La pequeña. Louis Malle. Ficha técnica






Ficha técnica:

Título original: Pretty Baby.
País: Francia.
Año: 1977.
Duración: 105 minutos.
Dirección: Louis Malle.
Guión: Polly Platt, basado en una historia de Polly Platt y Louis Malle.
Casting: Juliet Taylor y Gary Chason .
Director de Fotografía: Sven Nykvist, A.S.C.
Música, adaptaciín y supervisión: Jerry Wexler.
Decorador del set: Jim Berkey.
Producción: Louis Malle.
Maquillaje: Dave Grayson y Charlene Roberson,
Peluquería: Charlene Johnson.
Productores asociados: Polly Platt 
Diseño de producción: Trevor Williams.
Paramount Pictures.

Intérpretes:

Keith Carradine: Bellocq,
Susan Sarandon : Hattie,
Brookie Shields: Violet,
Frances Faye: Nell,
Antonio Fargas: Profesor,
Matthew Anton: Red Top,
Diana Scarwid: Frieda,
Barbara Steele: Josephine,
Seret Scott: Flora,
Cheryl Markowitz: Gussie,
Susan Manskey: Fanny,
Laura Zimmerman: Agnes,
Miz Mary: Odette,
Gerrit Graham: Highpockets
Mae  Mercer:  Mamma Mosebery,
Don Hood: Alfred  Fuller,
Pat Perkins: Ola Mae,
Von Eric Thomas: Nonny,
Lisa Shames: Antonia,
Sasha Hollyday: Justine,
Henry Braden: Harry,
Patrick M.Burke: modista de Fanny
Joe Catalavetto : modista de Hattie,
Don K. Lutenbacher: modista de Violet.
Hobe May:  granjero,
CC.Courtney: Oficial de la marina.
Philip H.Sizeler: Senador
...


Sinopsis:

El internacionalmente reconocido director Louis Malle abordó un tema tabú, la prostitución infantil, y creó en La pequeña una película de humanidad y belleza. E.J. Bellocq (Keith Carradine) es un fotógrafo en 197, obsesionado con las prostitutas del distrito de la luz roja de Nueva Orleans. Violet,  (Brooke Shields de 12 años), embruja  a Bellocq con su curiosidad y su superficial coqueteo. El tratamiento centrado de Malle de este tema tan controvertido y las excepcionales actuaciones de todo el reparto ( en especial Susan Sarandon, como la madre prestituta de Violet) hacen de La Pequeña una obra imprescindible para los fans del cine de rigor.

Comentario:


Louis Malle, cineasta relacionado con la  Nouvelle Vague,  realiza en 1978 un film, La pequeña,  que hubiera tropezado con grandes dificultades en la actualidad, no sólo por los contenidos escabrosos, que han sacado los videos de UouTube, sino  por el desarrollo de  leyes de protección del menor y contra la violencia de género; la fotografía de Sven Nykvist es de una gran belleza, los ambientes tienen glamour, pero el hecho de utilizar para el papel de la protagonista a una niña de doce años, que todavía no ha desarrollado su cuerpo, es más que discutible. Una grupo de niños y niñas, de distintas edades, viven en un prostíbulo sin contacto con el exterior, rodeados de bellos objetos y ropas y de sirvientes negros ( la acción se desarrolla en New Orleans, en torno a 1917 ); desde su nacimiento han tenido como único referente a sus madres y amigas, y a la madame del lupanar, y su objetivo es alcanzar su estatus e incorporarse a la vida de los adultos, que en este caso supone prostituirse.

No se añora lo que se desconoce: el juego, la educación, los estudios... Un fotógrafo, Bellocq, entra en este mundo sórdido para obtener imágenes constativas de esta realidad y se esfuerza por no involucrarse sentimental ni emocionalmente; el único objetivo es obtener estas imágenes del burdel y transmitirlas a la sociedad.Su inmersión en el local le convierte en testigo privilegiado de la iniciación de la  pequeña, que se realiza mediante una subasta entre los clientes, que la niña vive como una fiesta. Las madres son el referente de sus hijos y por lo tanto, en seres que desconocen los conceptos de bien y mal, no existe ninguna barrera moral que obstaculice la imitación de sus mayores.

 Los miembros del grupo dotados de sensibilidad social y de moral individual, como el pianista negro, muestran la tristeza en la mirada, el resto vive el hecho con alegría. Los que, por suerte, estamos en el otro lado no nos sentimos bien mirando a una niña patéticamente vestida y pintada como una vieja y alternativamente jugando con una rata, comiendo y bebiendo del mismo recipiente que un gato o jugando como un chico con los niños de su edad, para inmediatamente expresarse como una prostituta. Concluido su trabajo y asqueado por la contemplación de este crimen constante, el fotógrafo abandona el burdel; tras una rabieta, la niña se escapa y se refugia en su casa. Él le regala una muñeca, como corresponde a su edad, y la fotografía con ella, resaltando el patetismo de la situación. Pero finalmente cae en la trampa, se enamora y se casa con ella ( no debemos pasar por alto que en la época representada esto no era ilegal, si lo consentían los padres.Te pone enferma.

Lo más violento visualmente es la fotografía de una niña que aún no se ha desarrollado tumbada en una chaise longue,  desnuda y en una postura provocadora. Aunque es posible que Louis Malle hubiera tenido problemas por la difusión de estas imágenes de una menor, no podemos ser hipócritas; hay países en los que se practica el turismo sexual con niños, denunciado por cineastas como Danny Boyle en Slumdog millionaire o Doris Dörrie en Cerezos en flor. Muchos nacen y viven en las cárceles, porque no la sociedad no ha encontrado una forma mejor para que estén con sus madres. Los niños de Malle, como sus madres, no saben leer ni escribir, pero llevan buenas ropas, y precisamente ese estiticismo es lo que afrenta más a la dignidad de los niños, la mayor denuncia que se puede hacer; es escalofriante pensar que alguien pueda disfrutar viendo estas imágenes que son un revulsivo moral,  ¿Cómo le dices a un niño que todo lo que ha vivido como una fiesta desde su infancia es abominable ? ¿Que las personas a quien ha querido no pueden salir de esa isla artificial que se ha generado para ellas ? ¿Quién tiene la respuesta?

Cuando la madre, que ha rehecho su vida y quiere borrar todo resto del pasado, casada con un contratista, arranca a la niña de los brazos del marido, el último plano de su rostro no augura un feliz desenlace. La niña no tiene conciencia de maltrato y su experiencia vital ha sido la de la extrema libertad sin normas, sin obligaciones, con la única salvedad de aguantar a los clientes, que para ella suponen el objetivo, la entrada en la vida de los adultos. ¿cómo aceptará la disciplina de un colegio ? ¿Cómo la relación con jóvenes de su edad ? Demasiadas incógnitas. La verdadera violencia es ésta: privar a los seres humanos de los elementos necesarios para el desarrollo de una vida digna, y aislarlos en ghettos de los que tarde o temprano tienen que salir. El niño ha sido pervertido cuando estaba formando su autoconciencia. En ciertos sectores se vive la prostitución infantil como un drama, una violencia, y es más fácil salir de ella; el caso que plantea Louise Malle es diábolico, aunque no inexistente. ¿Cuántas cámaras podrían dar fe de ello ? Los niños de Sleepers de Levinson vivían para la venganza, la de Malle para regresar al paraiso perdido.

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