógrafo, han dejado testimonio de la vulnerabilidad de las masas, de su ingratitud. Hay ciertas reticencias en las gentes de buena voluntad a aceptar la existencia del 'mal', pero algunos directores lo miran de frente y sin demagogias, como John Carpenter en Christine o El Príncipe de las Tinieblas o George Lucas y sus personajes, a los que el resentimiento lleva al lado oscuro. 

Muchos ineastas  utilizan el género de ficción para expresarse con más libertad. Zinnemann sitúa a su héroe en un pequeño pueblo del oeste americano, Haydeville, que ha sido pacificado y limpiado de mafiosos y pistoleros por un sheriff , Will Kane (Gary Cooper), en colaboración con un juez; pasado el tiempo el pueblo pierde su memoria y en su imaginario renacen momentos de prosperidad, más inventada que real. El mal ha desaparecido, ha sido desalojado de sus recuerdos. Es el momento en el que otros jueces, del Norte (enfrentamiento secular N/S de EE.UU.) dejan en libertad al pistolero Frank Miller y éste regresa a la comunidad para vengarse, enviando por delante su 'infantería' compuesta por tres criminales de su banda . Los, más que ciudadanos, súbditos se dividen en dos bandos: aquellos, dotados de rapacidad, a los que la 'ley de la selva' siempre beneficia y los hombres temerosos de perder su vida y su familia; el cura, el personaje más deleznable del film se acoge al quinto mandamiento, 'no matarás', para lavarse las manos. Incluso su mujer, Amy (Grace Kelly; su primer papel), que había visto morir a su padre y un hermano de 19 años y estaba harta de tanto 'matonismo',  también lo abandona.

 Lo más ácido y acusador del film de Zinnemann es la puesta en esena: cuatro pistoleros por un lado, un sheriff solo por otro, y un montón de hombres, llenos de rifles, según la tradición del país, metidos en sus casas; la cámara señala a estos hombres miserables mediante una serie de planos fijos y planos de detalle recurrentes de un reloj, que va marcando el tiempo del único hombre que está dispuesto a defender la ley. Un rayo de esperanza en la humanidad está emblematizado en el joven de catorce año,  dispuesto a combatir junto al sheriff en favor de la justicia y la ley. La llegada de los pistoleros al pueblo sirve de recordatorio de los 'buenos tiempos' que defiende el grupo que representa la avaricia: uno de ellos rompe un escaparate y coge un tocado de mujer, simplemente porque le avala un colt y tiene arreos para ello. Otra secuencia de fuerte penetración psicológica es la del ayudante del sheriff, joven, fuerte, pero cobarde y ambicioso, que intenta por todos los medios, incluso la violencia, que éste abandone el pueblo,como única forma de resolver el conflicto: prestado el servicio...¡Qué se vaya!

 Es precisamente el juez que lo había condenado el que decide abandonar el pueblo, mientras el antiguo sheriff le advierte de que el destino de los hombres honrados es morir pobres, muchas veces asesinados sin saber muy bien por qué. Triste testimonio. Una vez ha aniquilado a los criminales el sheriff Kane había decidido  retomar sus proyectos de vida, montar un negocio  y vivir tranquilamente con su esposa; el último fotograma debe ser objeto de la mayor reflexión: este hombre, tras acabar definitivamente con los bandidos,  rodeado de sus insolidarios conciudadanos, que habían salido de sus madrigueras arroja la estrella, que representa a la ley con el mayor desprecio al suelo. Hoy el mundo está dividido entre los que utilizan o se sirven del 'discurso del odio' y los que se atemorizan y retroceden ante él; Tim Burton en Sweneey Todd divide a los hombres en dos clases: los que ponen la zancadilla y los que se la dejan poner. Su conclusión ya la conocéis : "Todos merecen morir". Los americanos, republicanos del mundo contemporáneo, saben que el concepto hace visible una realidad, y por esta razón le han puesto nombre al clima que perturba actulmente a los EE.UU.

 El film, está rodado en tiempo real, dura 85 minutos, justo el tiempo que dura  la cuenta atrás desde que se conoce la noticia de la llegada de los bandoleros, cuyo transcurso marca periódicamente un primer plano del reloj, como hemos dicho antes. El tren, símbolo del progreso, se convierte en el vehículo que transporta la maldad y la amenaza a un pueblo, aparentemente tranquilo, pero en el que empiezan a aflorar las contradicciones. Algunos ven  en el film una alegoría de la Caza de Brujas que llevó a cabo el Comite de Actividades Antiamericanas, impulsado por el Senador McCarthy. El guionista de este film, Carl Foreman, tuvo que declarar ante el tribunal.

 Gary Cooper, hijo de pioneros, representó para amplios sectores los valores americanos de honradez, credibilidad, verosimilitud, rectitud, integridad, valentía..., aunque nunca fue muy apreciado por los críticos; su papel en Sólo ante el peligro resumió su personalidad en la pantalla: un ciudadano medio que asume el papel del héroe cuando lo exige la situación. También lo sentía así John Ford, cuyo film La diligencia ha sido considerado como la película fundacional del western clásico; como no disponía de recursos suficientes no pudo contratar para el papel de protagonista a Gary Cooper y recurrió a un viejo conocido, Jhon Wayne, e hizo de él el vaquero más famoso de la historia del cine. En la obra colectiva que encabeza Juan Zavala ( El cine contado con sencillez) se sostiene que Ford, nacido en 1895, el mismo año que el cine, creció en paralelo con él y "nunca se sabrá quién dió más a quién, si el cine a John Ford o Jhon Ford al cine. Zinnemann nunca llegó levantar un edificio de la categoría del de Ford, pero ha dejado para la historia un film dificil de igualar ." 

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