Nacida ayer.George Cukor.
Ficha técnica:
Título original: Born yesterday.
País: Estados Unidos.
Año: 1950.
Duración: 103 minutos.
Dirección: George Cukor.
Guión: Albert Mannheimer.
Dirección de Fotografía: Joseph Walker.
Música: Frederick Hollander.
Edición: Charles Nelson.
Productores: S.Sylvan Simon.
Diseño de vestuario: Jean Louis.
Columbia pictures.
Intérpretes:
William Holden: Paul Verral,
Broderick Crawford Harry Borck,
Howard St. John: Jim Devery,
Frank Otto
Barbara Brown
Grandon Rhodes
Claire Carleton
Larry Oliver
Sinopsis:
Billie Dawn es la novia de Harry Brock, un millonario mafioso. Brock
desea convertirse en un miembro respetable de la alta sociedad y está
dispuesto a lo que sea con tal de conseguirlo. Pero se siente
avergonzado de los malos modales de su novia y de su falta de elegancia y
sofisticación. Ésta es la razón por la que contrata a un joven y
atractivo periodista para que le dé a Billie un curso de buenas
maneras. Gracias a la paciencia y al cariño de su tutor, Billie
experimenta una maravillosa transformación.
Comentario:
George Cukor, el cineasta que amaba a las mujeres, nos presenta una 'vampiresa' muy particular, una tontita novia de un gangster, que sufre todo tipo de vejaciones y es objeto de violencia física y psicológica que la obliga a ponerse al servicio de los intereses del empresario embrutecido, que conmueven de forma muy singular al espectador, al tratarse de una mujer de un ingenuidad casi enfermiza.
El hombre no es mafioso al uso, sino un empresario que no respeta ninguna ley y que busca el apoyo corrupto de los congresistas, a los que compra con dádivas, considerando su actuación, velada por un abogado, como una práctica normal. Como le advierte el periodista encarnado por William Holden, todos los días se mata a alguien lo que no convierte el hecho en 'normal', en el sentido de ajustado a la norma.
La mujer no es la desencadenante del conflicto por la caída de los hombres en sus redes de seducción de femme fatale, sino por el candor que despierta en el ego masculino la candidez ignorante de una mujer que necesita ser protegida por el varón, que la manipula o la esculpe como un moderno Pigmalión. El cine negro, sostiene Noël Simsolo, inventa mujeres fatales muy variadas, pero el hombre siempre es seducido por estos cuerpos suntuosos o estos rostros sublimes que pueden pertenecer a queridas de lujo o camareras, empleadas o mecanógrafas.
El interés del empresario de casarse con una simple y maleable mujer responde a tener a su lado a una persona, atada por los sagrados lazos del matrimonio, a la que va desviando sus propiedades y que firma todos los contratos de compra, venta u ocultación que le pone delante, ante la amenaza de unos cuantos palos si se niega y un trato muy humillante si se rebela.
La cinta tiene un tono relajado, circunsrito a espacios cerrados en los que los personajes entran y salen de campo gesticulando y actuando como si no hubiera cuarta pared, muy del gusto de aquellos a quienes atrapa el cine siempre que no se aparte de manifestaciones artísticas exquisitas como el teatro, al que van dando la espalda las nuevas generaciones.
La mujer no es la desencadenante del conflicto por la caída de los hombres en sus redes de seducción de femme fatale, sino por el candor que despierta en el ego masculino la candidez ignorante de una mujer que necesita ser protegida por el varón, que la manipula o la esculpe como un moderno Pigmalión. El cine negro, sostiene Noël Simsolo, inventa mujeres fatales muy variadas, pero el hombre siempre es seducido por estos cuerpos suntuosos o estos rostros sublimes que pueden pertenecer a queridas de lujo o camareras, empleadas o mecanógrafas.
El interés del empresario de casarse con una simple y maleable mujer responde a tener a su lado a una persona, atada por los sagrados lazos del matrimonio, a la que va desviando sus propiedades y que firma todos los contratos de compra, venta u ocultación que le pone delante, ante la amenaza de unos cuantos palos si se niega y un trato muy humillante si se rebela.
La cinta tiene un tono relajado, circunsrito a espacios cerrados en los que los personajes entran y salen de campo gesticulando y actuando como si no hubiera cuarta pared, muy del gusto de aquellos a quienes atrapa el cine siempre que no se aparte de manifestaciones artísticas exquisitas como el teatro, al que van dando la espalda las nuevas generaciones.
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