En la mente del asesino. Rob Cohen
Ficha técnica:
Título original: Alex Cross
País: USA.
Año: 2012.
Duración: 101 minutos.
Dirección: Rob Cohen.
Guión: Marc Moss y Kerry Willosa. Coloriamsn,según la novela de James Patterson.
Casting: Ronna Kress, C.S.A.
Dirección de Fotografía: Ricardo Della Rosa, A.B.C.. Color.
Música: John Debney.
Montaje: Thom Noble, Matt Dezel.
Productores: Bill Block, Steve Bowen, Randall Emmett, Leopoldo Gout, Paul Hanson y James Patterson.
Diseño de Producción: Laura Fox.
Productores ejecutivos: George Furla, Stepan Martrosyan, Remington Chase, Jeff Rice, Ethan Smith, John Fredberg, Cristopher Corabi.
Vestuario: Abigail Murray.
Compañías: Qed Internacional, producción de Block /Janson y James Patterson Entertainment, Black Bear Pictures, Herrick Entertainment.
Intérpretes:
Tyler Perry: Dr. Alex Cross,
Matthew Fox: Picasso,
Edward Burns: Tommy Kane,
Rachel Nichols: Monica Ashe,
Jean Reno: León Mercier,
Cicely Tyson: Nana Mama,
Giancarlo Esposito: Daramus Holliday:
John C. McGinley: Richard Brookwell,
Chad Linberg: Vincent Dardis,
Carmen Ejogo: María Cross.
Sinopsis:
El investigador de homicidios y psicólogo Alex Cross (personaje de El coleccionista de amantes, de Gary Fleder, 1997, y La hora de la araña, de Lee Tamahori, 2001) es protagonista de las exitosas novelas de James Patterson, en su intento de dar caza al asesino en serie Picasso (Matthew Fox). Pero cuando el peligroso juego del gato y el ratón entre los dos hombres pasa a un terreno personal, Cross ve desafiadas sus convicciones morales y su resistencia psicológica.
Críticas y comentario:
El análisis de Quim Casas (En la mente del asesino. Dos personajes sin relieve.Dirigido por...Noviembre de 2012), un crítico con gran erudición cinematográfica, sirve de gran ayuda a quien intente acercarse a esta película de acción, cuyo personaje principal había sido interpretado anteriormente por Morgan Freeman, con una actuación mucho más ajustada al perfil de un psicólogo, investigador de la policía veterano; el personaje interpretado por Tyler Perry pierde estas cualidades;"(...) un sociólogo capaz de empuñar un escopeta de cañones recortados para vengarse del asesino de su esposa (...) pierde la mayor parte de los atributos esenciales del personaje creado por el novelista James Patterson y se convierte en un agente de la ley y el orden más vulgar". El villano, Picasso (Mtthew Fox), "nunca se muestra como una personalidad interesante, con recovecos, lados oscuros o ambigüedades, dualidades o contradicciones." (Quim Casas).
En el subtexto la pugna tradicional en el cine de acción americano entre cumplir con la legalidad vigente o actuar al margen de la ley, que no se logra trasladar al espectador; la lid entre el psicólogo y el psicópata retorcido, que responde al pomposo nombre de Picasso, con pretensiones de mente lúcida para el crimen, o el debate sobre si el hombre tiene derecho a tomarse la justicia por su mano queda tan en la superficie, que todo parece limitado a una exhibición también epidérmica del enfrentamiento cotidiano entre delincuentes y policías sin carisma.
Lo que es más grave, defrauda también al público palomitero, ávido de evasiones, si nos atenemos a las consideraciones de José Arce ("En la mente del asesino": Qué cruz. La Butaca.net): «Personalmente, me fascina el dolor». Puede que el único problema de este desastroso thriller de amor y balas sea la geriátrica labor de dirección de Cohen. Casi todo es feo, vetusto, globalmente desganado en el plano técnico, y el intento de convertir al protagonista en un icono profesional y humano cuando el actor que le da vida tiene el carisma de una cara de Bélmez es de un irrisorio que espanta, por no hablar de la demoledoramente nula química que tiene con el resto del elenco. La trama es imposible de tomar en serio, nada tiene interés ni sentido alguno, el clímax es anticlimático y la banda sonora es, simplemente, indescriptible en su ubicación y estruendos varios.
Tirios y troyanos, al parecer, desprecian la obra de Rob Cohen.
El análisis de Quim Casas (En la mente del asesino. Dos personajes sin relieve.Dirigido por...Noviembre de 2012), un crítico con gran erudición cinematográfica, sirve de gran ayuda a quien intente acercarse a esta película de acción, cuyo personaje principal había sido interpretado anteriormente por Morgan Freeman, con una actuación mucho más ajustada al perfil de un psicólogo, investigador de la policía veterano; el personaje interpretado por Tyler Perry pierde estas cualidades;"(...) un sociólogo capaz de empuñar un escopeta de cañones recortados para vengarse del asesino de su esposa (...) pierde la mayor parte de los atributos esenciales del personaje creado por el novelista James Patterson y se convierte en un agente de la ley y el orden más vulgar". El villano, Picasso (Mtthew Fox), "nunca se muestra como una personalidad interesante, con recovecos, lados oscuros o ambigüedades, dualidades o contradicciones." (Quim Casas).
En el subtexto la pugna tradicional en el cine de acción americano entre cumplir con la legalidad vigente o actuar al margen de la ley, que no se logra trasladar al espectador; la lid entre el psicólogo y el psicópata retorcido, que responde al pomposo nombre de Picasso, con pretensiones de mente lúcida para el crimen, o el debate sobre si el hombre tiene derecho a tomarse la justicia por su mano queda tan en la superficie, que todo parece limitado a una exhibición también epidérmica del enfrentamiento cotidiano entre delincuentes y policías sin carisma.
Lo que es más grave, defrauda también al público palomitero, ávido de evasiones, si nos atenemos a las consideraciones de José Arce ("En la mente del asesino": Qué cruz. La Butaca.net): «Personalmente, me fascina el dolor». Puede que el único problema de este desastroso thriller de amor y balas sea la geriátrica labor de dirección de Cohen. Casi todo es feo, vetusto, globalmente desganado en el plano técnico, y el intento de convertir al protagonista en un icono profesional y humano cuando el actor que le da vida tiene el carisma de una cara de Bélmez es de un irrisorio que espanta, por no hablar de la demoledoramente nula química que tiene con el resto del elenco. La trama es imposible de tomar en serio, nada tiene interés ni sentido alguno, el clímax es anticlimático y la banda sonora es, simplemente, indescriptible en su ubicación y estruendos varios.
Tirios y troyanos, al parecer, desprecian la obra de Rob Cohen.
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