El navegante. Donald Crisp y Buster Keaton






Ficha técnica:

Título original: The navigator.
País: Estados Unidos.
Año: 1924.
Duración: 59 minutos.
Dirección: Donald Crisp y Buster Keaton.
Guión: Clyde Bruckman, Joseph Mitchell  y Jean Havez.
Dirección de Fotografía:  Elgin Lessleyy Byron Houck
Producción: Joseph M. Schneck.
Metro Goldwin Mayer.



Sinopsis:

El millonario Rollo Treadway es un joven de la lase alta dejado y aburrido, tan inútil que es incapaz de preparar un huevo duro. La primera decisión que toma en su vida es la de casarse con su novia, Betsy O'Brien, y navegar juntos rumbo a Honolulú. Pero ella le rechaza y él decide embarcarse solo,



  Comentario:

Cada una de estas películas de cine mudo o silente, correspondientes a un periodo en el que se estaba construyendo el modo de representación institucional, como lo denomina Noel Burch, adoptado por el Occidente capitalista e imperialista del primer cuarto del siglo XX, es una caja de sorpresas en sí misma y ha legado una imagen icónica que ha quedado integrada en el imaginario colectivo: ¿Quién no recuerda, e incluso ha puesto como paradigma de ciudadano poco aficionado a andar, el  paseo en coche, chófer incluido,  de Buster Keaton hasta la casa de su novia, justo enfrente de la suya? El film es un retrato de la incapacidad  de la clase alta que depende del servicio para todo, que en 1963 llevaría al cine Joseph  Losey, con registro dramático, en 'El sirviente'. Cuando por imperativo de la realidad quedan los dos jóvenes solos en un barco a la deriva, se muestran incapaces de hacer un  solo café, se asustan por cualquier cosa y  montan auténticas ingenierías para el desarrollo de una vida cotidiana y normal; Buster Keaton juega con gags muy repetidos cuando el cine daba sus primeros pasos: imposibilidad casi total de encontrarse en el navío, corriendo por los pisos, subiendo y bajando escaleras, hasta que un accidente rompe este círculo vicioso; peleas en la cocina con las patatas, los botes de leche, tomate o verduras, uso de menaje de cocina, grandes cucharas, cuchillos y tenedores para remover los guisos, dispuestos, en lugar de los cubiertos,  de forma elegante en torno a los platos... Y  happy end imprevisto.

Si bien ridiculiza a la alta burguesía y la muestra como una clase ociosa e inepta, también arrastra consigo ciertos prejuicios de la época, como la contribución a la extensión de la especie de que las islas alejadas de la civilización estaban pobladas por caníbales, que estaban  esperando que pasara  por allí un hombre blanco, para echarlo al puchero. Pero nuestros jóvenes, vagos pero listos, lucharan con éxito, usando toda la artillería a su alcance (cocos, fuegos artificiales, pozales de agua (¿Para mojar al que viene nadando o en piraguas?), hasta que les llegue la salvación por parte de los suyos. Un letrero advierte: "Cuando la ignorancia es felicidad".



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