La reina de New York. William A. Wellman












Ficha técnica:

Título original:  Nothing Sacred.
País: Estados Unidos.
Año: 1937.
Duración: 77 minutos.
Dirección: William A. Wellman.
Guión: Ben Hecht, basado en una historia de James H.Street. 
Dirección de Fotografía: W.Howard Greene.
Música: Score: Oscar Levant; Raymond Scott y su Quinteto.
Director artístico: Lyle Wheeler.
Efectos especiales: Jack Cosgrove.
Edición: James E. Newcom.
Vestuario. De Carole Lombard: Travis Banton: del resto: Walter Plunkett.
Productor:  O'Selznick
Selznick International Picture. United Artists.


Intérpretes:

Carole Lombard: Hazel Flagg
Fredric March: Wally Coock,
Charles Winninger: Doctor Enoch Downer,
Walter Connolly: Oliver Stone,
Sig Rumann
Frank Fay
Troy Brown
Maxie Rosenbloom
Margaret Hamilton
Olin Howland.

Sinopsis:


El reportero Wallace Cook propone a su periódico publicar una serie de historias sobre Hazel Flagg, una chica que asegura estar mortalmente intoxicada por exposición al radio. Aunque la chica llega a descubrir que lo que ha dicho es falso, acepta viajar a Nueva York con Cook. La situación se complica cuando ambos se enamoran y, además, un especialista alemán descubre que ella finge su enfermedad.

Comntario:

William A.Wellman , el director de Caravana de mujeres (1951) , convierte en protagonista de su película la ciudad de New York, un monstruo vertical, fálico y patriarcal que creció extraordinariamente con el desarrolilismo de  la década de los 50 del siglo XX, gracias entre  otros al arquitecto de La Bauhaus, Ludwig Mies Van der Rohe, " donde los aduladores y sabelotodos se engañan mutuamente y donde hasta la verdad al contacto con la tierra se vuelve más falsa que un ojo de cristal. El vehículo de la manipulación y el engaño es un periódico, el Morning Star, con unos actores destacados: un periodista, sin demasiado escrúpulos, Wallace Cook, y el director del rotativo.

Para ganar dinero y hacer crecer más 'rascacielos' no se duda en utilizar a las personas, desinformarlas y manipular sus escasos buenos sentimientos. Para ello vale tanto un pordiosero disfrazado de sultán o una  mujer enferma por la contaminación. Los medios crean el mito y lo lanzan a una sociedad hipócrita, que utiliza a los más desgraciados incluso para apartar de las mentes juveniles la amenaza del comunismo. Como advierte el periodista no pasará mucho tiempo antes de que la gente se olvide de Hazel y cree otro mito, harta ya de que tardase tanto tiempo en morir. Una atracción de feria como la mujer barbuda o el niño con cara de perro, o la princesa del pueblo.


Comentarios

Entradas populares