Los renegados del diablo.Rob Zombie








Ficha técnica:

Título original: The Devil's Rejects.
País: Estados Unidos.
Año: 2005.
Duración: 101 minutos.
Dirección: Rob  Zombie.
Guión:: Rob Zombie.
Casting: Monika Mikkelsen.
Dirección de Fotografía:  Phil Parmet.
Música:  Tyler Bates  & Rob Zombie.
Edición: Glen Garland.
Supervisor efectos visuales: Robert   Kurtzman. 
Diseño de producción:  Anthony Tremblay.
Producción: Michael Ohoven,  Marco Mehlitz. Andy Gould,  Mike Elliott,  Rob Zombie.
Co.productor: Brent Morris.
Productores ejecutivos: Peter Block,  Michael Paseornek,  Michael Burns, Guy Oseary,  Julie Yorn.
Maquillaje: Wayne Toth.
Vestuario: Yasmine Abraham.
Lions Gate Films, Cinerenta, Cinelamda Productions y Firm Films.



Rob Zombie


Mathew McGrory

Intérpretes:

Sid Haig:: Capitan  Spaulding.
Bill Moseley: Otis,
Sheri Moon Zombie:  Baby,
William Forsythe: Sherif  Quincey Wydell,
Ken Foree: Charlie Altamont,
Mathew McGrory: Tiny,
Leslie Easterbrook: Madre Firefly, 
Geofrey Lewis:  Roy Sullivan,
Priscilla Barnes: Chris Sullivan,
Dave Sheridan:  Oficial Ray  Dubson,
Kate Norby:  Wendy Banjo,
 ...






Sinopsis:

Continuación de "House of 1000 Corpses". Una historia de asesinatos, locura y venganza. Los Firefly, la familia de homicidas, emprenden una sangrienta huida escapando de un sheriff con sed de venganza.


Comentario :

Rob Zombie es un músico de  groove metal o metal industrial que ha realizado dos films notables  para los amantes del cine siniestro y bizarro, House of 1000 Corpses, 2003,  y su secuela The Devil's Rejects (Los renegados del diablo), 2005. Con buena factura y una realización  formal y discursiva acorde con los contenidos que pretende transmitir, si bien  hay violencia directa explícita, lo que verdaderamente acongoja es la violencia  psicológica, la humillación y la sumisión del prójimo por medio de las armas, cortantes  o de fuego (no es un puro slasher ), sin otro motivo que el placer que produce a los asesinos el martirio de sus víctimas anonadadas por la impotencia y el miedo. De acuerdo con el principio de acción-reacción la consecuencia de la agresión es el deseo de una venganza ciega que sólo se satisface con la ley del talión, llevada a la práctica de la forma más exacta y minuciosa.

Si Ron Zombie intenta demostrar que  todo ser humano  oculta en lo más recóndito de su ser un lado perverso, en cierta medida consigue despertar en el espectador lo peor de sí mismo. Este es el riesgo que lleva implícito este tipo de filmes, en un país en el que abundan los asesinos en serie, los demoniacos, las sectas y los francotiradores. Mediante el uso de técnicas diversas, (barridos, pantallas partidas, supresión de la cuarta pared...) y una edición invisible, consigue que sus cámaras transiten en medio de un tiroteo cruzado del bando de los delincuentes al de los defensores de la ley, de tal manera que unos y otros se muestren al mismo nivel estratégico y moral y no exista la sensación de superioridad  ni de acorralamiento. El balance del primer enfrentamiento es de cuatro policías muertos, un delincuente abatido y detenida la diabólica madre, matriarca de la secta. El propio sheriff Wydell reconoce su derrota: el  se vistió el uniforme cuando creía en la preeminencia de la ley, ahora ya no se satisface con esto, necesita que los asesinos de su hermano sufran el mismo calvario que él.

La mirada romántica a  la banda demoniaca, un grupo que evoca más a los matones de Mad Max que a Bonnie and Clyde, filmados a cámara lenta los cuerpos de  Baby y Otis, rebosantes de belleza y poder, embriagados de crueldad y cinismo y proclives a someter a los de su especie a una degradación física, moral e intelectual, revela un alto grado de maniqueismo y manipulación; cuando acabe la película todos seremos conscientes de que somos un poco peores de los que pensábamos. Este ejercicico lo llevó a cabo Kubrick en La naranja mecánica, y entonces como ahora lo consideramos una justificación de la violencia, al poner al mismo nivel al agresor y a su víctima. No les mueve el rencor de clase, ni el resentimiento del débil, sino el desprecio hacia el  que sienten como inferior por la sola razón de  haber sido pillado desprevenido  y confiado. La televisión es la ventana que se abre al mundo real, un mundo sórdido y pútrido, del que se intentan evadir los protagonistas, como suele hacer el común de los mortales. Lo que no saben es que no se puede levantar la guardia.



Este es el último film que culminó Mathew McGrory, el gigante de Big Fish (Tim Burton),  antes de morir en 2005, mientras la película estaba en postproducción y por esta razón se dedicó a su memoria. Falleció cuando estaba trabajando en otra obra e interpretaba a  André The Giant, una destacada figura  de lucha libre,   pero su imagen, la de un joven de 2,29 metros, ha quedado  impresa en un montón de películas e incluso en un clip de Marilyn Manson, Coma White. Ron Zombie le dio un papel de apertura y cierre de su film, una especie de Quasimodo gigante  y misterioso con la cara desfigurada por el fuego, al servicio del grupo diabólico.


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