Las crónicas de Huadu: la espada. Patrick Leung y Corey Yueng
Ficha técnica:
Título original: The Huadu Chronicles: Blade of the Rose.
País: Hong Kong.
Año: 2004.
Duración: 100 minutos.
Dirección: Patrick Leung y Corey Yueng.
Guión: Kin Chung Chan, Suet Lam, Roy Szeto, Peter Tsi, Michelle Tsui.
Dirección de Fotografía: Chi Ying Chan,
Música: Tommy Way.
Productor: Emperor Motion Pictures, Shenzhen Film Estudios.
Intérpretes (Filmaffinity) :
Charlene Choi, Gillian Chung, Donnie Yen, Jaycee Chan, Edison Chen, Tony Leung Ka Fai, Ying Qu, Daniel Wu, Jackie Chan, Bingbing Fan, Bo-lin Chen, Sui-man Chim
Sinopsis:
El antiguo reino de Huadu goza de un sistema patriarcal, en el que los hombres son tratados como esclavos y vendidos como ganados por las mujeres bajo el mandato de la cruel emperatriz. Pero una profecía vaticina que un muchacho se alzará y le arrebatará el cetro, recuperando de este modo la hegemonía masculina. Ajenos a todo esto, dos jóvenes actores ambulantes se topan un mapa grabado en una tablilla y emprenden la búsqueda de un tesoro legendario y se les unen dos muchachas tan encantadoras . Los cuatro dejaran de un lado la guerra de sexos, para superar juntos los numerosos obstáculos de un viaje épico repleto de romance, comedia y artes marciales destinado a devolver el equilibrio entre dos géneros.
Comentario:
Hay que viajar hasta Hong Kong para encontrarnos con un cineasta que plantee de manera más abierta y bizarra la defensa de la sociedad patriarcal, adobada con unas cuantas 'luchitas' entre grandes del género, Corey Yueng y el carismático Jackie Chan, para atraerse la simpatía de los amantes de las luchas marciales orientales y meterles semejante discurso.
La cruel emperatriz es una bruja, que somete a los hombres y ¡hasta les hace crecer el pecho!, por lo que deben ir en busca de la espada sagrada, símbolo fálico por excelencia, para atravesar a la perversa dama y acabar con la organización matriarcal. Como no quieren llegar al extremo más radical de lo estrafalario y falaz, los hombres luchan, en teoría, por la igualdad de sexos, pero cuando consiguen su objetivo y ofertan a sus rendidas esposas con las que comparten el reinado ponerse a trabajar, ellas responden con candor: "Mandar es cosa de hombres". Lo mejor es la respuesta del varón, por no ser tan burdo como la lengua sexista que empleamos y llamarlo macho, que es el término que corresponde al concepto reservado para las mujeres , -hembra- : "Pues debemos darnos prisa para tener 'un principito' y dedicarnos los dos al dolce far niente". Lo peor. No vale la pena esforzarse en comentar más.
La imagen de las mujeres a lo Barby oriental, de jovencitas muy agraciadas, de voluptuosos vestidos de colores transparentes, que vuelan y sacan las uñas, y los ejércitos de féminas vestidas de color lila,( no sé si conceder a este hecho algún valor semántico), contrastan con los jovencitos ingenuos y candorosos, privados de toda maldad, que sólo quieren ser tratados de forma igualitaria con las integrantes del sexo opuesto, y que temen la crueldad de una reina que los castiga con la castración. ¡Toc!, ¡Toc! ¿Suena a algo?
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