Prometheus. Ridley Scott.




Ficha técnica:

Título original: Prometheus.
País: Gran Bretaña/USA.
Año: 2012.
Duración: 124 minutos.

Dirección: Ridley Scott.
Guión:  Jon Spaihts y Damon Lindelof.
Casting: Avy Kaufman y Nina Gold.
Dirección de Fotografía: Dariusz Wolski, A.S.C . Color.
Música: Marc Streitenfeld.
Montaje: Pietro Scalia, A.C.E.
Supervisor efectos visuales: Richard Stammers.

Diseño de Vestuario: Vestuario: Janty Yates.

Diseño de producción: Athur Max.
Productor: Walter Hill, David Giler, Ridley y Tony Scott.
Productores ejecutivos: Michael Costigan, Mark Huffman, Michael Ellenberg y Damon Lindelof.
Compañías: Scott Free Productions, Brandywine Productions, Dune Entertainment para 20th Century Fox.


Intérpretes:



Noomi Rapace: Elizabeth Shaw,

Charlize Theron: Meredith Vickers, 

Michael Fassbender: David,

Guy Pearce: Peter Weyland,

Idris Elba: Janek,

Logan Marshall-Green: Charlie Holloway,

Rafe Spall: Mibum,

Sean Harris: Fifield,

Emun Elliott: Chance,

Benedict Wong: Ravel,

Kate Dickie: Ford.



Sinopsis:



Un grupo de científicos y exploradores emprende un viaje espacial a un remoto planeta, una rara estrella recién descubierta, donde sus límites físicos y mentales serán puestos a prueba. El motivo de la misión es que los humanos creen que allá podrán encontrar la respuesta a las preguntas más profundas y al mayor de los misterios: el origen de la vida en la Tierra.


Crítica:


Prometheus, el esperado retorno de Ridley Scott al universo de Alien, el 8º pasajero, ha tenido que sufrir los rigores de convertirse en un  film evento esperado con pasión por legiones de fans de la saga al mismo tiempo que la industria o la crítica más altiva esperaban o un fenómeno comercial al estilo Avatar o un nuevo clásico instantáneo de la ciencia-ficción cinematográfica. Sin embargo los objetivos de Scott se revelan mucho más humildes, construyendo Prometheus como un  brillante ejercicio de estilo que intenta desvelar incógnitas nunca resueltas por la serie, así como servir de mecha para una nueva franquicia, todo ello sin renunciar a una valiente apuesta gótico-tecnológica que desarrolla al fin los horrores biomecánicos planteados por H.R. Giger en la película de 1979. (El mensaje de los dioses. Ángel Sala. Dirigido por...Julio 2012)

El estreno de una película  levanta  muchas  expectativas, bien por tener como precedente una obra de culto, bien por la mala conciencia occidental que rechaza las grandes inversiones de capital en los actividades creativas, colocándoles la etiqueta identificativa de  blockbuster o mainstream, es decir producto  de masas,  seguida del calificativo de rigor, decepcionante, cuyo objetivo es denostar el film  en base a sus consumidores,meta que , en contra de lo que creen  quienes  así opinan,  no es en absoluto mala. Pero cuando una ve la película no deja de sorprenderse ante la imaginación que derrochan sus realizadores en la ejecución  formal y la  plasmación visual de sus intenciones,en absoluto despreciables. Más lo que deja al espectador totalmente epatado es la comprensión de qué significa una superproducción: una gran inversión de capital en una industria que deja una obra para el futuro, y teniendo en cuenta los tiempos que estamos viviendo, muchos desearían que en su propio país se realizaran menos especulaciones con el  humo y  más ocupación para tanto especialista como los que desfilan por los títulos de crédito.

Prometheus es  una reflexión filosófica, como manteníamos en  nuestra anterior entrada,  sobre nuestros orígenes y un reto de la ciencia a la sabiduría de los dioses que castigaron al Titán  por su soberbia y por atreverse a algo más: enseñar a los hombres a encender el fuego, lo que no era poca cosa en los albores de la civilización. Transcurridos desde entonces miles de años, en una sociedad que altivamente creía que había llegado el fin de la Historia y la estabilidad de la democracía, el hombre consideró que  era  el momento de reivindicar a Prometeo; pero  éste se rebela de nuevo, aunque ahora el vehículo es su propia creación, David, que actúa, en contra de lo previsto, con autonomía contra quien  lo ha diseñado emulando a los dioses. Nadie puede llamarse a engaño y creer que todos los hombres entienden el hecho de la misma forma:  el presidente de la Compañía Weyland, una especie de rey dotado de un poder absoluto de carácter hereditario, que comparte con su hija Meredith Vickers, (Charlize Theron), la búsqueda del creador,  tiene como objetivo conseguir la inmortalidad, la vida eterna; David (Michael Fassbender)  es inmortal,  (impactantes secuencias en las que sólo queda intacta su cabeza, que sigue comunicándose con los demás),es racional y muy eficaz  pero carece de emociones, mientras que la Doctora Elizabeth Saw (Naomi Rapace),es  una mujer cristiana con una cruz colgada al cuello, que busca ante todo una respuesta a su fe. El debate entre creacionismo y evolucionismo surge casi en la primera secuencia y preside el resto de la obra, con un resultado muy decepcionante para el hombre:  nuestros 'creadores', genéticamente gemelos nuestros,  se extinguieron víctimas de su propia avaricia y ambición, y habían elegido el planeta señalado por los expertos en el estudio de epigrafía y arqueología, con el fin de almacenar armas de destrucción masiva, sin perjudicar su propio planeta.

Llegados a este punto lo más probable es que cada cual se aferre  a sus propias creencias, despreciando los aspectos negativos como anecdóticos. Los personajes que representan las corrientes de pensamiento más extendidas son David y la Doctora Shaw, lo que los convierte en los más atractivos, no sólo porque estén mejor o peor desarrollados por el guionista, sino porque la solidez de sus ideas se traslada al icono que los representa. El comandante, Janek (Idris Elba), es otro personaje solvente, por su compromiso con la Tierra que conlleva incluso su sacrificio  personal, así como el de sus ayudantes, que protagonizan uno de los momentos más emotivos del film. Creyentes y no creyentes están obligados a entenderse y trabajar juntos, unos por el progreso y futuro de la humanidad, otros en busca de sus razones para creer. Pero ambos, civilizadamente se influyen entre sí. David, un ser creado por la Compañía, lee libros, ve películas y se siente atraído por Peter O'Toole en su papel de Lawrence de Arabia, llegando incluso a teñirse el pelo rubio como él; la extinción de su creador se traduce en su liberación, razón por la que Ridley Scott no quiere llamarlo androide, robot ni replicante, aunque finalmenter la Doctora Shaw si lo haga.
 
Imágenes espectaculares de las naves que se desplazarán por el espacio  intergaláctico en el año 2094, que constituyen los pilares del relato de ciencia-ficción, montadas  como elementos de cohesión de las secuencias que ubican espacialmente la acción, espacios idealizados, desacralizados por David que reproduce el suspiro  del emir Faisal,  (Sir Alec Guines),  de Lawrence de Arabia: " En el desierto no hay nada y nadie puede vivir de la nada"; presentan a los personajes y sus investigaciones paralelas,(emotivas las de los arqueólogos creyentes,  Shaw y  Charlie Holloway y racionales las de David); objetivo final de la inversión millonaria de Weyland y su hija Vickers.  Una primera secuencia, muy oscura,   representa el suicidio de uno de los ingenieros (los que nos crearon), de aspecto cerúleo, al que sus compañeros en off visual entregan el cuenco del sacrificio, y cuyo ADN, mezclado con una materia genética más pura dará origen al nuevo ser. No obstante al final del trayecto, de una misión  que se desplaza con 17 tripulantes, a 327 billones de kilómetros de la Tierra, llevando en su interior dos arqueólogos creyentes,en quienes se pueda apoyar el millonario en el umbral de la muerte, les espera el fracaso, la falta de respuestas, que permite a David hacer una pregunta a la doctora, la última superviviente de la nave Prometheus : "¿A pesar de todo crees ? " Su respuesta es fácil, sobre todo si va dirigida a lo que ella llama un robot, sin advertir los grados de autonomía y los conocimientos que va adquiriendo a espaldas de los humanos.  Con la misma soberbia le responde Charlie cuando se hace la pregunta retórica de  por qué Dios ha creado al hombre, y David le responde: ¿Y a mí? Porque podíamos, dice el profesor, despreciando la simple posibilidad de que la 'criatura' creada por el hombre sienta algo. Pero lo único cierto es que los antepasados, que ambos creyentes saludan como sus creadores, sólo buscaban un lugar para almacenar armas de destrucción masiva y no destruir su propio planeta; la resistencia a creer esta versión dará nuevos impulsos al que busca, y probablemente una nueva entrega de la saga.

Preguntas difíciles y respuestas más difíciles todavía. Lo único cierto es que el fin de la Historia que algunos vaticinaban está muy lejos de producirse, y que si  Prometeo se rebeló contra los dioses que lo crearon, el mito se puede reproducir y la rebelión venir de quien nadie la espera. David advierte: "Las cosas más grandes, nacen de las más pequeñas".


Cmrl.


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