El hombre de la pistola de oro. Guy Hamilton.






Ficha técnica:

Título original: The man with the golden gun.
País: Gran Bretaña.
Año: 1974.
Duración:  125 minutos.
Dirección: Guy Hamilton.
Guión: Tom Mankiewicz (hijo de Joseph Mankiewicz) y Richard Maibaum, basado en la novela de Ian Fleming..
Dirección de Fotografía: Ted Moore y  Oswald Morris. Eastmancolor.
Música: John Barry.
Montaje: Raymond Poulton y John Shirley.
Productotes: Harry Saltzman  y Albert R. Broccoli.
Diseño de producción: Peter Murton. Producción: Eon Productions, Danjaq para United Artists.




Intérpretes:

Roger Moore: James Bond,
Christopher Lee: Scaramanga,
Britt Ekland: Goodnight,
Maud Adams: Andrea,
Hervé Villechaize : Nick Nack,
Clifron James: J.W. Pepper,
Richard Loo: Hai Fat,
Marc Lawrence: Rodney,
Soon-Tak Oh: Hip,
Bernard Lee: M,
Lois Maxwell: Miss Monneypenny,
Desmond Llewellyn: Q.


Roger Moore


La llegada de  Roger Moore, un ex-modelo y protagonista de la saga de El Santo (1962-1969) hizo derivar la franquicia hacia un tono de comedia más ligero, en el que el super- agente perdía su carácter incuestionable de prototipo de varón heterosexual y playboy 'liberado', parafraseando a  Antonio José Navarro.

Sinopsis:

El agente 007 se enfrenta en este capítulo a uno de los villanos más notables de la franquicia, Francisco Scaramanga, interpretado por Christopher Lee, un asesino  que mata con balas de oro, dotado de una tercera  tetilla  que (al parecer)) atiza su vigor sexual y que mantiene una  relación sadomasoquista con su ayudante, el enano Nick Nack (Hervé Villechaize).El nuevo malo de la franquicia trabaja para conseguir, en el marco de la crisis energética,  el "Solex", un artefacto capaz de convertir la energía solar en eléctrica (Ramón Freixas & Joan Bassa. Dirigido por...Noviembre de 2012).

 
 
Comentario:



 La nueva entrega defraudó  a su público masculino por los decepcionantes gadgets, como el coche con alas, o la mediocridad física de las chicas Bond, dos atributos que adornan sobremanera al hombre. La franquicia se consolida sin más sorpresas que el aumento de la recaudación gracias a  su público fiel. Decorados y títulos poperos, colores fluorescentes, pistolas de oro y personajes psicodélicos,  crean un marco propio, una crónica de la década de los 70 , que mantiene siempre  espectantes los fans de la saga.  Juan Carlos Vizcaíno Casas  coincide con este planteamiento al insistir  en la importancia de cara al espectador del aparato externo, desde los  aparentes títulos de crédito a la música  novedosa que incorpora un leitmotiv del agente con licencia para matar.




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