Cuatro moscas sobre terciopelo gris. Dario Argento







Ficha técnica:


Título original: 4 mosche di velluto grigio.
País: Italia/Francia.
Año:  1971.
Duración: 104 minutos.

Dirección: Dario Argento.
Guión: Dario Argento, Luigi Cozzi y Mario Foglietti.
Dirección de Fotografía: Franco Di Giacomo.
Música:   Ennio Morricone.
Montaje: Françoise Bonnot.
Efectos especiales: Cataldo Galiano.
Dirección artística: Franco Pedacchia.
Efectos especiales: Dino Galiano.

Vestuario: Enrico Sabbatini.  G.P.11.
Departamento de maquillaje: Paolo Boserlli,
estilista de peluquería; Giulano  Laurenti.


Producción: Salvatore Argento.
Director de Producción: Angelo Jacono.
Cinema International Corporation. Seda Spettacoli , Roma, y la Universidad Prod. France-Parigi.

Intérpretes:


Michael Brandon: Roberto Tobías,
Mimsy Farner: Nina Tobías,
Jean Pierre Marielle: Gianni Arrosio,
Aldo Bufi Landi: Patologista ,
Calisto Calisti:  Carlo Marosi,
Marisa Fabbri: Amelia,
Oreste Lionello: El Profesor,
Fabrizio Moroni: Mirko,
Corrado Olmi: Porter,
Stefano Satta Flores: Andrea,
Costanza Spada: ,
Francine Racette: ,
Bud  Spencer.

Sinopsis:


Un  joven baterista de un grupo de músicos, se ve atrapado en una conspiración criminal, en la que aparentemente ha matado a un hombre que lo sigue y del que desconoce incluso la identidad. Una mosca atrapada en un colgante, que al moverse como un péndulo descubre al asesino será la clave para desenmascararlo.

Comentario:


Dario Argento construye con los miembres del estilo giallo que lo caracterizan, un film de background psicológico,  de conflictos generados en el seno de las familias y su aceptación o rechazo del hijo por el padre o la madre en función de su sexo; el complejo de Electra, de la hija despechada, perseguirá a  Nina desde su cuna y le generará fuertes desequilibrios mentales de carácter emocional.

Luz empobrecida y color con abundantes filtros crean el clima  sórdido y  oscuro y de  tensión tan característico del realiador italiano, que nos hace estar espectantes  a causa del miedo ante un peligro absolutamente desconocido, mezclado con una curiosidad malsana, sentimientos favorecidos por la ocultación, hasta el último momento del rostro del asesino. En Rojo oscuro (1975) se preocupará de dejar un indicio que el espectador no percibe a causa de su inclusión entre otros muchos objetos.

La secuencia en la  que el investigador privado persigue a un criminal invisible en el interior del vagon del metro, las escaleras  y por fin en  los lavabos es  paradigmática del buen uso de las posibilidades de la cámara y el juego de planos para hacer sentir vivamente  al público la presencia del criminal, sin necesidad de mostrarlo. El protagonismo del  cuchillo de enormes dimensiones, y otras armas cortantes no defradua al  espectador, aunque evita  mostrarnos  los actos de violencia, centrándose en sus consecuencias.  Un buen film para los amantes de un  cine de terror hecho con maestría y con buen gusto y una buena crónica de la moda popera de la década de los 70 y de mujeres de look muy andrógino, -no sin razón-,  la música del momento, los modestos coches en que se desplazaba el común de los mortales, entre los que destaca el famoso Fiat-600 y una modernidad que apuntaba con fuerza a un mundo que ahora se está desmoronando.


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