Feed. Brett Leonard.







Ficha técnica:

Título original: Feed.
País:  Australia.
Año: 2005.
Duración:  101 minutos.
Dirección: Brett Leonard.
Guión: Kieran Galvin,  basado en una idea de Patrick Thompson y Alex O'Loughlin.
Música: Gregg Leonard y Geoff Michael.
Dirección de Fotografía: Steve Arnold ACS.
Diseño efectos especiales: Paul Katte y Nick Nicolau.
Diseño de producción: Jessamy Llewelyn.
Editor Mark Bennett.
Producción: Melissa Beauford.
Co-productores: Patrick Thompson y Alex O'Loughlin.
Productores ejecutivos: Jack Thompson, Chris Foster, John Gregory y Greg Quail.
Becker Films International, Honour Bright y All At Once Production.





Intérpretes:

Alex O'Loughlin: Michael,
Patrick Thompson: Philip Jackson,
Gabby Millgate: Deidre,
Matt Le Nevez: Nigel,
David Field: Padre Turner,
Jack Thompson: Richard


Sinopsis:

Phillip es un investigador de delitos informáticos que sospecha de una página web dedicada al mundo de los “feeders” y las “gainers”, admiradores de la gordura y mujeres extremadamente obesas que encuentran en su relación una forma de satisfacción sexual y emocional. La desaparición de una de esas mujeres y la obsesión por resolver el caso llevarán a Phillip al límite de la locura (Filmaffinity).

Comentario:

Brett Leonard realizó este film dos años antes de la primera depresión económica global que estamos padeciendo, y, como otras muchas películas del género de terror gore o thrillers  escatológicos revelan hasta qué punto está podrido lo que Josep Ramoneda llama intelectual orgánico colectivo, que, carente de respuestas y alternativas a la crisis moral que padecemos , transita con frecuencia por vías de un friquismo radical con un objetivo finalista: difundir sus experiencias en las redes sociales y elaborar vídeos escandalosos  que posteriormente se 'cuelgan' en  plataformas como Youtube, consiguiendo  niveles muy elevados de audiencia que se traducen en pingües beneficios económicos.

Feed, un film explotation de bajo presupuesto, en el sentido de que trata el tema tabú de la obesidad mórbida, exhibida como prototipo de belleza y utilizada perversamente como  contrapunto de la anorexia;  nos muestra mujeres deformes de casi trescientos kilos de peso, a las que un 'cebador' alimenta hasta el extremo de incapacitarlas y  convertirlas en absolutamente sumisas a su propio poder, una forma de sexismo asquerosa y escatológica. Los protagonistas masculinos  están afectados por traumas graves, originados en su infancia. Michael era hijo de una obesa, a la que asesinó y le extrajo la grasa para engordar a otras mujeres; Philip, el investigador de delitos financieros,  también está afectado por el mismo complejo edípico, tras  descubrir a su madre con un hombre que no era su padre, lo que tendrá como consecuencia una relación enferma con las mujeres. Una de las condiciones de este tipo de relación  infame es la la obnubilación y  aceptación de la degradación  por la víctima.

La clave la da Michael, cuando el policía australiano  lo tiene contra la pared, acorralado, mientras le apunta con una pistola, formando con sus manos el cuadro del visor de una cámara: " ¿Vas a dispararme? después de todo estoy grabando. Vas a ser famoso, tu imagen en la red en vivo por todo el mundo. Pude que quieras analizarlo detenidamente. Esta cámara está aquí para algo". Philip  le contesta: "Mientes, no saldrías en tu web en directo, es demasiado peligroso". En el contexto de la subversión de  valores, la mujer a la que intenta salvar el  agente le insulta y le llama  pervertido, un  falso héroe traumatizado y con complejos, que incomoda  a la humanidad con su romántica lucha por la bondad, la justicia y los valores americanos. Discurso muy peligroso que hace mella en  un 'podrido intelectual orgánico colectivo'; los políticos no pueden ser otra cosa que el reflejo de la sociedad a la que representan, puesto que salen de sus  propias filas.

Aprendida la lección, el policía incapaz de oponerse a la corriente, se siente mucho más cómodo dejándose arrastrar por ella. Abandona  a su hermosa mujer, se une a la hermana gorda de Michael y lo convierte en un esclavo, encadenado y degradado,  que demanda que lo alimenten. Mirando a la cámara, es decir dirigiéndose al público, le invita  a unirse a su causa, le apela diciendo, mientras come un sustancioso sandwich: "¡Perdona! ¿Quieres un poco? La reacción de un espectador que ha perdido la inocencia es limitada: o se une a la manada o se retira a su exilio interio.

Una cinta escatológica en la que el sociópata de turno utiliza la afición del pueblo americano por la comida-basura rápida, la fat food, que causa más estragos que el tabaco o el alcohol, y que antes de provocar la muerte causa la inmovilidad de sus víctimas, consumidoras de las célebres hamburguesas y la pasta italiana, muy ostensibles en el film. Sexo, religión y malos hábitos son en este caso los ingredientes del cóctel, que  beben sin resistencia quienes no saben como orientarse en un nuevo mundo tecnológico que los deja al margen. No sé si se podría haber hecho mejor, pero es un caso claro en el que la forma es el discurso, de gran aceptación en amplios sectores de la población, muy integrados en los mass media.  Cine para ver en casa, en la pantalla del ordenador, y en algún caso en el DVD casero, en el que muchos consumen un tipo de producto que apenas tiene cabida en las salas de proyección. La base de un buen estudio que demuestre que estamos bien jodidos.

Cualquiera que se acerque a uno de estos filmes observará que Stanley Kubrick o Quentin Tarantino hacen cuentos para niños, aunque sean infinitamente más peligrosos por su rebelión desde el seno  de la propia sociedad e incluso militando en el mainstream. Quien  se acerca a productos como Feed sabe a lo que va, pero no se puede ignorar que estas películas tienen un público muy amplio, en un espacio muy difícil de controlar, el de la propia intimidad.

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