K-19: The Widowmaker. Kathryn Bigelow.








Ficha técnica:
Título original: K-19. The Widowmaker.
País: USA.
Año: 2002.
Duración: 152 minutos.
Dirección: Kathryn Bigelow.
Guión: Christopher Kyle, basado en una historia de Louis Nowra.
Casting: Mali Finn, U.S.: Mary Selway, U.K.: Ross Clydesdale (Canadá)
Director de Fotografía: Jeff Cronenweth.
Edición:   Walter Murch, A.C.E.
Música: Klaus Badelt.; dirección: Valery Gergiev.
Producción: Kathryn Bigelow, Joni Sighvatsson y Christine Whitaker y Edward S. Feldman.
Productor ejecutivo: Harrison Ford.
Productores ejecutivos: Nigel Sinclair, Moritz Borman, Guy East.
Diseñadores de producción: Karl Juliusson y Michael Novotny.
Co-productores: Steven-Charles Jaffe y Basil Iwanyk. Brent O'Connor, Mark Wolfe y Mary Montiforte.
Productor ejecutivo musical: Joel Sill.
Supervisor efectos visuales: Bruce ones y John Nelson.
Vestuario: Marit Allen.


Intérpretes:
Harrison Ford: Capitán  Alexei Vostrikov,
Liam Neeson:  Capitán Mikhail Polenin,
Peter Sarsgaard:  Vadim Radtchenko,
Joss Ackland: Marshal Zelentstov,
John Shrapnel: Bratyeev,
Christian Camargo: Pavel Loktev,
Donald Sumpter: Dr. Savran,
Tim Woodward: Partonov,
Steve Nicolson: Yuri Demichev,
Ravil Isyanov:  Suslov.

Sinopsis:

El film se basa en un hecho real, acaecido el 5 de julio de 1961, en el que el primer submarino, el K-19, equipado con misiles balísticos - es decir, con una trayectoria predefinida que no puede ser modificada-, padeció un grave accidente. El capitán Mikhail Polenin (Liam Neeson) es relevado de su puesto de mando del  buque, cuando los dirigentes soviéticos deciden que no está acondicionado el submarino insignia de la Armada rusa con la suficiente rapidez.  Eligen para sustituirle al capitán Alexei Vostrikov (Harrison Ford , un oficial cuyo único objetivo es cumplir las misiones que le encomiendan, con una voluntad de hierro, que consigue que el K-19 zarpe exactamente en la fecha prevista. Polenin permanece a bordo como primer oficial de Vostrikov, lo que provoca que ambos choquen continuamente.

Comentario:


Si algo caracteriza a este film bélico, de factura tradicional muy masculina, es que está realizado por una mujer, que opta por el punto de vista de los soviéticos en el conflicto de misiles en plena guerra fría, lo que no gustó nada en los Estados Unidos. Actores de la línea dura, como Liam Neeson y Harrison Ford se pusieron a las órdenes de Kathryn Bigelow, el segundo, además,  desde la producción ejecutiva, al servicio de  una realizadora que profundiza en los códigos de honor, disciplina y patriotismo de la clase militar, cuyo modus operandi es transversal a cualquier país o ideología.

Contar una historia con unos personajes que sueñan, sufren, enferman  o se enfrentan por conflictos de competencias tiene  como resultado acercarlos al espectador que padece con ellos y se compadece de sus miserias .Pero  por encima de  esta sensibilidad hacia el sufrimiento humano está la camaradería entre los distintos grados de la jerarquía militar, que protagoniza un  final más que dudoso, sin llegar a ser propagandístico.

Tras el fracaso de 'Días extraños'  la realizador sólo filmó dos películas en siete años: 'El peso del agua' y K-19: The Widowmaker, un film que se encuadra en el subgénero  bélico, The submarine films, que permite el análisis minucioso de una cerrada comunidad masculina, aislada del resto de la sociedad, influenciada por la obra de Joseph Conrad (1857-1924), (La línea de sombra, Nostromo o Tifón). El submarino se erige en protagonista absoluto de la película, con sus recovecos y angostos pasillos, escotillas y cuadros de mando, con un tétrico reactor nuclear averiado y el  ronco gemido del metal bajo la presión de las aguas marinas. Los personajes, en consecuencia, van y vienen, pero lo hacen pertenecientes al contexto emocional de la escena.

Frente al escritor, fascinado/aterrado por el lado oscuro de la condición humana, es una irregular  storyteller, de personalidad adusta y sombría, que sabe retratar el estrés, las relaciones humanas, la violencia y hurga en la psique de sus personajes masculinos, "elaborando una  curiosa interpretación de la violencia como un producto de la selección sexual de la especie masculina en su lucha por prevalecer ante adversarios/competidores." (Antonio José Navarro). En este análisis, a pesar de las resistencia, el crítico admite que Bigelow parte para sus análisis del constructo de género.

Pero además incorpora una mirada femenina a acciones que se consideran heroicas y que en realidad responden a impulsos irreflexivos de lucimiento personal, susceptibles de ser instumentalizadas por el poder. La guerra es un asunto sucio, innoble, aunque se invoque grandes ideales como la Justicia y la Democracia...

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