Stella. John Erman




Ficha técnica:

Título original: Stella.
País: Estados Unidos.
Año: 1990.
Duración: 109 minutos.
Dirección: John Erman.
Guión: Robert Getchell, basado en la novela de Olive Higgins Prouty.
Casting: Howard Feuer.
Director de Fotografía: Billy Williams.
Música: John Morris.
Edición: Jenold L.Ludwig.
Prodcutor: Samuel Goldwyn, Jr.
Co-Productor: Bonnie Bruckheimer-Martell.
Diseño de Producción: James Hulsey.
Productor ejecutivo: David D.Picker.
Diseño de Vestuario: Theadora Van Runkle.
Compañía: The Samuel Goldwyn Company. Distribución: Touchstone Pictures.

Intérpretes:

Bette Midler: Stella Claire,
John Goodman: Ed Munn,
Trini Alvarado: Jenny Claire,
Stephen Collins: Stephen Dallas,
Marsha Mason: Janice Morrison,
Eileen Brennan: Sra. Wikerson,
Linda Hart: Debbie Whitman
Ben Stiller: Jim Uptegrove,
William McNamara: Pat Robbins,
John Bell: Bob Morrison,
Ashley Peldon: Jenny, a los tres años,
Michael Hogan: Billy,
Erick Keenleyside: Wendell,
Jayne Eastwood: nurse.


Sinopsis:

Stella es una mujer, que como muchas otras está dispuesta a sacrificar su vida para que su hija consiga lo que ella no ha alcanzado .La rebeldía innata de los jóvenes torcerá sus planes.

En 1990 recibió dos premios Razzie a la peor actriz para Bette Midler.

Comentario:

John Erman realiza un film poco honesto con las mujeres que han cuidado de sus hijos en un contexto de sacrificio y precariedad, en el que la gente, como dice Stella, sólo va a trabajar y no se plantea si lo que hace le gusta o no. Se contempla  como bien mayor el que la auténtica  madre, la del juicio de Salomón, se aparte para que sus hijos accedan al disfrute de un mejor estatus social y económico. Y lo que es peor lo hace desde un paternalismo insufrible e indigno, en el que la hija a la que la madre ha apartado de su lado arrancando de su corazón todo el amor que le dio cuando era niña, como si de mala hierba se tratara, cuando se está casando con un Jr., -con mayordomo, como los de 'Los caballeros las prefieren rubias'-, sienta la ausencia de la madre, que,  como una indigente,  ve la boda por la ventana. Pero el sacrificio, para que sea útil a la nueva vida que ha emprendido la hija, ha de ser permanente y así lo entiende Stella, que ha decidido 'matarse' como madre de la criatura.

Así entiende que deben ser las cosas quien no sabe que la mayor parte de la población es como Stella y no como el padre de su hija, y tienen trabajo si desean rescatar  de la pobreza a tantos millones de  jóvenes, al tiempo que hacen una  buena acción que les deparará una vida eterna . A  la madre se le agradecen los servicios prestados y se la alaba en la lejanía. Eso sí, nunca delante del marido de su hija, ese chico rico y exquisito. Por otra parte, no sé si Bette Midler se merecía los premios Razzie, que probablemente debían haberse otorgado a gran parte del equipo de realización, cuando se deciden por vestirla como una payasa y comportarse como una lunática, en el hotel que paga con grandes sacrificios para dar una oportunidad a su hija,  porque en él se aloja el distinguido pretendiente ; una mujer que tiene la 'sensatez' de apartarse de su retoña para toda la vida, no puede portarse como el común de los mortales cinco minutos, cuando la sacan de casa. No es difícil imaginar la indignación que debió provocar este film en un país donde la igualdad es una disciplina universitaria en la que destacan intelectuales como Gayle Rubin o Laura Mulvey.

Ben Stiller, un joven de 25 años, interpreta un papel secundario, el de un gañán, Jim Uptegrove, la única amistad masculina a la que puede aspirar una joven como Jenny, si permanece en el hogar materno, cuando  esa madre tan paleta, que no sabe comportarse con un mínimo de discrección,  la ha educado para que sea una mujer libre e independiente con una formación universitaria, y no una currante como ella. De aquí derivan otros grandes errores de comprension de John Erman  del mundo en que vive: ni todos los jóvenes nacidos en el seno de familias trabajadoras visitan diariamente las comisarías, excepto en su imaginación,  ni las carreras universitarias son el puente que utilizan las jóvenes pobretonas para cruzar a la otra orilla. Quizás, si se hubiera quedado en el lado en el que fue educada, al parecer muy bien, según el dictamen de los exquisitos, hubiera encontrado a un joven tan esforzado como ella y no hubiera tenido que renegar de la madre que la trajo al mundo y la crió, eso sí  sola. El cine regresa a la caverna.



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