Locos por el aire. A.Edward Sutherland








Ficha técnica:

Título original: The Flying Deuges.
País: Estados Unidos.
Año: 1939.
Duración: 68 minutos.
Dirección: A. Edward Sutherland
Guión: Ralph Spence, Alfred Schillrer, Charles Rogers y Harry Langdon.
Dirección de Fotografía: Art Lloyd, A.S.C.
Música: John Leipold y Leo Shuken.
Efectos especiales: Howard Anderson.
Productor: Rudolph Maté.
Productor Manager: Joe Nadel.
Director artístico: Boris Leven.
Edición: Jack Dennis.
Asistente director: Robert Stillman.
RKO Radio Pictures Inc, Boris Morros Production

Intérpretes:

Stan Laurel
Oliver Hardy
Jean Parker
Reginald Gardiner

Sinopsis:

Stan Laurel y Holiver Hardy se unen a la legión extranjera francesa en un desesperado intento de olvidar a la chica que ha 'plantado' a Oliver. Cuando se dan cuenta de que la vida en el desierto es muy desagradable, intentan marcharse, pero no pueden renunciar a la legión tan facilmente.

Comentario:

Habitantes de un universo muy restringido y particular, dominado por las buenas formas, los sombreros de hongo, muy británicos, y la distribución por partes iguales de  dotes de mando y autoestima por un lado, y  sensibilidad e inseguridad por otro, como un 'Vizconde demediado' (Italo Calvino), Stan Laurel y Oliver Hardy costituyen entre ambos  un ser humano 'destructivo sin premeditación'  que no encaja en el mundo, con cierto grado de autismo, que da lugar a los gags más divertidos, producto del gran talento de ambos actores y de una buena realización y dirección.

Pantallas transparentes con imágenes de cualquier parte del mundo, en el caso que no ocupa París y el supuesto Norte de África, cámaras fijas por las que entran y salen de campo actores, vehículos y comparsas y algún plano aéreo, constituyen el tinglado de las set piece en las que brilla el buen hacer de estos mimos, que llegan al climax en escenas muy humanas, como aquella en la que muestran su orgullo de ser norteamericanos cuando un grupo de músicos norteafricanos se animan con música de su país que ellos sazonan con unos pasos de claqué y unas voces satisfechas, o cuando Santley, en uno de los primeros homenajes al cine desde el propio cine, hace un  cameo de   Harpo Marx y toca el harpa con el somier de su cama. El sonido es el  que produce Harpo tocando este instrumento.

Si estás un poco alicaído Stan Laurel y Oliver Hardy siempre te levantan el ánimo. Nunca un gordo hizo reír con más dignidad y sin menoscabo de su apariencia física, que compensaba con grandes dosis de respeto hacia sí mismo y el modelo que representaba, ni la bondad asociada con la inseguridad  fue tan vapuleada como en el caso de su compañero 'el flaco', un hombre sensible pero débil, que necesita a Oliver y su fortaleza de ánimo para  vivir.

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