Embriagado de amor. Paul Thomas Anderson








Ficha técnica:

Título original: Punch-Drunk Love.
País: Estados Unidos.
Año: 2002.
Duración: 95 minutos.
Dirección: Paul Thomas Anderson.
Guión: Paul Thomas Anderson.
Dirección de Fotografía: Robert Elswit. Tecnicolor.
Música: Jon Brion.
Montaje: Leslie Jones.
Productores: JoAnne Sellar, Daniel Lupi y Paul Thomas Anderson.
Diseño de producción:  William Arnold.
Compañías. Productoras: Ghoulardi Film Co. Revolution Studios, New Line Cinema para Columbia Pictures.

Intérpretes:

Adam Sandler: Barry,
Emily Watson: Elena Leonard,
Philip Seymour Hoffman: Dean Trumbell,
Luis Guzmán: Lance,
Mary Lynn Rajskub: Elizabeth,
Ashley Clark: Latisha,
Julie Hermelin: Kathlenn,
Lisa Spector: Susan,
 Salvador Curiel: Sal,
Nicole Gelbard: Nicole,
David Stevens,
Nathan Stevens: Nathan.

Sinopsis:

Barry (Adam Sandler) es un tipo solitario y poco sociable que fue criado y educado por siete hermanas. La sobreprotección de tantas mujeres le ha impedido enamorarse, hasta que un día descubre un fallo en un concurso y compra miles de natillas, lo que le permitirá obtener muchas millas de vuelo gratis, aunque en realidad nunca viaje. En sus viajes conocerá a una mujer, Elena Leonard (Emily Watson) y se enamorará de ella.

Comentario:

Paul   Thomas Anderson, como Wes Anderson o David Fincher,  son los niños mimados de la prensa, hecho que se torna evidente cuando se hace un film mediocre con un actor de comedia blockbuster como Adam Sandler. Las espadas se afilan y se ponen en alto para ver quien tiene más talento y da la cuchillada más grande, porque la prensa, no lo olvidemos, también tiene sus enfants terribles. Quim Casas pone su mejor dialéctica al servicio del joven realizador y disfraza de extrañamiento  alabando algo difícil de imaginar en  Sandler, un digno representante de la comedia física, que ahora es visto como un  actor  hierático que se acerca a los cómicos silentes 'tanto  en la eliminación de toda palabra ( de toda palabra superflua) como a la composición con el cuerpo'.Punch-Drunk (Embriagado de amor), afirma, funciona  como es norma en Anderson a través de la abstracción y, en este caso, de la exageración controlada. Llega a justificar la elección de este actor, que por supuesto, matiza, apenas guarda parecido con el  comediante habitual, comparándolo con la elección por Peter Weir de Jim Carrey para protagonizar  El show de Truman (1998).

La reacción a este tipo de análisis tampoco es suave. Pablo Kurt de Filmaffinity responde de esta manera: "Peligrosamente premiada, pues el reconocimiento en Cannes puede hacer creer a su director que sus historias pueden sobrepasar la línea de "delirantes" (que Magnolia bordeó), y ser incluso así más apasionantes, "Punch Drunk-Love" resulta pretenciosa, algo incoherente y bastante aburrida. Esta afirmación en algunos foros puede resultar una ofensa, pues Thomas Anderson es uno de los niños mimados de una crítica que debe haber decidido que su anterior (y magistral) obra le otorgó crédito suficiente para realizar este (sin duda original) tostón... y seguir siendo intocable. Uno cree, en cambio, que precisamente tanto talento no debe desaprovecharse, así que, aceptando que su dirección es brillante, sólo diremos que la escena de Julianne Moore en el mostrador de la farmacia en "Magnolia", o la mitad de la tercera parte de la conferencia de Tom Cruise, tienen más "mala leche" y más fuerza que esta extraña comedia romántica, pretendidamente absurda, y considerada fallida por alguien que no vio una maldita gracia en su humor tan singular." Para rematar su  visión aportamos una incisiva y tóxica interpretación  de Carlos Boyero (Diario El País) de un director al que ve como un 'rarito con inquietudes'  y  que en ocasiones (pocas, porque sólo ha realizado seis películas) "se ha metido algún patinazo notable, como en el caso de la pretenciosa, irritante y absurda Embriagado de amor".

Esto es lo que sucede cuando  no se es del todo imparcial, y se eleva al Olimpo de los dioses a un director, cuya película más sobresaliente hasta el momento es 'Pozos de ambición', de la que no vamos a pasar por alto la secuencia de la bolera, en la que la actuación de los dos personajes es de un histrionismo difícil de superar. ¿Quién no recuerda  a Daniel Day-Lewis hablando del ¡dreeeenaje...! y  comparando su extracción de petróleo con una pajita muy larga que sorbe el líquido de todos los vasos, mientras come, (Dios sabe qué) algo parecido a una carne seca;  escenas muy bellas, grandes angulares, planos muy largos, música diegética...se combinan con la exageración y lo estrambótico.

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