Seraphine. Martin Provost
El filme de Martin Provost, Séraphine, es una biografía de la pintora naif que nace en Arsy en 1864 y muere en 1942 en un anexo de hospital de Villers-Sous-Erquery a causa de los tranquilizantes, las privaciones físicas y la falta de alimentos durante la invasión alemana en la segunda guerra mundial (notas Mercedes García Bravo).
Quedó
huérfana de padre y madre desde muy niña y trabajó primero de pastora y
a partir de 1881 como sirvienta en el Convento de las Hermanas de la
Providencia en Clermont (Oise). Posteriormente vendió sus servicios de
limpiadora por las casas, por unas pocas "perras".
En
una de estas casas conoce a Wilhlem Uhde, coleccionista, galerista,
marchante y crítico de arte, divorciado de Sonia Terk, que
posteriormente se casó con Delaunay y pasó a llamarse Sonia Delaunay.
Se reunía con artistas en Le Dôme y tenía una galeria en Montparnase.
Lanzó a Picaso, Braque y Rousseau.
Wilhlem
era un cazalentos y se interesaba sobre todo por los pintores naïf,
aunque prefería llamarlos "primitivos modernos" o "pintores del sagrado
corazón".
El problema con Séraphine tiene distintas vertientes: por un
lado era una mujer frágil mentalmente, que necesitaba pintar tanto
como respirar, por otro ambos se encuentran en un periodo en el que se
desarrollan dos guerras mundiales y sufren las consecuencias que
estos conflictos tienen sobre las poblaciones afectadas. Como siempre
padece más la parte más débil.
Parece
que a Séraphine le afecte una maldición: la del pobre al que le toca
la lotería y acto seguido se abole la propiedad privada. Esta mujer,
alentada por Wilhlem no puede entender la situación de crisis
económica, ni por qué no se pueden cumplir sus sueños y gozar de los
privilegios que da la Fama. Acabará, como Camille Claudel, en un
manicomio.
En
medio de su pobreza pintaba con pintura de Ripolin, la más común,
mezclada con tierra, sangre, plantas y aceite de las velas de la
Iglesia. Siempre fue muy devota y amante de los árboles y las plantas a
los que hablaba y abrazaba.
Tres años después de su muerte se realizó una exposición de sus obras en Paris, que tanto anhelaba cuando estaba viva, pero a ella ya no le sirvió de nada. Debido a su escasez de recursos fue enterrada en una fosa común. Es una película muy bien realizada, con una fotografía maravillosa y un buen montaje. No obstante es tan triste que se puede aplicar la máxima de Groucho Marx: "Partiendo de la nada alcanzó las más altas cotas de la miseria."
Tres años después de su muerte se realizó una exposición de sus obras en Paris, que tanto anhelaba cuando estaba viva, pero a ella ya no le sirvió de nada. Debido a su escasez de recursos fue enterrada en una fosa común. Es una película muy bien realizada, con una fotografía maravillosa y un buen montaje. No obstante es tan triste que se puede aplicar la máxima de Groucho Marx: "Partiendo de la nada alcanzó las más altas cotas de la miseria."
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