Mi tío, Jacques Tati






Ficha técnica:


Título original Mon Oncle.
País: Francia:
Año: 1958.
Duración: 115 minutos.

Dirección: Jacques Tati-
Guión: Jacques Lagrange, Jean L'Hòte y Jacques Tati.
Dirección de Fotografía: Jean Bourgoin.
Música original: Frank Barcellini, Alain Romans y Norbert Glanzberg.
Edición: Suzanne Baron.
Sonido:  Jacques Carrère.
Director artístico: Henri Schmitt.

Diseño de Vestuario: Jacques Cottin.
Maquillaje: Boris de Banow; Renee Rouzot.

Producción: Louis Dolivet, Jacques Tati, Alain Jerouanne y Fred Orain.
Productor asociado: Alain Terouanne.
Director de Producción: Bernard Maurice.
Diseño de producción: Henri Schmitt.
De APlaneta (distribución); Panoramic Films
Película rodada en Créteil y Saint-Maur-des-Fosse, París (Francia), entre el 10 de Septiembre de 1956 y el 25 de Febrero de 1957.


Intérpretes:



Jean Pierre Zola: Señor Arpel,
Adrienne Servantie: Señora Arpel,
Lucien Frégis: Señor Pichard,
Betty Schneider: Betty, hermana del propietario.
Jean-François Martial: Walter,
Dominique Marie: Vecina,
Yvonne Arnaud: la doncella Georgette,
Adelaide Danieli: Señora Pichard.
Alain Bécourt:Gerald Arpel,
Régis Fontenay: Comerciante de tirantes.
Claude Badolle: Comerciante del mercadillo.
Max Martel: Borracho.
Nicolas Bataille: trabajador
Jacques Taty:: Señor Hulot.

Sinopsis:


Mi tío se estrenó tras nueve meses de rodaje y años y medio de mezclas y premontajes. Esto nos da una visión de   la minuciosidad con la que Tati preparaba sus películas, calculando hasta el mínimo detalle. Cuenta Suzanne Barron  ( su colaboradora  en la sala de montaje) que para una sola toma el realizador francés llegaba a probar más de 40 minutos de efectos sonoros diferentes hasta encontrar la mezcla definitiva. También revela anécdotas que denotan  el pasado de music-hall del director galo.



En este film interpreta el papel del Sr. Hulot, y aparece casi siempre como un eremita en su cueva, aunque continúa su lucha por integrarse en  una sociedad que no acaba de entender. Tati dijo una vez: " La película lleva a cabo una defensa del individuo. No me gusta sentirme militarizado. Prefiero vivir en un barrio antiguo y humano que en medio de una red de autopistas, aeropuertos, carreteras y todo el barullo de la vida moderna. La gente no se siente feliz rodeada por todas partes por líneas geométricas." Mr. Hulot es un Quijote moderno, un cruzado romántico y surrealista y demasiado anticuado para el siglo XX. Pero también un conocedor de las vibraciones humanas, de la belleza y la luz, que en definitiva es la base del cine. Jacques Tati es igual que Hitchcock y Chaplin un matemático del lenguaje y del gesto.

Las metáforas planteadas  en Mi tío pueden llegar a ser simples, pero también encontramos gags al más puro estilo del cine mudo de Laurel & Hardy, Buster Keaton o Harold Lloyd, actores todo ellos a quienes Tati rinde  mudo tributo en el sentido literal de la expresión.

(http://www.b.cnet.upc.es)

El protagonista del film, Monsieur, interpretado por el propio Tai, es un personaje amable y extravagante que vive en un barrio humilde. De vez en cuando va a visitara su hermana que vive en una mansión ultramoderna. Su sobrino, Gérard, adora a su tío, pero su padre no ve con buenos ojos la estrecha relación que tiene con su extravagante cuñado.

Comentario:


Su política de autor le integra en los cineastas que cuidan sobre todo el encuadre en la escritura del texto cinematográfico, según terminología de  los teóricos franceses Dominique Villain  y Jacques Aumont. Cuida no sólo lo que queda dentro de él, sino lo que se coloca fuera de campo, como fuente creadora de efecto cómico, ( dilatación del tempo del gag, acumulación de elementos narrativos...) y da una gran importancia al sonido como vehículo narrativo. Se sirve del color como recurso semántico, conectado con la estética del pop art. Elementos que contribuyen al extrañamiento de lo cotidiano que ocupa un lugar único e irrepetible en la historia del cine. (Sergi Sánchez . El Mundo, (El Cultural), 3 de julio de 2003).

Jacques Tati recoge como nadie la transición que se produjo al final de la década de los 50,  con el boom de la construcción y la fiebre consumista en Europa, que afectaba a todos los aspectos de la vida: casas más grandes y asépticas en bloques regulares y uniformes, desarrollo del arte pop, basado en las experiencias de la Bauhaus que introdujo el diseño en artículos cotidianos, que iban desde cualquier objeto de la vajilla hasta la última silla de la casa, pasando por  la ropa de las mujeres, cuyas últimas tendencias recogía la revista Vogue. Frente a este alarde de modernidad,  la asepsia no había llegado al conjunto de  la sociedad francesa, situación que se manifestaba en las calles, donde con frecuencia la basura rebosaba los cubos en los que se depositaba, llenando de inmundicias la vía y las aceras; los verduleros vendían sus frutas y verduras 'frescas', pescado y carne en plena vía pública, sin procurar  las mínimas condiciones  higiénicas, mientras los viejos ociosos jugaban a las cartas en las terrazas cutres de los bares. Este era el mundo que amaba  el Señor Hulot (Jacques Tati), cuya hermana vivía en una casa unifamiliar. en la que la exhibición de ingenios vanguardistas rozaba el ridículo, provocando los momentos más afortunados del film. La primera secuencia en la que se establece  la jerarquía social entre los perros  callejeros y el can pijo de la hermana del Señor Hulot, es la mjor introducción al film que se le podía haber ocurrido.

Ambos mundos estan emblematizados formalmente de forma radical: el Tío no habla en la película, con la excepción de algún adverbio de negación o afirmación y un ¡hola! extraviado; pertenece al mundo del cine silente y se expresa mediante gestos cargados de significación; los nuevos ricos están ridiculizados en el centro de una modernidad de la que se pavonean: flores de plástico, fuentes que emanan agua si la  categoría  de los visitantes lo exige, sillas y sillones de diseño,  concebidos para ser mirados, pero en los que es casi imposible sentarse,  o distribución del espacio de tal manera que apenas deja lugar para el esparcimiento en el amplio 'jardín mecánico'. Por todas partes accesorios de los que se pueden encontrar en las casas d artículos de diseño para pijos.

Gags inolvidables, como el del mechero electrónico del coche, al que el tío trata como una cerilla, fiesta desastrosa del  empresario con empleados, vecinos y amigos,  y otros similares convierten esta película en una delicia. Los roles de las mujeres están claramente establecidos desde la primera secuencia, en el que la ,mujer perfectamente emperifollada persigue a su familia con una trapo del polvo en la mano, limpiando las carteras, de hijo y marido, la valla metálica de la casa, las puertas y embellecedores del coche, buscando ansiosamente una mota de polvo...

Dos mundos enfrentados: uno que se acaba, - tan sólo cincuenta años después la ciudad de Paris resulta francamente irreconocible-, y otro que comienza. Hoy el diseño se ha extendido a todos los objetos que se pueden encontrar en un hogar, aunque hayan sido adquiridos en bazares chinos. Tati recoge el momento en que ambos universos se encuentran y chocan, y el resultado es muy, pero que muy divertido.Asombra la modernidad de los hombres que revolucionaron el arte en la primera mitad del siglo XX, (futurismo, arte pop o neoplasticismo holandés...), con  su concepción arriesgada  de las formas y su deseo de cambiar la sociedad junto con estos nuevos modos de representarla.



Comentarios

  1. Excelente reseña de una película genial! Es una de las más divertidas críticas a la modernidad. Volví a verla hace poco y me impactó la escena de la casa con ojos, sobre la que he escrito un breve texto. Adjunto el enlace por si a alguien le interesa echarle una ojeada:
    http://bailarsobrearquitectura.wordpress.com/2014/02/10/ojos-que-vigilan/
    Saludos y ehorabuena por el blog,
    Iago López

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  2. Magnífico artículo que me viene como bálsamo en estos momentos en los que la calle en la que vivo se ha convertido en peatonal. Una especie de provocación para los desalmados de las grandes vías que la circundan empeñados en que no desaparezca la letrina en la que escondían, debajo de los coches, su desidia y suciedad, mientras los vecinos de las plantas bajas, éstos que te saludan cada mañana, se desesperan y limpian cada día, como en los viejos tiempos, para que no se acumulen los restos que dejan detrás de sí los humanos y los pobres canes que los acompañan.

    Felicidades por tu sensibilidad que seguro que te convierte en un gran arquitecto, pendiente de conservar la humanidad de los edificios. Un saludo y felicidades.

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