Europa. Lars Von Trier.







Ficha técnica:

Título original: Europa.
País: Coproducción Dinamarca; Francia, Alemania y Suiza.
Año:  1991.
Duración: 114 minutos.
Dirección: Lars Von Trier.
Guión: Lars Von Trier y  Niels Vorsel.
Director de Fotografía: Henning Bendtsen; Jean-Paul Meurisse y Edward Klosinsky.
Música: Joakim Holbek.
Edición: Herve Schneid.
Diseño de sonido: Per Streit Jensen.
Productores: Peter Aalbaek Jensen y Bo Christensen.
Productores ejecutivos: Gerard Mital, Gunnar Obel, Patrick Godeau, Francois Duplat.
Diseño de producción: Henning Bahs.
Vestuario: Manon Rasmussen.
Producción: Gunnar Obel & Nordisk Films &  TV A(S, Gerard Mital Productions, PCC, WMG, The Swedish Film  Institute.

Intérpretes:

Jean-Marc Barr: Leopold Kessler
Babara Sukowa: Katharina Hartmann,
Udo Kier: Lawrence  Hartmann,
Ernst-Hugo Jaregard: Tío de Kessler,
Erik Mork:  Sacerdote,
Jorgen Reenberg: Max Hartmann,
Henning Jensen: Siggy,
Eddie Constantine: Coronel Harris.

Narrador: Max Von Sidow.

Sinopsis:

Tras la segunda Guerra Mundial, Leo Kessler, un joven americano, de origen alemán, llega a Alemania para trabajar. Colabora con su tío en una compañía de ferrocarriles y viaja, fascinado, por un país destruido por la guerra. Poco a poco se va encontrando con los horrores de la barbarie nazi. Un día Max Hartmann, el director de la compañía invita a Leo a su casa. Durante la cena, a la que asiste también su tío hijo Larry y su hija Katharina, Max explica a Leo su  deseo de reconstruir la red de ferrocarriles y de colaborar, por lo tanto, con los aliados. A lo largo del tiempo, la atracción que sienten Leo y Katharina no deja de crecer .

Comentario:

Europa, realizada en 1991 dos años después de la caída del Muro de Berlín,  (1989), y cuando Europa ponía de nuevo en marcha su locomotora, Lars Von Trier arroja un jarro de agua fría sobre las ilusiones de los europeístas, desde una perspectiva no sólo pesimista, sino incluso misántropa.  Los primeros planos son de una gran eficacia en el intento de adormecer las conciencias mediante  un ejercicio de hipnosis a cargo de la  convincente voz de Max Von Sidow, apoyado en la imagen de una cámara que avanza a ritmo constante sobre los raíles de un tren. El espectador, dopado, se enfrenta desorientado a una imagen onírica de inspiración expresionista, contaminada del cine de Fritz Lang, en la que hombres, mujeres y niños arrastran con unas cuerdas la pesada locomotora de Europa, una Europa de diferentes velocidades, a la que en principio sólo suben los pasajeros de primera clase.

Inciado este viaje que más que un sueño es una pesadilla, Leopoldo Kessler, hijo de un alemán emigrado a Estados Unidos y que había mantenido la neutralidad y una postura no intervencionista en la guerra que había desangrado Europa, se convierte en revisor de coche-cama, trabajo  humanitario con tal cantidad de cargas ( pago del  propio uniforme, tasas por el derecho a trabajar...), que  provocan una reflexión del protagonista: "Entiendo el por qué del paro en Alemania: no se pueden permitir el trabajar". Convendría que ciertos líderes europeos volvieran a revisar este film y se replantearan los sueldos de  los  minijobs y las condiciones miserables que soportan millones de trabajadores, de nuevo en  una Alemania que dirige el tren europeo que corre el riesgo de descarrilar otra vez, como lo hace el de la maqueta de los Hattamann.

El patriarca de la familia Hatmann, dueña de Centropa,  una empresa de ferrocarriles,  no puede soportar la idea de que en sus trenes se transportaran miles de inocentes a los campos de exterminio, hecho conocido por el 80 % de la población alemana. En el mal sueño europeo permanecen los saboteadores, los Werwolf (hombres-lobo),que no aceptan el fin de la guerra ni su derrota, y siguen actuando en el mundo de las sombras, obligando a los que defienden la no-violencia, el respeto de los derechos humanos, el rechazo de las armas, a tomar partido, amenazando con hundir una y mil veces el  tren que simboliza a esta Europa maltrecha. Leopold es americano, pero hijo de padre alemán, lo que le hace más vulnerable a estas  presiones.La voz grave de Max Von Sidow concluye afirmando que Leopold " quiere despertar de la imagen de Europa, pero no es posible".




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