Viernes 13. Parte 8. Jason vuelve para siempre. Rob Hedden







Ficha técnica:

Título original: Friday the  13th. Part VIII.Jason Takes Manhattan.
País: Estados Unidos.
Año: 1989.
Duración:100 minutos.
Dirección y producción:  Rob  Hedden.
Casting: David Cohn, C.S.A. y  Fiona Jackson.
Director de Fotografía: Bryan England.
Música, compuesta y dirigida por Fred Mollin.
Edificón: Steve Mirkovick
Efectos especiales de maquillaje: Jamie Brown.
Coordinador de  efectos mecánicos: Martin Becker.
Productor: Randolph  Cheveldave.
Productores asociados, Barbara Sachs .
Diseño de producción: David Fisher.
Paramount Pictures Inc. para Horror, Inc.-Production.


Intérpretes:

Tom Shaffer: Jim
Tiffany Paulsem: Suzy,
Tymothy Burr Mirkovick: joven Jason. Kane Hodder : Jason
Jensen Daggett: Rennie,
Scott Reeves: Sean Robertson,
Barbara Bingham:  Colleen Van Deusen.
Peter Mark Richman: Charles McCulloch
Martin Cummis: Wayne,
Gordon Currie: Miles Wolfe,
Alex Diakun:  Deck Hand.
V.C.Dupree: Julius,
Saffron Henderson: J.J.
Kelly Hu: Eva Watanabe.

Sinopsis:

Jason, resucitado de nuevo,  ha escogido como víctimas a una parejita que se desplaza por el lago en un yate  en Crystal Lake. Tras una primera masacre, decide ir a Manhattan para acabar con los supervivientes de su primera embestida.

Comentario:

La saga sigue deslizándose por el camino del absurdo y la bizarría, hasta llegar a convertirse en un producto cómico, cercano al ridículo, con una cutrez no buscada como es el caso de 'El Vengador Tóxico' de la factoría Troma. Jason vuelve al lago, donde últimamente acaba atado con cadenas  en   su  fondo , pero ahora la marcianada es ya insostenible: en el pequeño charco comienza a aparecer, para sorpresa de los espectadores, la proa de un yate un tanto destartalado, que nadie sabe cómo ha podido llegar allí, decorado en su interior como una habitación en la que se va a filmar una película porno, que es algo parecido a lo que va a pasar. Un  joven, improvisado capitán del navío,  echa el ancla, haciendo caso a los requerimientos insistentes de la novia,  que suele ser la culpable  de los problemas, y desencadena la tragedia, pues el ancla se enzarza en un cable eléctrico, que nadie sabe que hace ahí, lo que coincide con un rayo que cae  del cielo; la conjunción de estos factores resucita al incombustible Jason, que tras liquidar todo lo que se mueve a su alrededor, reaparece milagrosamente en un buque de placer, que transporta  escolares, (nos lo vamos a creer porque lo dice la sinopsis, y porque un tal  Charles MacCulloch (Peter Mark Rickman), afirma ser el profesor y manda deberes a unas jóvenes muy desarrolladas. También viaja con él una sobrina traumatizada durante la infancia, unos roqueros y un cámara, que acabaran fritos con sus propios instrumentos, gracias a la intervención del cien veces resucitado monstruo.

Tras acabar con el pasaje del barco, nuestro amigo se lanza a las calles de New York en una tenaz persecución de tres o cuatro supervivientes; cuanto más desesperados están ellos y con más histeria se lanzan por los metros, las cloacas, los tejados, más tranquilo los sigue Jason, sabedor de que al final el que la sigue la consigue. La gran metrópoli es un lugar superpoblado, con numerosos habitantes 'sin techo', demasiada faena para un monstruo que se baña en romanticismo en su querido Cristal Lake matando monitores y jóvenes despendolados que se meten en el bosque; aquí tendrá algún que otro escarceo en el que siempre se impondrá, pero no puede soportar la contaminación de la gran urbe y  ¿sucumbirá? finalmente cuando la joven Rennie (Jensen Dagget), le eche encima un bidón de ácido tóxico, que disolverá lo poco que va quedando de su ajado cuerpo y su careta de plástico.

El director quiere hacernos reír, como si no lo hiciéramos bastante, mostrando al criminal sorprendido cuando al salir de la boca de metro se topa con una enorme valla publicitaria en la que un jugador de  hockey lleva su misma máscara . La conclusión  es muy sencilla: 'La ciudad no era para él': demasiada droga, tribus diferentes, que vete tu a saber qué pecado habían cometido, y por si faltaba poco humos y contaminación. A lo largo de la película podemos además disfrutar de Jason niño-muerto/Jason adulto, gracias a una de las estrategias que utilizó el 'profesor McCulloch 'para enseñar a su pobre sobrina a nadar, a la que por poco mata en el lago. La chica se salvó pero vivió toda su vida con el trauma de haber sido cogida por una pierna por el desgraciado niño.

En la siguiente entrega  el monstruo abandona la ciudad, en la que no hay forma de hacerse publicidad, y regresa a su querido Cristal Lake. Volvemos a empezar una historia que ya no da mas, pero que se estiró hasta el finfinito en la época de florecimiento de los videoclubs, en los que la saga era demandada por la clientela, primero para pasar dos horas de miedo, y después para reventar de la risa. Dos personajes pueblan el universo de los malhechores/bienhechores  justicieros: Jason Woorhees y El Vengador Tóxico, que poco a poco se van pareciendo hasta en la imagen. En cuanto a las armas, aunque lo propio del slasher  son las de filo cortante, cuchillos, machetes o hachas, el vengador de la saga no le hace ascos a cualquier otra herramienta para matar, aunque sea una guitarra eléctrica o un teclado. No cabe duda de que le hemos perdido el respeto a este título.




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