Los cuatrocientos golpes. François Truffaut





Ficha técnica:

Título original: Les quatre cents coups.
País: Francia.
Año: 1959.
Duración: 94 minutos
Dirección: François Truffaut.
Guión: François Truffaut  y Marcel Moussy.
Dirección de Fotograqfía: Henri Decaë (B & W)
Música: Jean Constantin.
Edición: Marie-Josèphe Yoyotte.
Dirección artística: Bernard Evein.
Sonido: Jean Labussière y Jean-Claude Marchetti.
Dirección de producción: Georges Charlot.
Les Films du Carrosse;  Distribución: De APlaneta Home Entertainment.

Ficha artística:

Jean-Pierre Léaud: Antoine Doinel,
Claire Maurier: Gilberte Dpinel, la madre,
Albert Rémy: Julien Doinel, el padre.
Guy Decomble: el profesor de francés,
Georges Flamant: Sr. Bigey,
Patrick Auffray: René,
Daniel Couturier: chico,
François Nocher: chico
...

Sinopsis:


Antoine Doinel es un niño de doce años, que apenas soporta la crisis  matrimonial de sus padres y  se ve obligado no sólo a ser testigo de los problemas conyugales de éstos, sino también a soportar las exigencias de un severo profesor. Un día, asustado porque no ha cumplido un castigo que el maestro le ha impuesto, decide hacer novillos con su amigo René e ir al cine. Inesperadamente, ve a su madre en compañía de otro hombre; la culpa y el miedo lo arrastran a una serie de mentiras que poco a poco van calando en su ánimo. Deseando dejar atrás todos sus problemas, sueña con conocer el mar y traza con René un plan para escaparse. Film autobiográfico del director.

Premios:

1959: Nominada al Oscar: Mejor guión original
1959: Festival de Cannes: Mejor director
1959: New York Film Festival: Mejor film extranjero
1959: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor película extranjera

 Comentario:

François Truffaut comienza su película con un homenaje a André Bazin, que fue su mentor y lo acogió cuando tenía dificultades, un crítico cinematográfico (1918-1958), que fundó, junto con Doniol-Valcroze y Josep-Marie La Duca Cahiers du Cinema en 1951. Entre sus colaboradores más prestigiosos se encontraban François Truffaut, Chabrol, Godard y Resnais.  En 1957 Truffaut escribió un texto que puede ser considerado el Manifiesto de la Nouvelle Vague: "Los jóvenes cineastas se expresarán en primera persona y nos contarán cuanto les ha pasado: podrá ser la historia de su primer amor o del más reciente, su toma de postura política, una crónica de viaje, una enfermedad, su servicio militar, su boda, las pasadas vacaciones, y eso gustará porque será algo verdadero y nuevo… La película del mañana será un acto de amor" 
  El film narra las experiencias de un adolescente, Antoine Doinel, encarnado por Jean Pierre Léaud, actor-fetiche del autor y su alter ego. Es una obra autobiográfica, en la que un joven, poco integrado en el aula, lo que le acarrea castigos constantes de los profesores, que incluyen vejaciones, humillaciones e incluso algún que otro golpe, no encuentra tampoco paz en su hogar, con una madre arisca, cansada, con amantes, que no puede dedicarle ni tiempo ni afecto; en un momento en que Antoine, ante dos espejos, uno más amplio que abarca la estancia, y otro menor delante que sólo refleja su cara, está buscando su identidad, su ego ideal, encuentra la respuesta en el cine, en la imagen especular que le devuelve la pantalla,; es tal su afición que acude en horario escolar, haciendo pella; este comportamiento y las excusas que inventa le crearán problemas y es muy significativa la secuencia en la que, tras su huida de una casa, que no siente como suya, al regresar la madre lo mima, y lo mete desnudo en su cama, aflorando en su rostro el sentimiento edípico. Pero este momento idílico dura poco y Antoine sigue faltando a las clases e incluso realiza pequeños hurtos, por lo que su padastro le entrega a la policía que lo recluye en un reformatorio para pequeños delicientes. ¡Tan pequeños! hay incluso niñas de seis o siete años.

 Es verdaderamente admirable que personas como Truffaut, tras estas experiencias tuvieran una sensibilidad y una inteligencia sobresaliente, pateada por la sociedad de su tiempo, para disfrutar, siendo un adolescente de cineastas como Bergman, Dreyer, Rosellini, Hitchcock..., que le llevarían años más tarde a convertirse en un director de referencia para los cineastas más grandes de todos los tiempos. Su rebeldía le llevó a desertar del servicio militar; el resultado de su acción una estancia temporal en la cárcel. Muchos pueden dudar de que haya jóvenes que se sientan a gusto con los autores citados, mi experiencia demuestra que es cierto y que Truffaut, en este aspecto, no es único. Los directores de la Nouvelle Vague carecían de recursos y rodaban con luz natural o usando cohes viejos como travellings y otros artilugios rudimentarios; así se rodó, en un dos caballos, el famoso y precioso travelling final de Los cuatrocientos golpes, que nos muestra, de la forma más sencilla y magistral como Antoine Doinel llega al mar, que no había visto nunca, y donde está su libertad. Me gustaría destacar la presencia de cierta misoginia en los intelectuales, cineastas, escritores o poetas de la época, que no sólo la vemos en la madre de Antoine, sino en otras películas suyas como Jules y Jim. Pero éste no era un fenómeno sólo francés.



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