Guinea Pig. Devil's Experiment. Saturo Ogura.
Ficha técnica:
Título original: Gini Piggu: Akuma no jikken.
País: Japón.
Año: 1985.
Duración: 43 minutos.
Guión y Dirección: Saturo Ogura.
Sai Enterprisse.
Sinopsis:
Un grupo de hombres secuestra a una chica para realizar un experimento: ¿Hasta dónde puede un ser humano experimentar el dolor? Se presentó como una cinta ilegal que se había encontrado por azar y había sido entregada posteriormente a la policía, pero el hecho de que se haya comercializado prueba que es absolutamente ficticia.
Comentario:
Cuando se ve una película como las que ha realizado Saturo Ogura se entiende de inmediato que existe un mundo que no controlamos, al tiempo que ponemos en cuestión muchos de nuestros análisis respecto a directores que se han sumergido en el mundo de la violencia como Mel Gibson, Stanley Kubrick o Quentin Tarantino. La diferencia entre estos cineastas con mayúscula y Saturo Ogura es que los primeros son mucho más peligrosos porque son grandes realizadores y llegan a un público más amplio; se ha debatido en torno a la ambigüedad ideológica y la estética nazi de 'La Naranja Mecánica', que siendo mucho menos explícita hace mucho más daño psicológico, porque contribuye a la creación de un imaginario colectivo miedoso y de una mentalidad sumisa y dominada por el terror al sufrimiento físico. Recordemos el análisis metacinematográfico de estas producciones y sus conotaciones en la magnífica opera prima de nuestro gran cineasta Alejandro Amenabar: 'Tesis'.
Guinea Pig no tiene argumento. Las secuencias se suceden de acuerdo con el tipo de golpe o maltrato, (bofetadas, patadas, pinzas...), no vemos apenas el rostro de los maltratadores, focalizándose toda la atención de la cámara en la víctima que recibe los palos, una chica que permanece impasible, como si se sintiera culpable de algo, actitud prevista y diseñada por el realizador . El realizador japonés presenta el film como basado en un hecho real, la crónica de un experimento, (Cobaya), en la difusa línea del dolor soportable y de la corrosión de los sentidos humanos y la exhibición de una crueldad perversa. Independientemente de que el film se clasifique como 'torture porn',' pseudo-snuff movie' o 'terror gore', a lo que responde es a cierta demanda social de la máxima violencia por la violencia en la pantalla. Ni real ni ficticio, nadie puede experimentar el dolor de otro, sólo el suyo propio. Lo demás es puro diletantismo de baja estofa.
En YouTube hay suficiente material que evidencia la puesta en escena de esta farsa, insoportable desde la tercera secuencia, real o no. Recordemos los versos de Shakespeare: "Si nos pinchan, ¿acaso no sangramos? Si nos hacen cosquillas, ¿acaso no reímos? Si nos envenenan, ¿acaso no morimos?..." (Shylock. El mercader de Venecia. William Shakespeare). Qué más experimento queremos. Muchos de los que buscan emociones fuertes se desmayan cuando les sacan sangre. Eso sí es un experimento.
Comentarios
Publicar un comentario
¡Deja tu comentario aquí!